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I
En representación de los estados nacionales, la Eletrobrás y la ANDE son las copropietarias de la empresa Itaipú Binacional.
El Gobierno brasileño, que no logró sus pretensiones de la explotación unilateral del Salto del Guairá y del río Paraná, viose obligado a compartir con Paraguay, mediante una empresa binacional virtual, el emprendimiento hidroeléctrico.
Lo que no pudo con la fuerza militar en 1965 lo obtuvo mediante la diplomacia, con un tratado viciado de nulidad, que cedió en bandeja la Itaipú al Brasil.
Rompiendo el objeto y el fin del acuerdo, que reparte en partes iguales la producción energética, la energía generada en la central hidroeléctrica, excepto una mínima porción que no supera el 7%, es aprovechada por la Eletrobrás.
No obstante, para asegurar la gratuidad de la energía no utilizada por la ANDE, Itaipú se encargó del pago de una presunta compensación, que saca del mismo cuero la correa. Al ser insostenible el embuste, desde 1986, el Tesoro brasileño se hizo cargo del abono compensatorio.
Para llegar a este punto se tuvo que modificar los términos del Acta de Foz de Yguazú de 1966.
Es así que la preferencia para la adquisición del excedente no utilizado fue sustituida por el derecho de adquisición y el precio justo por una exigua compensación. Con estos cambios, la ANDE no podía adquirir de Itaipú su propia energía. Como si fuera poco, el mismo tratado atribuyó al lado brasileño injerencias en la seguridad de la margen paraguaya. Pero el dolo quedaría inconcluso sin la nota reversal del 26 de abril de 1973, que otorgó la dirección general, técnica y financiera a funcionarios de la margen brasileña.
Después de 1989, para impedir el control estatal de la empresa binacional, la dúctil justicia local se encargó de blindar jurídicamente el Tratado de Itaipú.
Como si fuera poco, las recomendaciones del célebre economista norteamericano Jeffrey Sachs, quien considera la deuda paraguaya totalmente honrada, corroborando el estudio de la Comisión Nacional de Entes Hidroeléctricos, es echada en saco roto.
II
La Eletrobrás, empresa mixta propietaria de las acciones ordinarias mayoritarias, no pasa por buen momento. La estatal brasileña está seriamente cuestionada por su asociación con el crimen organizado que le arrastra al lodoso fango de la corrupción estatal. Es así que ya no le alcanza la adulterada deuda, que incluye la “espuria”, rechazada por la Contraloría paraguaya, que le permitió erigirse hasta el 2023 como principal acreedor de Itaipú.
Por estos días, la Bolsa de Valores de Nueva York suspendió la negociación de sus acciones. Los auditores no aprobaron los balances por notorias irregularidades. Ya en el 2015, un grupo de inversores norteamericanos le entabló una demanda por inflar artificialmente sus acciones. Las pérdidas inmediatas serían cuantiosas, unos US$ 11.300 millones de sus activos con acciones en caída libre.
De acuerdo con los especialistas, en el esquema de corrupción, sin solución de continuidad, se observan nuevos indicios que dan motivo para otras nuevas investigaciones. Hasta ahora, la auditora encargada se niega aprobar los balances requeridos por la comisión de valores de la bolsa.
Los sobornos que complicó a la Eletronuclear, una subsidiaria de Eletrobrás, escondida a los inversores propiciaron una demanda en el Tribunal del distrito sur de Nueva York. La acción, según la prensa, fue promovida por abogados que representan al accionista James Franklin y a los que compraron ADR (American Depositary Receipts) de Eletrobrás en la Bolsa entre el 10 de febrero de 2014 y el 29 de abril de 2015.
III
Aunque no tenida en cuenta por la Eletrobrás, la ANDE es copropietaria de Itaipú. No obstante, Brasil se resiste aceptar a Paraguay como socio.
En octubre de 2008 –cuando la Eletrobrás inició sus operaciones en la Bolsa de Nueva York– fue publicado un enorme aviso en el Financial Times de Londres, sin mencionar al Paraguay como socio y copropietario de la hidroeléctrica. Últimamente, desde el mercado balcón, la Eletrobrás se aferra a los ingresos de la Itaipú como garantía de pagos. En un comunicado explica que el valor de su deuda líquida, consolidada, está en torno a unos US$ 4.500 millones.
Asegura que cuenta con los ingresos previstos por la venta de la energía de Itaipú Binacional y el aporte de capital de la Unión, que están en el orden de unos US$ 1.700 millones, por lo que tiene suficiente capacidad de pago de sus deudas, así como para afrontar su programa de inversiones.
Para completar la grilla, nos advierte el ingeniero Axel Cid Ayala: Una “caja negra” en Itaipú, en la que era depositado el dinero de las sobrefacturaciones con el que beneficiaban a políticos de turno en el poder fue siempre un secreto a voces”.
Entonces cabe la pregunta si la Contraloría General de la República arbitraría los medios necesarios para coordinar con el Tribunal de Cuentas de la Unión una impostergable auditoría para poner en claro si seguimos siendo solo copropietarios virtuales de Itaipú.
juanantoniopozzo@gmail.com