Night (shot) para niños

El viernes 11, la inauguración de la muestra de fotografía Night (shot) de Gabriela Zuccolillo, irreverente parodia infiltrada en un prestigioso centro cultural, puso de manifiesto que el emperador está desnudo aunque los diseñadores de moda alaben su traje mientras el público, eco de las instituciones, de la academia, de la crítica, asiente y no osa opinar, y el arte (Baudrillard dixit) «especula con la culpa de los que no lo entienden, o no entendieron que no había nada que entender».

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NO TRAJE TRAJE

«…cuanto más hinchado (curatorialmente transgénico) resulte el “sapo-soja”, más posibilidades tendrá de ser “tragado” (vendido) externamente como epítome de la identidad local»

(De ¿Soja cultural o las plumas de Mangoré? texto curatorial de Lorenzo Zuccolillo)

La noche del pasado viernes 11, la inauguración de la muestra de fotografía Night (shot) de Gabriela Zuccolillo, irreverente parodia infiltrada en un prestigioso centro cultural asunceno, puso de manifiesto que el emperador está desnudo aunque los diseñadores de moda alaben su traje mientras el público, eco de las instituciones, de la academia, de la crítica, asiente y no osa opinar, y el arte, como diría Baudrillard, «especula con la culpa de los que no lo entienden, o no entendieron que no había nada que entender».

Solo así se explica lo ocurrido en el Centro Cultural de España «Juan de Salazar». El evidente no saber a qué atenerse de los asistentes al vernissage. Y de los representantes del centro, tal vez, incluso. Que la cultura invierte recursos y genera empleo para nadie es nuevo, ni lo es que el mercado del arte no solo involucra instituciones privadas sino también públicas (cuya existencia tal mercado justifica), pero ¿bastarían los intereses implicados en este circuito para explicar la confusión general, aun la de algunas voces autorizadas, ante el carácter paródico de la muestra, la que a su vez podría explicar, como efecto de su autoridad o su prestigio, la consiguiente confusión del público?

«Honi soit qui mal y pense»! Hay otra explicación, me parece, más probable en este caso.

CRÍTICA Y PARODIA

«¿Ver lo que no podía mirar? ¿Captura de lo neo-hiperreal? O quizás más bien la inversión del trompe l’oeil; y por tanto una posible apertura al campo de lo hiperfantasmal. La trampa de un mundo fractal, donde el objeto fijado en la sucesión de detalles ya no representa; posa, oscila, pendula bajo los comentarios y la celebración estética».

(De Astringente, texto curatorial de María Luis Conti.)

Un modo de criticar es analizar el objeto de la crítica y describir sus defectos, y otro modo es imitarlo para evidenciar sus defectos al ponerlos en ridículo; o sea, parodiar. La parodia hace risible, y visible, algo a todos. Ahora bien, la parodia busca la complicidad del público para que se haga evidente lo absurdo del objeto parodiado, pero si el público no tiene suficiente competencia o capacidad crítica en relación con ese objeto, no entenderá la parodia, y la risa no será desatada.

Tal reacción, sobremanera interesante, revela el poder de convencimiento que tiene sobre la mayoría lo criticado, y muestra que su grado de absurdo ha llegado a ser tan alto que se confunde ya con su propia parodia.

La parodia puede prestarse a confusión pues, dado que es, como dije, un modo de la crítica, a pesar de que imita, en ella importa la diferencia más que la semejanza. La exageración, clave de la comicidad de la parodia, le da su distancia y su diferencia, pero aun así la parodia debe, a fuer de tal, seguir remitiendo siempre al objeto que ridiculiza, y de ahí la ambigüedad que debe a su parecido.

Si la risa se produce, el público puede mirar las cosas –el escenario del arte, en este caso– desde otro punto de vista, pues este es uno de las dones de la risa.

Pero no toda risa es risa fácil.

LA RISA DIFÍCIL

«…[el error sería no ver en “Duchamp”, de la muestra Night (shot)] nada más que una simple rueda de bicicleta clavada en un banco, y, peor aún, ni siquiera eso, sino una reproducción –muy trucha– de la rueda de bicicleta clavada en un banco por otro, cuyo apellido da título a esta obra epónima.

»Es por demás obvio que quien profiera tamaña enormidad no entiende nada de lo que está pasando en el arte actual».

(De El pasmo, texto curatorial de Sadie K, PhD.)

Por ejemplo, la risa puede ser difícil si se propone una imagen fotográfica, por sí misma interesante estéticamente, a la mirada del público como obra de arte, pero al mismo tiempo se destruye dicha postura, o se la hace tambalear, con el título que la acompaña y que, por su longitud o por sus pretensiones (intertextuales, filosóficas, etcétera), es decir, por su desproporción de forma o (disyunción inclusiva) de contenido, induce a sospecha («¿Esto es realmente en serio?»).

Y más difícil es si tal contradicción (entre la propuesta de la imagen como obra de arte para ser tomada en serio, y el texto, incongruente, por su desproporción, con dicha seriedad) se presenta enmarcada por el prestigio y la autoridad del lugar de la institución cultural que respalda lo primero –la propuesta «seria» de la imagen como obra de arte–.

Dado eso, la mayoría verá ante todo que la institución desmiente el aparente absurdo del sospechoso título, y prevalecerá «lo serio».

Y no obstante, bien podría más de un espectador haberse marchado el viernes del lugar con ciertas dudas. Al fin y al cabo, cuando el arte no solo piensa el arte, sino que critica el arte, parodia el arte, se ríe del arte, y lo hace desde las instituciones, los centros culturales, los lugares del arte, esos lugares que con agendas y discursos dicen qué es arte y qué no lo es… Bueno, entonces, este arte que a un tiempo se afirma y se niega como tal, que se propone a la vez como arte y como farsa, ¿es farsa, o es arte?

Si es arte, ¿la farsa estará tal vez, no aquí, sino en otras obras, muestras, artistas (aquí, por ende, parodiados)?

Si es farsa, ¿dónde habrá ido a parar, entonces, el arte?

EL OTRO LUGAR

«Un elemental sentido del orden debe llevarnos a enfrentar resueltamente y sin dilaciones el de por sí evasivo concepto de “arte”, amplio campo donde se codean especímenes de la más diversa laya y catadura, que, al amparo de alambicadas teorías, de la mano de discursos tan vacuos como obscuros, al son de una música que entra en colisión con nuestros valores tradicionales, vienen inficionando el risueño paisaje de nuestras campiñas y el apacible discurrir de nuestras ciudades».

(De Nuevos ropajes para la provocación cultural, texto curatorial de El Vigía Republicano).

El arte ha ido parar, en el caso de Night (shot), al gesto que se propone ante aquello del arte que es parodiado en tanto farsa del arte, a la postura ante un arte parodiado como farsa: desplazado así de la obra, desmaterializada la obra de arte por la risa, suerte de grado cero de separación entre arte y vida, ya no es en los sitios del arte presencia inocente, sino intrusión, infiltración y toma de la Bastilla del arte, y por los propios artistas y curadores, convertidos en terroristas o trols de un mercado del arte cuyos usos remedan en sus propios lugares de reconocimiento.

¿Cabe acaso imaginar algo más artístico que una broma semejante?

Al cruzar, el pasado viernes 11 por la noche, el umbral del Centro Cultural de España «Juan de Salazar», donde la muestra Night (shot) puede ser visitada hasta el próximo sábado 26, me percaté de que la capacidad de legitimación del arte por parte de las instancias autorizadas del circuito se ha vuelto para el público tan autónoma respecto de lo que románticamente cabría llamar artístico, que, como señalé al comienzo, para la mayoría la parodia del arte se confunde con un arte que podría ser su parodia.

No podremos escapar, objetiva ni materialmente, a punta de arte ni a fuerza de ideas, de las condiciones que imperan en nuestro medio (porque vivimos en este medio en el que tales condiciones imperan, bingo), pero podemos reír y, con la risa, mostrar esas condiciones, y poner de manifiesto lo que hay en ellas de absurdo. Y aun si pocos lo ven hoy, desde el porvenir lo verán todos.

Porque el que se ríe mejor, se ríe al último.

Night (shot) - Apuntes visuales sobre la fotografía, el dispositivo y la cita, desencadenados por la serie Night (1992) de Thomas Ruff, con textos curatoriales de María Luis Corti, Sadie K., PhD, Lorenzo Zuccolillo, Rosa de Bogado y El Vigía Republicano, se puede visitar de lunes a viernes de 15 a 21 horas, y los sábados de 18 a 21 horas, en la Sala Goya del Centro Cultural de España «Juan de Salazar», sito en Herrera 834, entre Tacuary y Estados Unidos, Asunción, hasta el sábado 26 de septiembre.

juliansorel20@gmail.com

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