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The 11th Hour (2014) Título original: I Am Here Director: Anders Morgenthaler Con Kim Basinger, Jordan Prentice, Sebastian Schipper
SUSURROS
Una luz, un pequeño trazo de luz se mueve bajo la luz de la puerta abierta, se aproxima a la hoja y finalmente se asoma. Susurra: «¿Mami?». Crepita como los arcos voltaicos, zumba y se quiebra como bobinas hechas con arte para remitir descargas a través del aire. Si uno se fija bien, ese pequeño fantasma eléctrico se parece a una niña cada tanto; las tenues descargas que viajan de un extremo a otro de su diminuto cuerpo revelan tanto como ocultan un vestido no ceñido, un pelo suelto pero ordenado, las formas de un rostro que anhela y busca: «Mami, ya me voy».
No más alta que diez centímetros, llega a la cama, se trepa a la tabla opuesta a la cabecera, salta dejando tras de sí una estela, un fantasma residual que es absorbido por la madera en un instante, camina saltando o doblándose sobre su cintura o apagándose y prendiéndose siempre un poco más adelante en el espacio.
Trabajosamente, sube por las piernas de una mujer dormida; las mantas figuran para ella una cresta empinada que atraviesa, no sin esfuerzo. Llega lo suficientemente cerca como para que su susurro pueda ser oído por la mujer.
Dice: «Mami, de veras lo intentaste». Desaparece.
AMBIVALENCIAS
El fantasma que queda del fantasma, ese fantasma de segundo grado, se apaga cerca del oído de la mujer y por un momento su brillo de hielo parece emitir un aliento cálido.
Aparte de este pequeño milagro, que se puede atribuir al sueño, aparte de los ocasionales susurros que escucha la protagonista llamándola y moviéndola, y que se pueden atribuir a una perdonable personificación de la expectativa y la esperanza, todo en I Am Here está contado en la clave de la realidad: el cuerpo falla y sangra, las conversaciones son malentendidas, el dinero que multiplica las posibilidades puede también multiplicar la soledad, en Europa del Este hay muchas hermosas prostitutas, se puede hacer en menos de doce horas de carretera el recorrido del espacio que hay entre Copenhague y la frontera checa, la ambición es la ansiedad que nace de presentir la cercanía de la muerte.
La protagonista es la directora general de una compañía dinamarquesa de importación/exportación de cierta envergadura. Trabaja en un edificio de acero y vidrio en los muelles y maneja una camioneta cuyo escudo en el volante es imposible no notar. Desea algo que los largos tratamientos en los hospitales no le pueden dar: un bebé suyo, propio, de ella. Resuelta, valiente, abandonada, decide ella misma conseguir lo que le falta y emprende un viaje con ese objetivo. Bajo esa premisa se inicia la tensión en el relato, porque sabemos que el mismo impulso que la ayuda a mantenerse al frente de su organización, un impulso hecho fundamentalmente de valentía y de confianza, puede ahora perderla y matarla.
PROMESAS
La guerra fría, quizás, redujo a Europa a su oeste y su norte; el sur es donde veranea el Continente, el este es la partición extendida de Rusia, el Imperio del Mal. El camino que toma la protagonista es congruente con esta mitología: va desde los muelles soleados y el comercio, desde el orden y la previsión cada vez más extensa, a la madrugada atroz en que se retorna a la noche, al dolor de la pobreza cuyo desorden es promesa para el desesperado. Se dirige primero hacia al oeste por la Vestmotorvegen para cruzar de Selandia a Fiona por el puente del Gran Belt. Pernocta en su coche, quizás en Hamburgo ya, e inicia por la mañana el último tramo de su aventura: la ciudad que busca ya no queda a más de seis horas del sitio.
Gran parte del público de los filmes suele sobrestimar la resolución de los finales. Y no solo la resolución, que compromete un cierto proceso, una cierta manera de establecer unos elementos de la trama, de fijarlos y de darles solución, sino el mero dato de la conclusión, como si decir «al final todos mueren» pudiera arruinar una hora y media de celuloide. Por otro lado, es una aplastante oleada la de este gusto por los finales abiertos; tanto, que ya casi nadie tolera que la resolución de una historia pueda interpretarse de una sola manera, y cualquiera hoy en día es capaz de figurarse un final abierto prácticamente bajo cualquier circunstancia, aunque tuviera para ello que modificar el contenido de la propia trama. Hoy, David Lynch se ha vuelto obsoleto: cada uno tiene su propia aplicación Lynch, que corre en su cerebro una versión alternativa de las escenas que acaba de ver. A esos paradójicos espectadores, que atesoran el final y luego lo disipan, les aviso que I Am Here tiene un final muy imprevisible, pero unívoco.
FÁBULAS
Como en otras fábulas, a la crueldad meramente circunstancial y dotada de un objetivo puntual de la protagonista (crueldad, por ende, un tanto menos que crueldad, ya que puede ser explicada y justificada a priori), se le opondrá la crueldad real, la crueldad que no necesita de objetivo alguno y que desdeña todo lo que no sea ella misma. «¡Yo tengo dinero! ¡Soy muy rica!», promete y clama la protagonista en algún momento, y el hombre de la pistola y la cuerda, el hombre que vive en una casa que se cae a pedazos y guarda en su cochera un auto destrozado por el uso, le dice: «Yo tengo muchísimo dinero…». Obviamente, está hablando en otro idioma.
Por lo demás, la película está muy bien filmada, la historia es muy original y está coherentemente narrada. Interesa desde el arranque fantasmagórico y su interés no decae luego de iniciarse el viaje hacia lo desconocido.
I Am Here pasma y asusta. De todas las películas sobre la maternidad, es una de las más retorcidas. Las actuaciones están perfectas, el ritmo del relato es el adecuado, la resolución del mismo es prodigiosa. Morgenthaler dirigió antes un olvidable corto en The ABCs of Death, colección del año 2013. Y antes dirigió una película titulada Ekko, de la cual IMDb apenas si guarda algún registro.
Anders Morgenthaler
Nació en Copenhague, Dinamarca, el 5 de diciembre de 1972. Además de guionista y director de cine, es escritor y dibujante de cómic y autor de libros infantiles. Estudió en la Designskolen Kolding, la Escuela de Dibujo (la «designskolen», en danés) de la ciudad de Kolding, cerca del fiordo del mismo nombre, y en la Danske Filmskole, la Escuela de Cine de Dinamarca. Trabajó un tiempo de presentador en el canal de televisión danés DR. Su primer largometraje, Princess (2006), un thriller sobre la prostitución y la venganza que confirmó que las películas animadas no necesariamente son inocentes, ganó un Premio de Nordisk Film. Su más reciente filme, I Am Here, con Kim Basinger en el papel principal, trata de una mujer, María, que, al empezar a aproximarse a los cincuenta años, y pese a ser dueña de todo lo que cualquiera necesitaría para ser feliz y más –esplendor, belleza, poder, riqueza, amor–, ve cómo su vida empieza a ser ciega y crecientemente dominada por un ansia devastadora de ser madre.
wilson.villalba@gmail.com