Cargando...
La producción de lácteos y derivados es también uno de los grandes desafíos que tienen los países del planeta. Esto significa difundir y posicionar las prácticas sostenibles de cría y manejo del ganado lechero, de producción y comercialización lácteas, de tal forma que sí se obtengan beneficios económicos, pero haciendo un manejo racional y planificado de los recursos naturales, practicando un sistema de cría que respete la vida de los animales.
SISTEMAS INTENSIVOS DE PRODUCCIÓN
Muchos establecimientos, dedicados a la producción láctea y derivados, cuentan con sistemas de producción en confinamiento, con animales que se crían en espacios muy reducidos. Bajo estos sistemas, no se cumplen con las normas del bienestar animal, por cuanto los animales no están libres de moverse, pueden igual sufrir de sed y hambre, de incomodidad, de dolor, lesiones y enfermedades, de miedo y angustia. Aparte, puede surgir un problema con la acumulación considerable de excrementos y su posterior manejo. Lo contrario ocurre cuando la cría se realiza en fincas en donde los animales tienen acceso al campo, pasturas y forrajes o se tienen bajo sistemas silvopastoriles. Además, la mayor parte del excremento cae en el suelo y sirve como abono natural, aportando y devolviendo nutrientes al suelo.
El SISTEMA SILVOPASTORIL
Es un sistema agroforestal en el cual los animales se encuentran entre, próximos o bajo los árboles (bosque), arboledas y arbustos de diferentes especies, sean nativas o plantadas con fines maderables, industriales (leucaena) o como frutales (cítricos, mango). Entonces, pueden alimentarse de frutos, semillas, forrajes y hojas; además del componente herbáceo. Los beneficios que en estos casos brindan los árboles son varios. Protegen los suelos contra la erosión, actúan como cortinas rompevientos para mitigar los efectos del cambio climático, atenúan la incidencia de la temperatura y ayudan al bienestar de los animales, lo que se traduce finalmente en mayores beneficios económicos para el productor, cuidando el medio.
CONCLUSIÓN
La lechería crece de manera significativa en el país. Esto es bueno siempre y cuando se trabaje con enfoques de sustentabilidad y se cumpla con las normas del bienestar animal. En particular —y siendo este el Año Internacional de la Agricultura Familiar—, se debe fortalecer el rol del pequeño productor rural y su familia, en la producción láctea sostenible, diversificando su producción, incorporándolo en las cadenas de competitividad e industrialización de modo a que con su producción puedan mejorar sus condiciones de vida, ayudando al crecimiento económico, social y ambiental del país.
(*) Especialista en Comunicación Rural