Z, generación digital

Generación Z: nacieron en un mundo digitalizado que influye en sus relaciones sociales, su forma de divertirse, de pensar el futuro y consumir. Su hábitat digital es transversal a sus actividades tanto en la casa como en el colegio. ¿Qué se espera de esta generación hiperconectada y que vive a través de una pantalla?

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La generación Z –nacida desde 1995 en adelante es la que crece con videojuegos y teléfonos celulares– está ganando aptitudes cerebrales en lo relacionado a la velocidad y los automatismos, en detrimento de otras como el razonamiento y el autocontrol, según expertos. La sicopedagoga Laura Barriocanal sostiene que, ya desde pequeños, los chicos manejan o se distraen usando los celulares de sus padres. “Ven a estos absortos o pendientes de las pantallas. Se les filma desde que nacen. Tienen acceso desde muy pequeños a juguetes digitales, diseñados en colores y modelos personalizados”, afirma.

La frase “nacieron con un chip en la cabeza”, que muchos expresan al ver a niños manejando los iPads o teléfonos, es sencillamente natural para ellos. Esto dispara en esta generación una inteligencia práctica y agilidad mental que probablemente no se hayan visto en otras generaciones. Ahora bien, trae algunas consecuencias a nivel de la educación. Al ser extremadamente sensoriales, la lectura es un tema que los docentes van a sufrir.

“Leen cruzado, prefieren los cuadros y se entretienen con presentaciones interactivas. Aprenden colaborativamente mejor que con la educación formal y tradicional. Son más afectos al trabajo en equipo que otras generaciones. La educación, en definitiva, tiene que estar acompañada por la diversión y los sentidos para que puedan aprender”, comenta Andrés Hatum, director del Centro de Investigación Grupo RHUO de IAE Business School.

Características

Para el sociólogo Camilo José Caballero Ocariz, la generación Z es como cuando el hombre empezó a descubrir su universo tras recibir mayor información sobre “cómo funcionan las cosas”. Esta es una generación necesitada de suficiente formación general y cultura científica para comprender el mundo, en niveles mayores que generaciones anteriores. La principal diferencia es que los Z deberán nadar entre más información y tener la capacidad para ello.

Según Caballero Ocariz, los jóvenes viven hiperconectados en relación a las dos generaciones anteriores y a su misma generación. Más propensos a la innovación y el trabajo colaborativo, debido a la facilidad de comunicación. Menos limitados por fronteras físicas. Básicamente, hay que tomar la revolución industrial, la globalización y la revolución de la era de la información, y proyectarlas en ellos.

De los adolescentes, se pueden esperar más desafíos educacionales para poder controlar todo lo que les llega a través de una pantalla. “Básicamente, están obligados a contar con mayores habilidades cognitivas; de lo contrario, mirarán el mundo del modo en como las vacas miran los autos pasar. Ojo que también hay riesgos, pues las estructuras sociales, el Estado, etcétera, entrarán en otra generación. Por ello, también se habla de los riesgos de hipervigilancia, pérdida de privacidad, etcétera”, advierte el profesional.

Refiere que los posibles comportamientos sociales e individuales en el ámbito profesional de esta generación tienen que ver con una mayor especialización, mayor ramificación y mayores especificidades.

“Suele ocurrir que existen oficios o trabajos para los cuales antes no había formación, para quienes los hacían; en cambio, los mismos ahora están en formación… y, asimismo, ciertos oficios y trabajos se suprimen”, explica el sociólogo. Habla, también, de una mayor utilización de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) como herramientas de trabajo: con menos preocupación por la presencia física para trabajar, y con más rapidez y eficiencia para manejar agendas y proyectos si saben dominar las herramientas, mayor saturación laboral si no saben manejarlas.

Más personal

Patricia Sánchez de Valiente, mamá de Benja (6), coincide con los analistas. “Benja es habilidoso. Él no tiene miedo de tocar, experimentar e investigar. Siempre pide más y más información. Desarrolla su creatividad con herramientas que antes no existían, como el Minercraft, un videojuego independiente de construcción, de tipo ‘mundo abierto’. Usa el celular, la computadora, internet y otros. Tiene una arquitectura de pensamiento muy diferente al nuestro”, refiere la madre.

Desde su percepción, los jóvenes “piensan más rápido, pero tienen poco razonamiento, justamente porque ya tienen todo servido. Mis hijos mayores, Mati (16) y Jota (13), nunca entraron a una biblioteca ni tuvieron que hacer su trabajo práctico con máquina de escribir y atender para no equivocarse, porque o si no había que escribir todo de nuevo... Ahora es más fácil en Word, copy paste ¡y listo! Ya está todo en la web”, expresa.

Para la mayoría de los padres y educadores, enseñar a los hijos en un mundo de tantas opciones y ofertas tecnológicas, que no pueden ser controladas totalmente, es simplemente desafiante. Y esto es apenas el principio. La tecnología estará cada vez más presente en la vida de las personas y no será posible separar a los niños de esta. Eso significa que el mejor camino es preparar a los hijos y a sí mismos para esta nueva realidad. Hay que educarlos y entrenarlos intensamente en el colegio. Un resumen de estos fines educativos sería: facilitar la adaptación del educando a su realidad sociocultural, que cada vez es más digital.

Ani, estudiante de secundaria, admite que la tecnología le facilita la vida en todo sentido: “Tengo el teléfono las 24 horas para informarme y socializar”. Más de la mitad de los Z considera que la auténtica vida social transcurre en las redes sociales, en la que el 84 % tiene una cuenta registrada, según una encuesta de la agencia estadounidense JWT. Para ellos, es más sencillo chatear que hablar. Axel, también estudiante de secundaria, sostiene que internet es un gran aliado: “Solo hay que aprender a usarlo bien”.

Optimización de uso

Caballero Ocariz asevera que todo aparato tecnológico necesita de entradas, órdenes o datos de una persona que lo use; una computadora y un celular no hacen nada solos. “La optimización de la tecnología radica en el uso que le da el sujeto, quien tiene que dominar las órdenes que puede darle al aparato. Por este motivo es que los robots autómatas suscitan tanto debate hoy en día. La generación Z sería, en teoría, más propensa a comprender los múltiples usos de un aparato tecnológico y las posibilidades de innovaciones que podrían derivarse de ellos para diversos usos o soluciones”. Aconseja a padres y docentes “remangarse, perderle miedo, superar el desinterés y entender cómo funciona. Sabiendo mejor los usos posibles y las capacidades de un aparato, sabremos mejor cómo optimizarlo”.

La socióloga Diana García manifiesta que, en la actualidad, se percibe un desconcierto del mundo adulto ante el uso de las TIC por parte de las nuevas generaciones. Esto podría deberse al cambio de las viejas formas institucionalizadas de hacer, sentir y pensar la realidad. “Dicho cambio permite reflexionar sobre nuevos entornos cotidianos y afectivos. No obstante, podemos observar que ante dicho cambio persiste ‘el deseo de pertenecer’, es decir, ser parte de un universo simbólico, con una dinámica informal de afiliaciones. (Ser parte de grupos, modas, opiniones, otros)”, dice García.

La búsqueda de la omnipresencia del ‘otro’ o de ‘algo’, dada por la conexión permanente al celular o la PC, se deba quizás a la necesidad de contrarrestar, a partir de un espacio seguro y accesible, la incertidumbre actual en la que se encuentran muchos jóvenes. “Incertidumbre, por ejemplo, en el campo laboral, educativo, en el acceso a la vivienda propia; es decir, una incierta posibilidad de autonomía. Sin embargo, paradójicamente, el uso privado, hiperindividual del celular, posibilita participar de un espacio público, con un cierto ejercicio de poder generacional ante una sociedad adulta que cierra la participación a los jóvenes en las instituciones tradicionales. Por tanto, el uso de las TIC permite a los jóvenes ser agentes, participar, opinar, desarrollar una mayor facilidad para la expresión en nuevos espacios de apoyo, aprendizaje y sociabilidad”, puntualiza García.

Caballero Ocariz señala que podría estimularse la participación mediante la investigación de datos a través de computadoras o tabletas en el aula misma, en clase; enseñar a procesar la información. “Sería la versión 2.0 de lo que antes se quería enseñar con la lectura comprensiva o metodología en el nivel secundario. Hay ciertos ámbitos de formación que anda experimentando con bastante éxito un modelo invertido de lo que se hace hasta ahora: tareas y trabajos prácticos o redacciones se hacen en el aula, asistidos por un docente. Y la absorción de contenidos de un profesor explicando historia o un ejercicio de matemática se hace en la casa, viendo un video o accediendo a un material como ‘tarea’, y luego en el aula se trabaja sobre los contenidos, de manera colaborativa”.

Enfoques

La sicopedagoga Laura Barriocanal sostiene que desde un enfoque sociohistórico cultural somos seres sociales. La cultura en la cual nacemos y nacieron nuestros antepasados deja huellas neurofisiológicas que permiten nuestra adaptación al medio. “Desde esta premisa, desarrollada por la escuela de Vigotsky, el ambiente determina características físicas y psicológicas cambiantes, por lo que es razonable el planteo de que se hayan producido o estemos ante una generación que ya ha incorporado a su estructura nerviosa aspectos vinculados a la forma actual de procesar la información. Se trata del predominio de circuitos cerebrales que potencian la velocidad para el procesamiento de datos. Se desarrollan automatismos motores, que los vuelven capaces de teclear a velocidades asombrosas, mientras simultáneamente realizan otras actividades. Se da predominio al ingreso de la información visual sobre la auditiva”.

Barriocanal insiste en que es imperioso convertir las clases en un incentivo para que el joven investigue, cree, invente, analice. “No espere un espectador pasivo. Ya no es importante lo que se almacena (todo está en Google). Y recordar siempre que es un niño-joven de la era digital, por lo que el desafío es mayor. Aprenden mejor contrastando ideas con sus pares. Los métodos que propicien la cooperación y el diálogo serán herramientas fundamentales a la hora de enseñar”.

En resumen, según Diana García, la Z es una generación con la habilidad de realizar múltiples actividades: laborales, afectivas, de ocio en un mismo momento. Los jóvenes parecieran afrontar una realidad de indeterminación y permanencia del efímero. “Los parámetros estables anteriores son sustituidos por valores más volátiles. Saturados en la velocidad de la brevedad del ‘aquí y ahora’, los lazos y las ataduras del compromiso duradero se desvanecen en proyectos de vidas que se encuentran en una transitoriedad permanente. Probablemente, fenómenos sociales como la alta rotatividad y flexibilidad en los empleos, los divorcios y las múltiples desorientaciones de formación profesional podrían ser explicados si profundizamos los alcances de esta nueva sociabilidad. Por lo pronto, podemos afirmar que la estabilidad se ha diluido”.

Modelos: Modelos: Yei Park, Laura Sánchez y Juan Alcina, para Sight Talent Agency.

ndure@abc.com.py 

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