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Entre canciones, emociones y una vida entregada a la música, una voz desde Madrid contesta la llamada. La sola enunciación de su nombre evoca gran parte de una época dorada. Más de 40 años de trayectoria, cincuenta millones de discos vendidos y más de 500 canciones registradas a su nombre son solo una muestra de la historia del cantautor.
José Luis Perales (70) atiende la llamada que recibe desde Asunción y no tendrá reparos en realizar confesiones, desmitificar leyendas urbanas (musicales), y mostrarse entusiasta y vital, casi como si tuviera 20.
“Mi primera presentación en público fue un verdadero desastre”, revela. “Se dio en el año 1974, creo recordar, para recibir un premio que me daba un locutor muy importante de la Radio Nacional, de España (...). Fue la experiencia más amarga para mí, porque ahí estaba gente tan importante: estaba Julio Iglesias, Mari Trini; además cantaba Camilo Sesto..., la gente más importante de aquel momento, y de repente salí yo, y se me olvidaron la mitad de las letras de las canciones”, recuerda.
Cuarenta años después, el escenario que la vida le presenta es totalmente diferente. Sin ir más lejos, este sábado 31 de enero subirá al escenario del Centro de Convenciones de la Conmebol, en Luque, en el marco de su gira sudamericana. “No pueden faltar los grandes éxitos”, promete. “Es algo que tenemos que llevar siempre. No nos perdonarían si no las cantáramos (risas). Aunque cuando hay tantas canciones, es muy difícil que no falte alguna”, dice, antes de volver a reír.
- Pero los nervios antes de los conciertos, ¿siguen presentes?
- Sí. Yo creo que un artista tiene que tener nervios y los nervios nos dan quizá la responsabilidad. Es verdad que cuando llegas a un sitio y sabes que la gente te espera y te recibe con tanto cariño —como yo he experimentado tantas veces en América y en España—, esa confianza te resta un poco de nervios, pero no te resta responsabilidad. Al revés. Considero que te aporta más responsabilidad, porque la gente quiere ver eso que ha idealizado a través de tus canciones.
- Escribiste canciones entrañables en el repertorio de la música en español. ¿Qué tiene que tener una canción para convertirse en clásico?
-Pues yo creo que tiene que tener mucha verdad. Una historia que si puede ser real, mucho mejor, porque considero que en lo que mejor se inspira un autor es en la realidad de la gente y en sus propias experiencias. Creo que tiene que tener mucha verdad para que la gente se identifique con ella y no pase de moda nunca. Que sea atemporal. Pienso que eso es lo que debe de tener, aparte de esa inspiración que a veces llega y a veces no. Todo es importante, tanto el texto como la historia que cuentas, como la melodía. Y, a pesar de todo, sigue siendo un misterio que quede o no quede en la memoria de la gente.
¿En qué lugar se enamoró de ti?, la verdad- ¿Y cómo es él? (1982) es uno de esos clásicos. ¿Qué recuerdos te evoca esa canción?
- Fíjate que fue una historia de las que, te podría decir, realmente fue inventada. No fue ni una vivencia mía ni fue lo que mucha gente pensó: interpretaron que era una canción hecha de un padre a una hija que se marcha y… no, no. Era una canción que escribí para Julio Iglesias, como pudo haber sido otro tema, un poco en la línea de las canciones que Iglesias por entonces cantaba. Pero, al final, pues la compañía mía de discos me dijo: “No, es una gran canción y no se la vas a dar a Julio iglesias, la vas a cantar tú”. Y, la verdad, es que me creó un conflicto, porque no la había hecho para mí, no la sentía como nada mío y cuando la canto, todavía la tengo que interpretar como si me la hubiera hecho a mí otro autor.
- Esa versión también corrió aquí. ¿Entonces es falso que se la escribiste a una hija?
- Sí, sí. Totalmente. ¡Si mi hija tenía tres años entonces! (risas). Era muy pequeña para un tema tan adulto. Incluso aún me sorprende cuando algunas personas todavía siguen creyendo que se la hice a una niña y, a veces, hay padres que me piden una canción para su niña que tiene 16 años. Y yo se las doy igual, pero me encantaría decirles la verdad, que esa canción no se la compuse para una hija; pero, en fin, cada uno también se las amolda a lo que le toca vivir.
- Te consideran el cantautor hispano más versionado del mundo. ¿Sentiste alguna vez que te hayan matado una canción?
-¡Algunas las han fusilado directamente! (risas). Mira, ocurre más quizá cuando empiezas; ya cuando llevas mucho tiempo haciendo canciones a otra gente también, te haces más selectivo. Sabes qué voz ha hecho mejor tu canción, sabes qué cantante la ha interpretado mejor, ¿no? Y, entonces, ya eres más selectivo para con la gente que eliges para cantar tus temas. Pero es verdad que, al principio, yo quería vivir de la música, era como un traje a la medida, que lo tenía que hacer cada vez que me ponía a escribir. Entonces, si había que escribir un tango, escribía un tango; si había que escribir un pasodoble, escribía un pasodoble o una rumba a diferentes cantantes que —de verdad— ahora me costaría un poco más.
- ¿Alguna anécdota que recuerdes en particular?
-Al principio hice alguna canción y, a lo mejor, el cantante no me parecía el más adecuado, pero yo quería vivir de la música, y un día me inventé un seudónimo para que no se supiera que la canción era mía, porque a mí, particularmente, no me gustaba demasiado. La interpretación fue muy importante y me he arrepentido de eso, porque hace muchos años de esto, pero siempre me quedé con ganas, porque cuando esa canción funcionó y me preguntaban: “¿Quién es el autor?”. Yo decía: “No te lo puedo decir”. Se trataba de Marian Conde, una actriz y cantante muy conocida, muy querida; y, entones, fui injusto con ella. Ahora soy muy amigo de ella. ¡Un día le puedo escribir otra canción! (risas).
- Muchos artistas populares reniegan de sus grandes éxitos. ¿Alguna vez te cansaste de un hit?
- No, porque cualquiera de los éxitos es para estar agradecido, porque, a fin de cuentas, es muy importante tener un éxito con una canción. Pero es verdad que si hubiera tenido éxito con alguna de las canciones que me descartaron (las compañías discográficas) de mis discos, hubiera sido mucho más satisfactorio.
- Es conocida tu posición de no tener obligaciones con alguna compañía discográfica. ¿Llegaste a padecer la presión de la industria?
- (Suspira). Bueno, sí. Yo creo que siempre se sienten presiones, porque cuando la compañía quiere un negocio, busca una manera de rentabilizarlo lo más posible. A veces, el autor o un cantante da unas canciones a la compañía, y la compañía las descarta: “Esta no”, “esta no”, “esta es más comercial”, dicen… Vamos, decían, ya no lo dicen, porque ya no les doy la oportunidad de que lo digan. Porque ahora yo elijo la canción que quiero, la que no quiero. Hago mi disco, me lo produzco yo y doy la distribución para una compañía, y ya. Pero es verdad que la gente que empieza en la música y, sobre todo, si son autores sufren mucho a veces, porque va a haber una canción que quizás va a ser la más querida, la que mejor sientes, la que más trabajo te ha costado o la que más cuenta un poco tu interior y, de pronto, alegremente el productor dice: “No, esta no es comercial”, y entonces te crean una imagen simplemente comercial que odias de por vida, cuando hay otras cosas, aparte de lo comercial, hay sentimientos y hay muchas formas de expresarlo. Existen melodías que no son comerciales, estribillos fáciles, pero que tienes otras cosas, y muchas de esas canciones, lamentablemente, se han quedado fuera de mis discos.
- Para tu más reciente disco (Calle soledad, 2012), trabajaste con tu hijo Pablo Perales, como productor. ¿Cómo resultó esa alianza?
- Ha sido muy bueno, porque tiene una gran vocación por la música, tanto es así, que en este momento, a pesar de estar casado y tener dos hijos, le ha surgido ir a estudiar música —que era una asignatura que tenía pendiente— y está en Berkeley, California, Estados Unidos, estudiando en la mejor universidad de música del mundo.
Posiblemente sea el que produzca mi próximo trabajo, que será un disco para el año que viene, lo cual espero que sea un disco tan especial, como él ha hecho su sueño de estudiar en la mejor universidad de música del mundo, como para mí saber que un músico de esa talla, sea mi hijo.
jorge.coronel@abc.com.py •
Fotos Internet/Songbird.cl/ Coveralia.com/Vivelohoy.com