Un amor que da vuelta al mundo

Se hicieron famosos por su video llamado Síndrome del eterno viajero, viralizado en internet. De tener una vida cómoda en Madrid, España, esta pareja de publicistas españoles, alentados por el amor que se tienen, decidieron tirar todo por la borda y se lanzaron a vivir su gran sueño: viajar por el mundo entero.

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Rubén Señor (40) y Lucía Sánchez (30), ambos publicistas, tenían una vida cómoda en Madrid, España, con trabajo estable y un bonito departamento. Hasta que un día decidieron despojarse de todo, dejar sus trabajos y meterse de lleno a una travesía que ya lleva casi siete meses, en la que el principal objetivo es viajar y conocer el mundo.

Desde Dubái, en entrevista exclusiva vía electrónica, nos contaron que, como muchas personas, toda su vida tuvieron el sueño de dar la vuelta al mundo, “en algún momento”. Una noche, entre copas de vino, decidieron que no había nada más que esperar para iniciar esa aventura.

Dejaron sus trabajos, vendieron todas sus cosas y se compraron pasajes de avión sin retorno. Van de mochileros y duermen donde les caiga la noche, gastando incluso menos de lo que se gasta por día viviendo en Madrid.

Salieron de España el 1 de agosto de 2013. Hoy, casi siete meses después y de haber visitado 12 países en tres continentes, tienen 10 kg menos él y 3 kg ella, pero se sienten más entusiasmados que nunca acumulando, dicen, experiencias de toda una vida.

Antes de emprender la travesía, grabaron un corto llamado Síndrome del eterno viajero. En el material hablan de una “enfermedad” que, a diferencia de cualquier otra patología, puede salvar la vida. Lo definen como “la necesidad de querer estar constantemente en otros lugares. Es sentir que no puedes ser feliz viviendo en un solo sitio. Es la ansiedad de pensar que te estás perdiendo cosas... otras costumbres, otros colores, otros sabores. Es no limitarte a lo que conoces”. A menos de un mes de haberse subido a internet, ya obtuvo casi 300.000 visitas en YouTube, en el que personas de todo el mundo se diagnostican esta “patología” y cuentan sobre sus deseos de viajar o de lo bien que les fue cuando lo hicieron.

Este viaje es una gran aventura para ambos, que empezaron a viajar desde muy pequeños, pero de diferentes formas. Rubén, que antes del viaje había conocido casi 40 países de Europa, también los Estados Unidos, y vivió un año en Praga (República Checa), siempre lo hacía como turista “normal”. En cambio Lucía, según ella misma, era “carne de camping” desde muy pequeña. Sus padres la metieron a dormir en una tienda de campaña por primera vez a los ocho meses. Además de trabajar en la Isla de Man (Reino Unido) y Holanda, había conocido antes la India y gran parte de Sudamérica, entre ellas Ciudad del Este, como “mochilera”.

Sobre su paso por nuestro país dice: “Recuerdo ese enorme mercadillo, lleno de todo lo que uno se pueda imaginar y muchos vestidos de novia de todos los colores. En España, las novias por aquel entonces se casaban todas de blanco, así que esas tiendas me sorprendieron mucho. Definitivamente, tenemos que ir con calma y más tiempo para conocer todo lo demás”.

En esta travesía, la pareja estuvo en China, Laos, Tailandia, Birmania, Malasia, Singapur, Indonesia, Filipinas, Hong Kong, Nueva Zelanda, Australia, Dubái y, hace unos días, llegaron hasta Argentina, donde bajarán hasta Tierra del Fuego, luego irán a Chile, Bolivia, Perú, y gran parte de Centroamérica y Norteamérica.

Sobre la convivencia explican que hay una descoordinación en cuanto a ritmos vitales, pues Rubén es buen madrugador. Se levanta con energía y deseando hacer muchas cosas, mientras que Lucía es todo lo contrario. Según avanza el día, sus biorritmos funcionan mejor. Comentan con ternura que siempre hay un momento del día en el que uno le ve dormir al otro.

Lucía y Rubén no salieron con mucho dinero. Dicen, sin embargo, que hay muchas formas de generar ganancias mientras uno viaja. “En China, por ejemplo, dimos clases de inglés a cambio de alojamiento y comida en un colegio, escribimos artículos para la web de una empresa. Hacemos fotos, practicamos couchsurfing (durmiendo en casas familiares), nos movemos en transportes locales o hacemos autoestop, dedo, compramos comida en los supermercados o comemos en los puestos callejeros”, explican.

Estos jóvenes apenas van por la mitad del año de travesía, pero ya pasaron de todo y hasta tuvieron que dormir en las ramas de un árbol en plena selva del Taman Negara (Malasia), pues para ahorrar decidieron dar un paseo sin guías. Dicen que fue la única vez que sintieron que su vida corría peligro. “Estar a punto de perderse en la jungla y tener que dormir subidos a una rama mientras llueve toda la noche es bastante, digamos, intenso”, relatan.

Parte de esta aventura también es la gastronomía. “Hemos probado muchos platos deliciosos en todas partes. Quizá uno de los que recordamos con más cariño es el canguro que probamos en Australia. La que menos nos ha gustado es una salsa hecha a base de cabezas de pescado en Birmania. Ellos la utilizan mucho y, después de todo un mes allí, no conseguimos acostumbrarnos a su fuerte sabor y, mucho menos, a su olor”.

Lucía y Rubén dicen que lo mejor de viajar juntos es “la complicidad, la conexión extrema y el poder compartir experiencias increíbles con alguien a quien quieres y que, sobre todo, te recuerda quién eres”.

Compañía

Con el objetivo de compartir esta aventura con todas las personas que sueñan hacer un viaje como este, Lucía y Rubén crearon el blog Algo que recordar, donde casi a diario suben fotos y relatan constantemente sus aventuras. También tienen una página en Facebook y una cuenta en Twitter donde van describiendo sus vivencias y animando a los seguidores a luchar por sus sueños, demostrando que para hacerlos realidad, solo se necesita una voluntad verdadera.

Sepa más

Web: algoquerecordar.com

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Twitter: @algoqrecordar

Pinterest: algoq

mbareiro@abc.com.py 

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