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De Sauce Viejo, Santa Fe, Argentina, vino la artista Daniela Arnaudo (36) a exponer La hora detenida, una serie de piezas bordadas a mano sobre pvc cristal (una especie de tela plástica), que simulan ser piel o huellas de sus ancestros, en el Centro Cultural Citibank. La relación de Arnaudo con nuestro país no es de ahora. Ella ya había venido varias veces a visitar a su padre, quien trabajó en Asunción durante dos años como gerente de una empresa láctea.
La artista trabaja desde hace varios años en las artes audiovisuales —videos y fotografías—. Fue así que, recorriendo los espacios visuales, conoció el Centro Cultural a través de otra artista, Bettina Brizuela. Así se enteró de las convocatorias que se hacen anualmente. “El año pasado envié el proyecto de exposición y quedé seleccionada”, cuenta.
La particularidad de sus obras es que son pinturas o dibujos hechos con hilos. Explica que son más bien abstractos, planos de colores yuxtapuestos, no al lado del otro, pero que representan todo un proceso de trabajo que viene todo por atrás. “Me detengo más que nada en todo lo que tiene que ver con el lienzo o la piel. Entonces, lo que hago es registrar toallas de mano, en unos; en otros, la piel de mis abuelos o en una gran muralla hecha con bolsas”.
Así, en sus obras se puede ver la piel de su abuelo Tito, de su abuela Edelvina; las toallas de Marta, Mónica y Marcelo. “No es un punto de bordado reconocible, es una cadencia, una manera de ser y estar habitando el espacio en cada plano que se sucede. Y en ese andar recurrente de puntos y líneas se va dejando atrás la referencia que dio inicio al viaje. Las pieles dejan de ser pieles, las telas dejan de ser telas, donde hubo un terraplén solo queda recordarlo y la primacía de las formas primeras se desvanece en el intento de esconder lo que se evoca”, comenta sobre la obra Cintia Clara Romero, quien hizo la curaduría y acompañó a la artista para la exposición en nuestro país.
Arnaudo toma fotografías de los rostros y pasa sus rasgos más resaltantes digitalmente para después bordarlos ella misma a mano. Esta afición por el bordado le surgió a muy temprana edad. Cuando iba a jugar a casa de sus amiguitas llevaba hilos y agujas. “Desde chiquita jugaba bordando”, recuerda. Y aunque, a medida que iba creciendo, lo fue dejando de lado, luego, con los años, lo retomó y ahora es su técnica para producir arte textil.
“Mis obras tienen que ver con las cosas que veo y me llaman la atención. Las tomo para hacer los bordados. Fue más desde pensar el hilo como línea y desde el dibujo, también. Como si estuviera trazando líneas. En vez de dibujarlas, las hago con hilos”, explica. En cuanto a los colores tierra, que son los que priman en su obra, detalla que tienen la influencia del espacio en donde reside. “Vivo cerca del río Coronda, en Santa Fe, así como el Paraná y el Salado que son de color marrón oscuro, pardos. La geografía influenció en los colores de mi obra”, refiere.
Confiesa que en lo textil sus referentes son Chiachio y Giannone, de Argentina. “Pero como trabajo desde la acción, más desde lo performático, el teatro, también me gusta lo que tiene que ver con lo artístico, como la mexicana Teresa Margolles”, detalla.
En cuanto a sus planes, cuenta que tiene proyectos de seguir con el video y la performance, por un lado, y el bordado, por el otro. “La última obra en bordado que hice fue intervenir sábanas y fundas, que eran de mis abuelos. Todavía sigo en ese proceso”. Una interesante técnica para dejar plasmada las huellas de sus ancestros a través de la aguja y el hilo.
La muestra se inauguró el 12 pasado en el Centro Cultural Citibank y se extiende hasta el 28 de julio.
Fotos: Gentileza.