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Si hubiera un calificativo para Rolando Chaparro, sería innovador. Es un incansable creativo. Prueba de ello son sus facetas de cantante, compositor, multiinstrumentista y productor, cuyo estilo incorpora elementos folclóricos al rock, jazz, funk, blues... De hecho, fue el primero en fusionar rock con música paraguaya, cuando integraba el grupo Krhizya, y aunque de aquellas primeras críticas algunas no fueron favorables, finalmente la propuesta "pegó" y fuerte. "Nuestra primera fusión fue con Reservista purahéi, una guarania escrita por Félix Fernández, con música de Agustín Barboza. Recuerdo que estaba don Agustín el día que íbamos a presentar en la Plaza de la Democracia, y la verdad es que teníamos un poco de temor ante su reacción. Había mucha expectativa tanto de nuestro público como del músico. Ya al finalizar, don Agustín se acercó. Acá viene a matarnos, me dije, pero no, lo que hizo fue abrazarnos. Eso significó una bendición; le encantó el enfoque, el respeto que le dimos a la melodía dentro del blues", cuenta.
Sin duda, la propuesta "cayó" bien. Más allá de algunas objeciones, lo claro es que promocionó y elevó a Chaparro. "Marcó un hito en lo que se refiere a versiones de música popular paraguaya fusionada al rock. Se escuchó en todas las emisoras, y el mismo Agustín Barboza nos invitó a participar del Festival del Takuareê. Fuimos el primer grupo de rock en participar de un festival de música folclórica paraguaya".
En realidad, en la trayectoria de este músico hay muchos "primeros". Además de ser el primero en fusionar rock con folclore y en participar en ese festival exclusivamente, ahora también se erige como el primero en fusionar música de Agustín Barrios o "Mangoré". "Es un disco que logró materializarse gracias al apoyo de personas como Carlos Salcedo, un gran investigador de la vida de Agustín Barrios, y también de entidades que están apoyando la iniciativa, como El Cabildo. Ya tiene nombre, se llama Bohemio, incluye once tracks;diez son de Barrios y uno mío. Estamos concluyendo el material que seguramente vamos a presentar en agosto o los primeros días de setiembre", adelanta.
Para Chaparro, trabajar la música de Barrios, desde otra óptica, desde la suya, desde la guitarra eléctrica, desde el rock, es una experiencia brutal. "El material está grabado con mis músicos, con Luis Tellechea en el bajo, Luis Chaparro en la batería, José Farías en el teclado. Ya hicimos algunos adelantos y está teniendo muy buena receptividad. Rockear con las músicas de Mangoré como La Catedral, Las abejas, Danza paraguaya, Danza guaraní, Caazapá, London Karape, es impresionante".
-De estar vivo Barrios, ¿creés que hubiera tenido la misma reacción de don Agustín Barboza?
-Mangoré también estaba muy adelantado a su época y de hecho incursionaba en varios estilos. Era un visionario. No era de quedarse con la guitarra clásica; llegó a tocar con cuerdas de metal, lo cual tampoco fue muy bien visto. De hecho, sus músicas nunca las tocaba una igual a otra; él salía, se presentaba vestido como un indio, tenía una personalidad muy amplia, era un bohemio, un innovador, un viajero eterno; tocó por los vecindarios, por toda Latinoamérica. Estuvo coqueteando con muchas cosas. Si estuviera vivo, hubiera participado del disco y, de alguna manera, creo que lo hubiera bendecido, hasta creo que estaríamos "mangoreando" juntos.
-¿Costó lograrlo a nivel creativo o económico?
-Agustín Barrios es un referente muy importante de nuestra música, de nuestra cultura. Es una posibilidad que ya venía manejando desde hace algún tiempo y que ahora lo estoy concretando. Mangoré de por sí ya es una inspiración total, absoluta, así que no fue difícil lograrlo; con la dedicación y el esmero que le ponemos a todo nuestro trabajo, estamos logrando un disco excelente, está quedando. Como ya dije hay apoyo de instituciones, de personas...
-El panorama en Paraguay siempre es difícil, no se venden muchos discos, es difícil hacer conciertos, ¿qué te empuja a seguir peleando?
-Creo que hay que dejar huellas. Pasar por la vida sin dejar un legado no tiene sentido. Bohemio es mi disco número 18 y voy por más; o sea, más allá del interés económico, lo importante es haber aportado algo desde el escenario que nos toca actuar. Hay que producir; estamos de paso por esta tierra y tenemos que dejar huellas...
-Para las personas que no te conocen, ¿qué podés contarnos de tu trayectoria?
-A ver... hagamos un poquito de historia... Profesionalmente, arranqué en el 87 junto a Ñamandú, trío de tendencia folklórica, pero antes ya estaba con Síntesis. Con Ñamandú realicé varias giras y grabaciones discográficas por el interior de nuestro país y por varios países de América Latina. Grabamos cuatro discos. Fue la época en que empecé a cobrar por tocar. Estuve con ellos hasta el año 91, tiempo en que volví a recrear Síntesis y continué mi carrera profesional, con estilo más pop, funk, baladas. Paralelamente, formé parte de la banda de jazz-fusión y proyección folklórica del saxofonista William "Palito" Miranda. Con él participamos de festivales internacionales de Argentina, Chile y Brasil. En el 94 formé un nuevo grupo, Krhizya, de tendencia rockera, "más cruda". Con Krhizya, grabé un disco en el cual se encuentra un tema clásico de la música folklórica paraguaya, "Reservista purahéi", pero en una versión blusera. En el 2003 saqué mi primer disco como solista. También realicé proyectos en carácter de solista, como Guitarreros, junto a Efrén Echeverría, Juan Cancio Barreto y Barni Chaparro. Tengo, además, varias composiciones dentro del Nuevo Cancionero Popular paraguayo y un centenar de obras de diversos géneros que incluyen jazz-fusión, proyección folklórica, música para teatro, "jingles" comerciales, músicas para cortometrajes y largometrajes, para miniseries televisivas, de videos y de entretenimiento; mi trayectoria incluye también conciertos, presentaciones con la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción, que me llevaron a grabar dos discos. Recibí varias distinciones, premios, en la lista de éxitos musicales llegué a estar número uno; en fin, no me puedo quejar...
-¿Cuáles fueron las influencias que más te llegaron para que decidas hacerte músico?
-Desde chiquito me gustó la música, a los tres años más o menos; desde que tenía uso de razón ya quería ser músico y no tenía influencia alguna en ese entonces. Comencé con la guitarra, como principal instrumento, claro que antes pasé por algunas latas de leche Nido a modo de batería, pero definitivamente a los nueve años ya estaba estudiando con Rudy Heyn, Kuky Rey, Carlos Schwartzmann, siempre la guitarra. Con Schwartzmann incursioné más en el campo jazzístico. También seguí la carrera de Filosofía, obtuve el título, trabajé como periodista, pero estoy aquí con la música.
-Pasaste por los famosos festivales de la escuela, de colegio...
-Sííí. Participaba de festivales intercolegiales, interparroquiales, siempre armando cosas acústicas, pero, como ya te decía, con Ñamandú fue el despegue y así fui formando mi carrera...
-Musicalmente, cómo te definís.
-Musicalmente, en cuanto a estilo, soy muy ecléctico. Vengo del rock, eso es categórico, pero no podría encasillarme en un solo estilo, de ahí la diversidad de mis propuestas, de investigar, de incursionar en situaciones que normalmente antes no se hacían, de crear, fusionar estilos. Costó al principio, pero valió la pena la perseverancia. Ahora ya hay otros grupos siguiendo la línea, esta veta que me parece muy interesante; te hablo del jazz, del rock, de las baladas, del funk. Me interesa toda la música en general, aunque a veces puede resultar un problema porque la gente no te identifica con un solo estilo.Particularmente, me gusta sorprender a la gente con cosas nuevas, no podría estar haciendo siempre lo mismo, y me gusta sorprenderme a mí mismo también.
-Para vos, ¿qué define a un rockero?, ¿campera de cuero, pelo largo...?
-Se tiene el concepto de que el músico es trasnochador, toca por dos pesos, son todos drogadictos; quizás en algún momento se dio este panorama, pero conozco excelentes músicos, criteriosos pelilargos. Quiero reivindicar el trabajo del músico: es un trabajador, invierte su tiempo, vive de su arte. Yo vivo de la música, aparte de producir, grabar, tocar, además enseñar en el Conservatorio Nacional, enseño en forma particular... Creo que el "bohemiaje" es el amor al arte.
- ¿Qué podés decirnos de tu vida fuera del escenario?
-Soy papá de Fabi (21) y Ceci (11)... Estoy separado desde el 2008, soltero recuperado; estoy de amo de casa sin servicio doméstico, estamos buscando una empleada; por ahí si saben de alguien, avisen, por favor, y bueno, estoy con mis hijas, mis sobrinos; esa es mi vida.
-¿Ser padre cambió tu forma de hacer música?
-No tiene mucho que ver, al menos para mí. Reconozco que ser padre es muy fuerte, pero siempre estoy cambiando, viviendo cosas nuevas. Ser padre te cambia, obviamente, después cuando te separás te cambia otra vez la vida, y luego cuando te quedás sin empleada te vuelve a cambiar... y así... todo el tiempo cambian las responsabilidades y hay que estar batallando siempre.
-De todas tus músicas, ¿hay alguna por la que sientas especial cariño?
-Componer es algo que marca un momento, así que cuando hice cierta canción, era una determinada etapa de mi vida, por lo tanto tuvo un valor; a todas les tengo un especial cariño porque formaron parte de mi evolución.
-¿Cómo es tu proceso de composición?
-Siempre trabajo primero la música, después la letra; hay otras que hago en simultáneo tanto música como letra; las composiciones no siempre son personales, a veces son inspiraciones en terceros...
-¿Qué le ofrecés a la gente cuando va a verte?, ¿cómo la convencés para que vaya de nuevo?
-No me planteo eso. Toco con el corazón simplemente, me dejo llevar por lo que siento. Hay a gente que le gusta y a otras que no. En todo es así, pero no me estreso creando situaciones que puedan llevar a más público.
-¿Vas a conciertos de rock?
-A los que me interesa y a los que puedo, sí. En general, me interesan ver shows siempre, principalmente los de banda nacional.
-¿Contento?
-Feliz. Es lo que siempre quise y es lo que batallo. Estoy agradecido con todo lo que tengo. Categórico.
FOTOS: ABC Color/Jorge Rolón/Archivo
Sin duda, la propuesta "cayó" bien. Más allá de algunas objeciones, lo claro es que promocionó y elevó a Chaparro. "Marcó un hito en lo que se refiere a versiones de música popular paraguaya fusionada al rock. Se escuchó en todas las emisoras, y el mismo Agustín Barboza nos invitó a participar del Festival del Takuareê. Fuimos el primer grupo de rock en participar de un festival de música folclórica paraguaya".
En realidad, en la trayectoria de este músico hay muchos "primeros". Además de ser el primero en fusionar rock con folclore y en participar en ese festival exclusivamente, ahora también se erige como el primero en fusionar música de Agustín Barrios o "Mangoré". "Es un disco que logró materializarse gracias al apoyo de personas como Carlos Salcedo, un gran investigador de la vida de Agustín Barrios, y también de entidades que están apoyando la iniciativa, como El Cabildo. Ya tiene nombre, se llama Bohemio, incluye once tracks;diez son de Barrios y uno mío. Estamos concluyendo el material que seguramente vamos a presentar en agosto o los primeros días de setiembre", adelanta.
Para Chaparro, trabajar la música de Barrios, desde otra óptica, desde la suya, desde la guitarra eléctrica, desde el rock, es una experiencia brutal. "El material está grabado con mis músicos, con Luis Tellechea en el bajo, Luis Chaparro en la batería, José Farías en el teclado. Ya hicimos algunos adelantos y está teniendo muy buena receptividad. Rockear con las músicas de Mangoré como La Catedral, Las abejas, Danza paraguaya, Danza guaraní, Caazapá, London Karape, es impresionante".
-De estar vivo Barrios, ¿creés que hubiera tenido la misma reacción de don Agustín Barboza?
-Mangoré también estaba muy adelantado a su época y de hecho incursionaba en varios estilos. Era un visionario. No era de quedarse con la guitarra clásica; llegó a tocar con cuerdas de metal, lo cual tampoco fue muy bien visto. De hecho, sus músicas nunca las tocaba una igual a otra; él salía, se presentaba vestido como un indio, tenía una personalidad muy amplia, era un bohemio, un innovador, un viajero eterno; tocó por los vecindarios, por toda Latinoamérica. Estuvo coqueteando con muchas cosas. Si estuviera vivo, hubiera participado del disco y, de alguna manera, creo que lo hubiera bendecido, hasta creo que estaríamos "mangoreando" juntos.
-¿Costó lograrlo a nivel creativo o económico?
-Agustín Barrios es un referente muy importante de nuestra música, de nuestra cultura. Es una posibilidad que ya venía manejando desde hace algún tiempo y que ahora lo estoy concretando. Mangoré de por sí ya es una inspiración total, absoluta, así que no fue difícil lograrlo; con la dedicación y el esmero que le ponemos a todo nuestro trabajo, estamos logrando un disco excelente, está quedando. Como ya dije hay apoyo de instituciones, de personas...
-El panorama en Paraguay siempre es difícil, no se venden muchos discos, es difícil hacer conciertos, ¿qué te empuja a seguir peleando?
-Creo que hay que dejar huellas. Pasar por la vida sin dejar un legado no tiene sentido. Bohemio es mi disco número 18 y voy por más; o sea, más allá del interés económico, lo importante es haber aportado algo desde el escenario que nos toca actuar. Hay que producir; estamos de paso por esta tierra y tenemos que dejar huellas...
-Para las personas que no te conocen, ¿qué podés contarnos de tu trayectoria?
-A ver... hagamos un poquito de historia... Profesionalmente, arranqué en el 87 junto a Ñamandú, trío de tendencia folklórica, pero antes ya estaba con Síntesis. Con Ñamandú realicé varias giras y grabaciones discográficas por el interior de nuestro país y por varios países de América Latina. Grabamos cuatro discos. Fue la época en que empecé a cobrar por tocar. Estuve con ellos hasta el año 91, tiempo en que volví a recrear Síntesis y continué mi carrera profesional, con estilo más pop, funk, baladas. Paralelamente, formé parte de la banda de jazz-fusión y proyección folklórica del saxofonista William "Palito" Miranda. Con él participamos de festivales internacionales de Argentina, Chile y Brasil. En el 94 formé un nuevo grupo, Krhizya, de tendencia rockera, "más cruda". Con Krhizya, grabé un disco en el cual se encuentra un tema clásico de la música folklórica paraguaya, "Reservista purahéi", pero en una versión blusera. En el 2003 saqué mi primer disco como solista. También realicé proyectos en carácter de solista, como Guitarreros, junto a Efrén Echeverría, Juan Cancio Barreto y Barni Chaparro. Tengo, además, varias composiciones dentro del Nuevo Cancionero Popular paraguayo y un centenar de obras de diversos géneros que incluyen jazz-fusión, proyección folklórica, música para teatro, "jingles" comerciales, músicas para cortometrajes y largometrajes, para miniseries televisivas, de videos y de entretenimiento; mi trayectoria incluye también conciertos, presentaciones con la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción, que me llevaron a grabar dos discos. Recibí varias distinciones, premios, en la lista de éxitos musicales llegué a estar número uno; en fin, no me puedo quejar...
-¿Cuáles fueron las influencias que más te llegaron para que decidas hacerte músico?
-Desde chiquito me gustó la música, a los tres años más o menos; desde que tenía uso de razón ya quería ser músico y no tenía influencia alguna en ese entonces. Comencé con la guitarra, como principal instrumento, claro que antes pasé por algunas latas de leche Nido a modo de batería, pero definitivamente a los nueve años ya estaba estudiando con Rudy Heyn, Kuky Rey, Carlos Schwartzmann, siempre la guitarra. Con Schwartzmann incursioné más en el campo jazzístico. También seguí la carrera de Filosofía, obtuve el título, trabajé como periodista, pero estoy aquí con la música.
-Pasaste por los famosos festivales de la escuela, de colegio...
-Sííí. Participaba de festivales intercolegiales, interparroquiales, siempre armando cosas acústicas, pero, como ya te decía, con Ñamandú fue el despegue y así fui formando mi carrera...
-Musicalmente, cómo te definís.
-Musicalmente, en cuanto a estilo, soy muy ecléctico. Vengo del rock, eso es categórico, pero no podría encasillarme en un solo estilo, de ahí la diversidad de mis propuestas, de investigar, de incursionar en situaciones que normalmente antes no se hacían, de crear, fusionar estilos. Costó al principio, pero valió la pena la perseverancia. Ahora ya hay otros grupos siguiendo la línea, esta veta que me parece muy interesante; te hablo del jazz, del rock, de las baladas, del funk. Me interesa toda la música en general, aunque a veces puede resultar un problema porque la gente no te identifica con un solo estilo.Particularmente, me gusta sorprender a la gente con cosas nuevas, no podría estar haciendo siempre lo mismo, y me gusta sorprenderme a mí mismo también.
-Para vos, ¿qué define a un rockero?, ¿campera de cuero, pelo largo...?
-Se tiene el concepto de que el músico es trasnochador, toca por dos pesos, son todos drogadictos; quizás en algún momento se dio este panorama, pero conozco excelentes músicos, criteriosos pelilargos. Quiero reivindicar el trabajo del músico: es un trabajador, invierte su tiempo, vive de su arte. Yo vivo de la música, aparte de producir, grabar, tocar, además enseñar en el Conservatorio Nacional, enseño en forma particular... Creo que el "bohemiaje" es el amor al arte.
- ¿Qué podés decirnos de tu vida fuera del escenario?
-Soy papá de Fabi (21) y Ceci (11)... Estoy separado desde el 2008, soltero recuperado; estoy de amo de casa sin servicio doméstico, estamos buscando una empleada; por ahí si saben de alguien, avisen, por favor, y bueno, estoy con mis hijas, mis sobrinos; esa es mi vida.
-¿Ser padre cambió tu forma de hacer música?
-No tiene mucho que ver, al menos para mí. Reconozco que ser padre es muy fuerte, pero siempre estoy cambiando, viviendo cosas nuevas. Ser padre te cambia, obviamente, después cuando te separás te cambia otra vez la vida, y luego cuando te quedás sin empleada te vuelve a cambiar... y así... todo el tiempo cambian las responsabilidades y hay que estar batallando siempre.
-De todas tus músicas, ¿hay alguna por la que sientas especial cariño?
-Componer es algo que marca un momento, así que cuando hice cierta canción, era una determinada etapa de mi vida, por lo tanto tuvo un valor; a todas les tengo un especial cariño porque formaron parte de mi evolución.
-¿Cómo es tu proceso de composición?
-Siempre trabajo primero la música, después la letra; hay otras que hago en simultáneo tanto música como letra; las composiciones no siempre son personales, a veces son inspiraciones en terceros...
-¿Qué le ofrecés a la gente cuando va a verte?, ¿cómo la convencés para que vaya de nuevo?
-No me planteo eso. Toco con el corazón simplemente, me dejo llevar por lo que siento. Hay a gente que le gusta y a otras que no. En todo es así, pero no me estreso creando situaciones que puedan llevar a más público.
-¿Vas a conciertos de rock?
-A los que me interesa y a los que puedo, sí. En general, me interesan ver shows siempre, principalmente los de banda nacional.
-¿Contento?
-Feliz. Es lo que siempre quise y es lo que batallo. Estoy agradecido con todo lo que tengo. Categórico.
FOTOS: ABC Color/Jorge Rolón/Archivo