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“Estando en la aviación piloteaba un avión bimotor y fue ahí donde conocí a los que serían personajes de la serie Ivo, el piloto audaz”, es lo primero que nos dice Aníbal Enrique Ferreira Menchaca, más conocido como Tata (izq.). En la sala de su casa esperaba Ivo Recalde (der.), el personaje que inspiró la tira. “Las otras figuras de la serie ya partieron, ya no están”, expresa Tata.
Ivo, a sus 82 años, sigue trabajando. Si bien ya no guía un avión, sí da instrucciones. “Esta mañana tenía que dar unas clases, pero pasé para la tarde”, cuenta. Sus años de vida son dinámicos, así que para él continuar en lo suyo es una alegría. “Los conocimientos que uno tiene hay que traspasarlos. Sabemos que ahora con la tecnología todo es más fácil, pero la presencia humana sigue siendo vital”, expresa. “Él es el decano de los aviadores, por eso le elegí para el personaje central”, interrumpe Tata.
Hablar de lo que la tira representa para él lo deja emocionado. Pocas palabras afloran... Sin duda, lo emociona saberse famoso en algún tiempo... “Los chicos me paraban, me reconocían... Tengo la colección completa, algunas veces saco y comparto con los nietos”, rememora Ivo. Tata también siente orgullo de haber dibujado en una revista muy requerida y que muchos recuerdan. “Mi profesión primera es la de arquitecto, pero sin duda me hice conocido con la revista Farolito”, admite. Dice también que desde chiquito dibuja, “desde mitai”, aunque lamenta no haber estudiado más. “Solo me anoté a un curso con el famoso pintor Torné Gavalda, pero fue por un par de meses. Lo mío es empírico, nunca tenía nada estructurado. Escribía tres o cuatro tiras y después me olvidaba hasta que llamaban y apuraban para entregar, entonces sí me ponía a pensar en el guión, en el argumento y a meterle pata. Por eso había diversidad en los relatos. Recién cuando viajé a Francia y tenía más tiempo de ocio pude terminar una historia completa, pero luego fui dejando poco a poco para dedicarme más a mi profesión”. También saltó a los medios de comunicación escritos. “Tenía mi espacio y desde ahí metíamos caña en la época de la dictadura. Igual había que tener mucho cuidado en lo que se hacía”. Tiene todos sus trabajados guardados. Algún día le gustaría realizar un “racconto”, una muestra retrospectiva de lo que fueron sus años en los medios.
De la tira Ivo, el piloto audaz, Tata también tiene gratos recuerdos. “Todos éramos amigos de la época en que pilotaba un bimotor. Estaban Herman Peter, el coronel Aníbal Gómez de la Fuente, quien aparece en los dibujos como ‘Bombilla’; Francisco ‘Pancho’ Calvet, ‘Chilo’ Ramírez, el mecánico, y al final de la serie aparece el coronel Cubilla, como ‘Cubala’. Todos mis personajes siempre fueron reales, me gustaba trabajar de esta manera... Me gustaba escribir las historias cotidianas que pasábamos juntos, desarrollar los personajes y después ponerlos en las imágenes”.
Las historietas son un potencial expresivo para Tata. Claro que requiere de mucho trabajo, oficio y mucho talento. “Es fantástico porque solo tiene un límite expresivo que es la imaginación y el talento del autor”.
Dice también que hace falta más humor. “Ahora hay más libertad de expresión. En mi tiempo, el de Stroessner, todo era más limitado, así que hay aprovechar estos tiempos de libertad; está internet, las redes sociales, todo ayuda a llevar un poco de risa a las personas”, afirma.
Lejos de estos menesteres, se encuentra jubilado, haciendo lo que le place en la tranquilidad de su casa, en la ciudad o en el campo. “Lo que sigo haciendo es dibujar con tinta china, eso sí me relaja; además de leer algunos libros”. Con esta técnica tiene paisajes típicos como la carreta y el campesino, árboles nativos, escenas que plasman la Guerra del Chaco; en fin, sigue dibujando. Tal vez no como quisiera, aunque sí con las mismas ganas y pasión de siempre.
Ivo y Tata están unidos por una amistad, por una historia: uno como autor y otro como protagonista. Hicieron su aparición triunfal en el año 1964, siendo probablemente la primera historieta paraguaya, con todos los códigos habituales del género, asumida como lenguaje propio, entre el humor y la aventura. Perduró por casi una década, dejando en la memoria de muchos recuerdos imborrables. Si tuvo en sus manos Farolito y leyó a Ivo, el piloto audaz, seguro sonreirá, así como ellos también sonríen al recordar estas andanzas.
ndure@abc.com.py