ENTÉRESE

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Séquito presidencial

A las 10.30 del jueves 31 de julio de 1941, llegó a Concepción de paso a Asunción, a bordo de una aeronave integrante de una escuadrilla, el presidente brasileño Getulio Vargas, presidiendo una frondosa delegación integrada por el almirante Henrique Arístides Guilhen, ministro de Marina; doctor Alberto Andrade Queiro, secretario de la Presidencia brasileña; Antonio Camillo de Oliveira, jefe de Ceremonial; capitán de Mar y Guerra Octaviano de Figueiredo Medeiros, subjefe del Gabinete militar de la Presidencia; coronel doctor Jesuino de Albuquerque, médico del presidente; doctor Benjamín Vargas, secretario especial del presidente; Lauro de Andrade Muller, secretario general de la comitiva; Flaviano de Matos Vanique, jefe del Servicio de Seguridad de los Palacios Presidenciales; capitán de corbeta Eurico Peniche, ayudante de órdenes del ministro de Marina; capitán de corbeta Antonio César de Andrade, agregado naval; capitán Manuel Fernández de Anjos, ayudante de órdenes del presidente; capitán Adamastor Beltrán Cantalice, ayudante de órdenes del presidente; capitán teniente Aluisio Antunes, agregado naval; cónsul Antonio Borges Leal Castello Branco, secretario de la comitiva; Lourival Tellez de Meneses, agregado civil; José Campos de Oliveira, agregado civil. A este séquito, se sumó un grupo de periodistas.

Recibió al presidente Vargas una calificada delegación presidida por el ministro del Interior coronel Luis Santiviago. Luego de los actos protocolares, la comitiva se dirigió al puerto concepceño donde, a las 12.30, abordó el cañonero "Paranaiba", con el que hizo el trayecto Concepción a Asunción donde, el jueves 1 de agosto, fue recibida por el presidente Higinio Morínigo, su gabinete y numeroso público.

Ciudadano  del Bicentenario

Nuestro ciudadano de esta semana, en realidad es una ciudadana del Bicentenario, la profesora Ana María Codas. Nacida en Asunción, en 1921, estudió Magisterio y gran parte de su carrera docente la desarrolló en Villa Rica, en la escuela del barrio Ybaroty, de los padres franciscanos, que ayudó a reedificar y ampliar.

Desde joven se destacó por su abnegación y carácter, lo que le valió no pocos disgustos y enfrentamientos con las autoridades de turno, a tal punto que se vio forzada a abandonar su cargo y pasar a enseñar en un colegio religioso asunceño y a estudiar Letras en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción. Fue becada a Buenos Aires, luego a Puerto Rico, y realizó cursos de posgrado en la Universidad de Maryland, EE. UU. Fue docente de importantes universidades norteamericanas. Publicó varios poemarios y cuentos. Falleció en los Estados Unidos, en 2008.

La gaseosa de los abuelos

En 1910, un inmigrante ítalo-argentino, don Carlos Ardissone —iniciador de la estirpe en nuestro país—, adquirió una fábrica de licores y gaseosas, propiedad de unos señores de apellido Panizza. Durante varios años, el señor Ardissone se dedicó a fabricar licores, como fernet y vermut, además de agua gasificada. Después pasó a producir agua tónica y gaseosas saborizadas con gusto a naranja, piña y sidra.

El local de Ardisssone y Cía. estaba ubicado en un edificio aún existente sobre la calle 25 de Mayo, entre Tacuary y Estados Unidos. Ya en poder de sus hijos, en 1950 la empresa lanzó al mercado una recordada gaseosa, la Ardi Cola, que fue de gran aceptación, así como otros productos, como el jugo natural de naranjas, comercializado con el nombre de Deliciosa y el de pomelo, Pomelín.

La llegada de productoras de gaseosas transnacionales hirieron de muerte a esta empresa y otras similares, que sucumbieron a principios de los años 70 del siglo XX.
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