El jardín que fue

Originalmente fueron cerca de 500 hectáreas. Llegaban hasta el río Paraguay y se extendían desde Ttrinidad hasta Zzeballos Ccué. Hoy le quedan menos de la mitad. El Jardín Botánico y Zoológico de Asunción (JBZAbza) era, y es, el patrimonio de mayor valor inmobiliario de la ciudad, el más importante pulmón verde de la región, el vivero de especies vegetales por excelencia y asiento de una rica colección de árboles nacionales como de especies exóticas aclimatadas en el país. El que fuera el jardín botánico más grande de Sudamérica y referente científico mundial agoniza hoy sumergido en la más completa desidia.

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Desde mediados del siglo pasado, sus instalaciones fueron abandonadas a su suerte. Fue cuando la rapiña gubernamental y la ocupación privada, alentadas ambas por la devota irresponsabilidad municipal, hicieron trizas de su integridad territorial y de sus instalaciones. De la mano de Stroessner y sin la oposición del gobierno asunceno de turno, Antelco se “adjudicó” más de 34 hectáreas. Corposana usurpó más de 1868 m2, pero la institución extendió su ocupación hacia la vía férrea con más terrenos. Dos regimientos de Caballería cercaron más de 10 hectáreas.

Y en el colmo del menosprecio a los bienes públicos, la administración municipal actual pretende convertirla en vertedero de basuras “para abonar el suelo”. Entre las entidades privadas, el Asunción Golf Club se lleva las palmas. En 1950, la institución fue adjudicada con un contrato de usufructo gratuito mediante el cual sustrajeron 41 ha 9975 m2 2684 cm2 del Botánico. La ocupación llegó después a 46 hectáreas. Aunque el contrato expiró en el 2000, el Club se mantiene en el lugar a base de litigios judiciales.

Otros contingentes privados de ocupantes “tomaron” cerca de 100 hectáreas, mientras que otros de más antigua data ya se hicieron con títulos de propiedad definitivos. Esto, sin contar a las 28 familias que hasta hace dos años “residían” en el Botánico. Durante la administración del Dr. Carlos Filizzola, la Municipalidad había gestionado una orden de desalojo resuelta favorablemente en todas las instancias. Pero la medida fue ignorada por dicha administración y las que le siguieron.

La “joya” del Municipio

Algunos de estos terrenos son recuperables. Deben ser recuperados. Según estimaciones de agencias inmobiliarias, y teniendo en cuenta el potencial de bosques, áreas verdes e instalaciones deportivas del JBZA, todo el terreno se cotizaría en G. 300.000 el m2; sin considerar instalaciones, construcciones o patrimonios de valor histórico o arquitectónico. Con estos datos, sólo las 250 hectáreas actualmente disponibles tendrían un valor de 750.000.000.000 (setecientos cincuenta mil millones de guaraníes), suma equivalente a más de US$ 150.000.000 -ciento cincuenta millones de dólares americanos en el mercado inmobiliario-. El monto supera en más dos veces el presupuesto municipal actual.

Pero nadie parece darse cuenta de la importancia y el valor económico del sitio.

Equipamientos y construcciones

El JBZA cuenta con espacios de estacionamiento con una capacidad para albergar 750 vehículos. Ingresan mucho menos, pero el público, como en el resto de la ciudad y ante la absoluta falta de controles y penalizaciones, estaciona donde quiere. A excepción de 200 metros lineales de pavimento asfáltico y 1860 de adoquines de cemento, todo el resto de la circulación se realiza sobre senderos de tierra..

El perímetro externo -con frente a calles- no cuenta con muros y los cercados que los sustituyen: de alambres, tacuaras y algunos pocos con tejido metálico han sido, en la mayoría de los casos, destruidos por los propios usuarios y vecinos, para ingresar a las instalaciones, por donde sea más cómodo y “útil”. A veces lo hacen de noche para cazar animales del “bosque protegido”, extraer troncos, robar flores o equipamientos del jardín. O en pleno día, como muchas de las instituciones deportivas de altos presupuestos, que utilizan las instalaciones como campo de entrenamiento, sin pagar absolutamente nada.

El terreno puede acomodar naturalmente cualquier actividad deportiva, además de paseos y picnics. Pero, aun las que dan albergue al fútbol o al rugby, no existen equipamientos, ni vestuarios o baños. Sin embargo, los senderos naturales y la floresta circundante, se presta para caminatas, cabalgatas, paseos en bicicleta, además de los claros disponibles para la práctica de cualquier deporte.

Un estudio realizado en marzo del 2003, el JBZA -bien mirado- contiene un enorme potencial de recaudación para el Municipio. Sólo sería necesario mejorar la seguridad y los controles, construir baños y vestuarios -en número y calidad suficiente- y planear la concesión de espacios para el mejor aprovechamiento de las instalaciones, para mejorar la recaudación del gobierno municipal y otorgar beneficios y comodidades para el público.

La ecuación es simple. Espacio gratuito = nulo mantenimiento = nula inversión = máxima inseguridad = abandono y rapiña = pérdida gradual y definitiva de todos los valores del Jardín.De un plan de concesionamientos, podrían obtener servicios de buena calidad con: gimnasios abiertos o cerrados (tipo parque Flushing Meadows en Nueva York), para la práctica de todos los deportes, restaurantes, hoteles ecológicos, cafeterías, librerías y venta de merchandising, etc..

Un repaso a estas posibilidades mueve la imaginación. Las intervenciones para mejorar las condiciones de uso y mantenimiento podrían lograr el fortalecimiento de los viveros y la promoción -y venta- de sus productos, especialmente del rubro “hierbas medicinales”, una de las mejores colecciones del país. A este mismo esquema, podría agregarse una huerta ecológica.

Un Plan de Manejo, mecanismo indispensable que deberá preceder a todo lo anterior, puede inducir a la generación de otros recursos. Por ejemplo: venta de leña; venta de abono natural, creación de un servicio de asistencia en jardinería, enseñanza sobre ecología y ambiente, visitas guiadas al bosque protegido, observación de pájaros, etc.

Finalmente, un programa de publicaciones con la historia y los tesoros del Jardín, podría concientizar a usuarios y visitantes, proveer información y agregar renta al sistema. Incontable número de procedimientos que contribuirían a la conservación del JBZA, sostener su valor, tanto como propender hacia mayores beneficios para los concurrentes.

Pero es también urgente la necesidad de reposición y/o restitución del patrimonio vegetal, de las antiguas avenidas (circundadas por árboles), así como el cuidado y la señalización de senderos para caminatas, implementación de controles de seguridad, sistemas contra incendios, señalización pedagógica, construcción de cercados, vallas, entre otras numerosas tareas de salvataje.

Historia

En la época de mayor esplendor del Jardín Botánico (1910 a 1950, aproximadamente) la dirección de la institución, dependiente del Ministerio de Agricultura, estuvo a cargo del alemán Carlos Fiebrigs. Este profesional despedido indecorosamente del país, aproximadamente en 1943, elaboraba un informe anual de todas sus actividades.

Tales publicaciones contenían un detallado informe sobre la enseñanza, la labor de obreros y alumnos, los plantíos, los animales, vehículos y herramientas, además de un completo listado de plantas aclimatadas, especies productivas y ensayos de toda clase. Hace algunos años, el Sr. Alden Ditman, del Instituto Iberoamericano de Berlín, compiló toda esa producción en un libro..

Mucha historia ha pasado también bajo la arboleda del JBZA. Los recintos que recuerdan a sus moradores son: la Casa Baja, es el nombre que popularmente se le ha dado a la “Casa Viana”, actual Museo. La Casa Alta, construida por Carlos Antonio López, recientemente restaurada y actualmente ocupada por las oficinas de la administración. Ahí tuvieron su residencia los ya mencionados Viana, ascendientes de Juana Pabla Carrillo, esposa de Carlos Antonio López y madre del Mariscal.

En el lugar vivió la familia del primer Presidente. En un espacio de la finca hospedaron al general José Gervasio Artigas, caudillo oriental. Finalizada la guerra de la Triple Alianza, allí residió Arsenio López Decoud, y también funcionó la Escuela Agrícola. Allí asistía como alumno, el futuro general José Félix Estigarribia, conductor del Ejército en el Chaco..

Otras construcciones, si no de valor semejante a las anteriores, son de gran interés público.Las obras de arte construidas durante la época de esplendor mencionada, el JBZA, entre las que se encontraban glorietas, pérgolas, puentes, barandillas y balaustradas, colecciones de plantas y flores han desaparecido o se encuentran disimuladas entre el abandono y la falta de mantenimiento..

Si no es por la rentabilidad, si no es por la eficacia y el rigor a que nos debemos como funcionarios públicos, el Jardín Botánico debería ser consagrado como un lugar de respeto y veneración hacia la historia patria. No sólo por los que allí vivieron, sino por los que pensaron en nosotros, al dejarnos tan invalorable reliquia de la naturaleza. La que hasta hoy hemos despreciado con talento, y sin ningún pudor...

EL ZOOLÓGICO... UNA CRUELDAD

En sus condiciones actuales, el Jardín Zzoológico es un gasto sin sentido, una fuente de corrupción municipal y una crueldad que hace tabla rasa de todos los procedimientos humanitarios y profesionales que presiden la tenencia de animales salvajes. En este rubro, la Municipalidad se encuentra en grave falta. Y se hace más que urgente tomar medidas drásticas. Las jaulas no tienen mínimas condiciones de higiene, están invadidas de ratas; algunos animales sobreviven en paupérrimas condiciones y la seguridad -ante fugas o agresiones de y hacia los mismos animales- bordea los límites de la temeridad. Nni hablar de la alimentación, de la sanitación o de las condiciones especiales que cada especie debería tener para vivir sin tanto menosprecio al sentido común y a la razón.

Y si las autoridades ignoran sus obligaciones y responsabilidad sobre el tema, los gremios profesionales, la Uuniversidad, la prensa y la opinión pública no debieran permitir la persistencia de esta triste como lamentable situación.
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