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De la mano de la Fundación Comarca Guaireña —una asociación de empresarios que apuesta al desarrollo productivo de la región— nació el Colegio Universitario Técnico Experimental de Aplicación (Cutea). Con apoyo de la Universidad Católica Campus Guairá y la diócesis de Villarrica, una institución que brinda, actualmente, las especialidades de Química y Electricidad Industrial.
“Los jóvenes reciben lecciones intensivas de la malla académica del plan común del Ministerio de Educación, como también desarrollan varias materias del programa técnico, que se concentran, principalmente, en la práctica”, explica su director, el profesor Albino Ortiz Mutti.
Este bachillerato se desarrolla con jornada completa. De lunes a viernes, los estudiantes ingresan a las aulas a las 7:30, almuerzan al mediodía y luego acuden a los talleres; se retiran a las 17:00. Los sábados también desarrollan clases técnicas; un grupo asiste a la mañana y otro, a la tarde.
Cuentan con periodos de vacaciones breves y culminan el bachillerato en solo dos años, en los que adquieren una formación industrial para ofrecer mano de obra calificada a las fábricas y empresas de la región. En materia de electricidad, los alumnos estudian Electrónica, Robótica, Informática, Electrónica Digital y Automatización Industrial, entre otras ramas, dirigidas al sostenimiento y mantenimiento electromecánico de los equipos y maquinarias empresariales.
En Química Industrial se especializan principalmente en Agroquímica, que incluye tanto la preparación del suelo para aumentar el cultivo industrial como también el mejoramiento de los procesos del crecimiento animal, para así potenciar la producción pecuaria.
La Comarca Guaireña, presidida por el empresario Erwin Kaatz, se encuentra en la tarea de captar industrias que quieran instalarse en Villarrica, y lo primero que necesitan ofrecer a los inversionistas es mano de obra calificada. El Cutea pretende formar el capital humano para el manejo del sistema técnico de las empresas.
Si bien el costo del curso por los dos años es bastante elevado —demanda una inversión de unos G. 13.000.000 entre matrícula, cuotas y herramientas—, existe un programa de captación de becas que involucra a muchas firmas privadas de la zona. La Azucarera Paraguaya (AZPA) es una de las empresas que a más jóvenes ha financiado la carrera.
Las becas representan una inversión para los industriales, ya que están sujetas a un plan tributario de deducción de impuestos por aportes becarios que hacen a los estudiantes. Los alumnos dan clases del plan básico escolar a la mañana en el pabellón de Enfermería de la Universidad Católica de Villarrica, y también tienen a disposición las instalaciones y servicios de esta casa de estudios, como el hospital, el consultorio odontológico, la biblioteca y sala de informática. A la tarde reciben instrucciones sobre materias técnicas y utilizan el laboratorio de la Facultad de Ciencias Químicas de la UNA, como también los talleres del Colegio Técnico Pío XII y la Azucarera Paraguaya SA.
La Conferencia Episcopal Italiana realizó donativos por valor de unos USD 200.000 a favor de la diócesis de Villarrica, en apoyo al proyecto del Cutea, que incluyen la adquisición de un colectivo que es utilizado para el traslado de los estudiantes a los talleres, además de costosos equipos electromecánicos que fueron instalados en el Colegio Técnico Pío XII, institución también dependiente de la diócesis de Villarrica.
Actualmente, el Cutea cuenta con 18 estudiantes en el primer año y 12 en el segundo, y dispone de un plantel docente de 30 profesores. La primera promoción fue de 31 estudiantes, quienes en abril pasado culminaron su pasantía laboral. Actualmente, en su mayoría, estos jóvenes ya están estudiando en la Universidad Católica de Villarrica.
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