Bullying, el antídoto está en casa

El bullying es un viejo fenómeno de violencia interpersonal entre iguales. ¿A qué se debe la mayor agresividad en la actualidad? ¿Las redes son las culpables? ¿Cuáles son sus efectos? Estas y otras interrogantes responden Alejandro Brown Mateo y Vanessa Lovera, miembros de Ssafe y coautores del libro Ciberbullying: orientaciones para padres y docentes.

/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2059

Cargando...

“Por favor ayúdame, Dios, me siento tan solo/ solo soy un niño, ¿cómo puedo soportarlo?/he llorado tantas lágrimas/solo soy un niño, no quiero estrés/al despertarme cada día, no quiero salir de mi casa/mi mamá me pregunta por qué estoy siempre solo/me siento muy asustado para contar/camino hacia la escuela con sudor en el cuello/mis nervios están mal/ mi vida es un desastre/entonces, señor Bully, dime qué he hecho/sabes que no tengo padre y que vivo con mi madre/me siento amenazado/no tengo adónde ir/me pateas/me golpeas... parte de la letra de la música que dos niños cantaron en el programa Talento británico y que se viralizó en las redes. La experiencia de uno de ellos sirvió de inspiración para escribir. Como él hay muchos en el mundo. Nuestro país no escapa de esta realidad que se va acentuando con los años. Sí, porque el bullyng no es nuevo, sino un viejo fenómeno de violencia interpersonal entre iguales. Sin embargo, ¿a qué se debe esta mayor agresividad en la actualidad? ¿Las redes sociales son las culpables? Pues no, no son. Son medios de comunicación eficientes para acercar a las personas, pero pueden ser utilizadas negativamente, como cuando se usan para difundir informaciones falsas, negativas, humillantes, o fotos comprometedoras o trucadas de alguien, y se propaga rápida y masivamente.

Es lo que sucede en estos tiempos, en los que se oyen casos de jóvenes que incluso llegaron a quitarse la vida ante la presión por el acoso que sufrían. Según datos estadísticos de AVG Internet Security citado en Business Wire, el 58 % de los niños saben jugar en una computadora, mientras que el 43 % sabe “andar” en bicicleta; el 25 % de los niños entre 2 y 5 años son capaces de abrir y utilizar un navegador sin la ayuda de un adulto, el 19 % de los niños entre 2 y 5 años son capaces de jugar aplicaciones sencillas en smartphones, mientras que solo el 9 % de la misma edad sabe atarse los cordones. Cifras que deben alertarnos y que definitivamente deben hacernos reflexionar sobre nuestra labor como primeros educadores, orientadores, como docentes en cuanto al acceso y uso de los menores sobre las tecnologías de información y comunicación, sobre todo en esta época en la que está muy de moda eso que llaman el ciberbullying o ciberacoso y que tantos estragos está causando en las escuelas y en nuestros hijos.

Resulta muy fácil echar la culpa a agentes externos; sin embargo, los padres deben darse cuenta de que tienen en sus manos el antídoto a este fenómeno social. Es hora de evaluar los conocimientos acerca de internet y sobre qué tanto supervisan a los hijos en cuanto al uso de las tecnologías de información y comunicación.

Alejandro Brown Mateo y Vanessa Lovera, miembros de Ssafe (Servicio Sicológico de Apoyo para la Familia y la Escuela) y coautores del libro Ciberbullying: orientaciones para padres y docentes, indican que el CB puede tener consecuencias muy graves, que varían en intensidad: las iniciales y más comunes pueden incluir somatizaciones, como dolor abdominal, dolor de cabeza, autoestima disminuida, sensación de rechazo, aislamiento y hasta las más graves: depresión, vacío existencial y suicidios.

Ambos orientan sobre los patrones agresivos, asegurando que el ciberacosador navega en la web y sigue los movimientos de la víctima para reunir la información que desea. “Una vez que la tiene, la utiliza en su contra y se produce el acoso. La gravedad del ciberbullying radica en la facilidad de difusión de las informaciones o fotos publicadas, y en el alcance de estas. En un instante puede recorrer el mundo y además, una vez que está en la web, permanece para siempre disponible”, explica Vanessa Lovera. Con esto, el acosado se siente cada vez más expuesto y vulnerable, y siente que las informaciones sobre él le siguen adonde vaya. Y nada de lo que haga puede detener el acoso. Es posible que en esta etapa se aísle y retraiga, y se vaya sintiendo más solo y desesperanzado. Esto, a su vez, fortalece al acosador y el acoso se intensifica.

Ante la pregunta de si puede estimular conductas de alto riesgo, Alejandro Brown responde que sí puede estimular riesgos asociados, como el sexting, el grooming y las relaciones violentas. “El sexting consiste en enviar mensajes de contenidos sexuales producidos por uno mismo, como videos, fotos o sonidos, en el marco de ‘juego’ o broma. El peligro radica en la pérdida de control y alcance de esa información, ya que su difusión es incontrolable. Esto también puede llevar al chantaje, con lo que aparece la sextorsión”, afirma.

Ahora, el grooming es el abuso de un adulto hacia el niño, que se basa en el engaño para establecer una relación de confianza con él. “Con esto se abren canales para la pedofilia. A través de las redes también se puede ejercer control sobre el otro, y pueden darse relaciones abusivas y controladoras”, expresa Brown. Menciona, además, el sextorsión o chantaje realizado con las imágenes capturadas, happy slapping o la diversión de filmar mientras agreden, date violence o violencia en las citas amorosas.

Definitivamente, hoy para nadie es un secreto lo sumergidos que están los niños en el cibermundo. Ante todos estos peligros, ¿de qué manera los padres deben afrontar la crianza en la era digital que les toca vivir? “El adulto debe estar en conocimiento del funcionamiento de las redes sociales y de internet como para poder acompañar al niño y al joven en sus experiencias en la red. Debe conocer las páginas que visita y qué está haciendo al estar conectado. No se trata de no darle privacidad, pero sí de supervisar y orientar. Es fundamental compartir las experiencias entre padres e hijos”, sostiene Vanesa Lovera.

La profesional señala también que hay estudios que indican que los niños aprenden a usar la tecnología antes que andar en bicicleta, por ejemplo. ¿Esto no nos debería llevar a una reflexión, tanto entre padres como orientadores de instituciones educativas? “Por supuesto que sí”, coinciden los entrevistados. “Hay que reflexionar y asumir que son tiempos en los que la tecnología viene muy temprano a la vida del niño y justamente por esto es tan importante que el adulto se prepare a vivir con ellos este proceso. No debemos olvidar que se educa con el ejemplo; los adultos deben asumir conductas responsables y respetuosas en la red, al igual que en la relación cara a cara”, afirman.

-¿Cómo es la dinámica entre el agresor y la víctima?

-Vanessa Lovera: En la dinámica del ciberbullying, el agresor, con la previa intención de intimidar, agredir o realizar algún tipo de daño, acumula la mayor cantidad de información de la víctima, como ser comentarios, imágenes, páginas visitadas o juegos, con el fin de utilizarla en el momento del acoso. La víctima se siente sobrepasada, debido a la magnitud y expansión de la información publicada, puesto que ha sobrepasado a su entorno escolar. Las barreras del tiempo y la distancia queden eliminadas por la inmediatez de la información; es decir, si antes el acoso podía enfocarse en el colegio y el chico en su intento de resolución evitaba ir al mismo, con el espacio digital no existe un lugar seguro para las víctimas.

-¿Hay más varones implicados, en todos los tipos de violencia, que chicas? Y, a su vez, ¿cómo se da entre las mujeres y cómo entre los varones? Verbal, físico, sicológico, relacional...

-Alejandro Brown: Estudios anteriores presentaron que en el bullying podía relacionarse a los varones con el acoso físico y a las mujeres con las violencias más sicológicas o afectivas. Actualmente, podemos observar que el ciberbullying no presenta una diferencia tan marcada. Es frecuente, para ambos sexos, la creación de grupos en las redes sociales o grupos de mensajería como el WhatsApp con nombres, frases o apodos alusivos a ciertas personas con el fin de denigrar o amedrentar.

En las mujeres puede observarse nuevos canales de acoso o violencia, como por ejemplo a través de los “Me gusta”. El valor que dan las adolescentes, hoy día, a la cantidad de “Me gusta” obtenida en una imagen o comentario, demuestra un lugar de privilegio ante sus pares. Así también, posibilita un canal más de acoso desde el momento en que se conforman una puesta en común de no colocar ningún “Me gusta” a las fotos o comentarios de una adolescente.

-¿La primaria se ve más afectada que la secundaria? ¿En qué etapa o en qué edad es más grave?

-Vanessa Lovera: Los casos de acoso cibernético pueden darse en edades en los que el manejo de la tecnología hace parte del uso cotidiano de cada uno, pudiendo ser a través de tabletas, computadoras o smartphones. La franja de edad que más casos de acoso cibernético presentan posiblemente oscile entre los 11 y 16 años, pero casos menores, así como mayores también se presentan.

-¿En qué lugar se da con frecuencia? ¿En los recreos...?

-Alejandro Brown: En el caso de ciberbullying, como las barreras físicas y temporales quedan eliminadas, es difícil delimitar un lugar específico, podríamos denominar al lugar donde se encuentre un chico o adolescente interactuando a través de la tecnología y en la web.

Observando la masiva interrelación de los niños y adolescentes con la tecnología, podríamos afirmar que el acoso puede darse en todos los lugares, en la clase frente a un docente, en los recreos sin que nadie lo perciba, así como en el resguardo del hogar. De allí, la dificultad de este fenómeno en el que las frases como “mi hijo se encuentra bien, no sale” o “siempre se encuentra en la casa, cerca de mí” son cuestionadas su validez con el ciberbullying.

Leyes que protegen

Si vos, adulto, sos víctima de ciberacoso o tu hijo, te contamos que existen leyes y protocolos, afortunadamente, que protegen a las personas en estas situaciones. La comunicación es fundamental, así como crear espacios de confianza para que el niño y el joven puedan sentirse libres y contenidos para contar lo que les pasa. Y si conocés alguna persona que está sufriendo acoso cibernético, también podés ayudarle. Uno de los factores que ejerce un papel preponderante en el momento del acoso es el silencio; la continuación del mismo motiva el sostenimiento de la situación de acoso. El silencio establecido desde el lugar de la víctima, debido a la carga de angustia masiva, está instalado con el fin de refugiarse internamente del miedo a que sus palabras generen en un futuro un daño mayor para sí.

Por otro lado, el silencio establecido por los espectadores del acoso, en muchos de los casos, los propios compañeros y amigos, sin acosar directamente, avalan la dinámica de violencia entre risas, miradas y comentarios. "Escuchar sin juzgar es clave, como también mantenerse receptivo y realizar contención al niño o adolescente. Para enfrentar este problema, el primer paso es reconocerlo como tal y esto implicará hacer la denuncia en las instancias correspondientes", expresa Lovera.

Una vez que se rompa el silencio, lo más importante es crear una franja de contención, un espacio a través del cual el niño o adolescente se sienta contenido y escuchado, sin ser prejuzgado o invadido de preguntas y soluciones. Es oportuno aclarar que, al proporcionar esto, no significa que la víctima tenga que contar o delatar; se debe tener cuidado, ya que muchas veces la angustia de los adultos ante la situación de acoso es la que dificulta que la víctima se siente contenida y apoyada.

-¿La privacidad es clave para evitar el acoso?

-Vanessa Lovera: Diariamente observamos que esta nueva generación de niños, mucho más los adolescentes, poseen un conocimiento mayor que muchos adultos en cuanto al manejo del mundo digital. Ahora bien, la destreza al navegar por la web, manifestada en la agilidad al bajar músicas, películas, aplicaciones, subir imágenes, conversar por las redes sociales, no certifica por sí misma que los cuidados pertinentes al mundo virtual estén interiorizados en los jóvenes internautas. Es legado nuestro, el mundo adulto, proporcionar a los niños y adolescentes las herramientas pertinentes para su propio cuidado y con preferencia en lo concerniente al manejo de la privacidad.

-¿Qué deben hacer los padres?

-Alejandro Brown: Transmitir la apertura e incondicionalidad del afecto de los padres, a pesar de las situaciones que uno viva; enseñar a no facilitar información personal ni confidencial, como contraseñas, direcciones particular, fotos personales, entre otros; interiorizarse sobre las herramientas que ofrecen la web para la protección de uno mismo, así como de las aplicaciones que descargan en los smartphones, en los que muchas veces solicitan acceso a informaciones personales como contactos o números telefónicos. Mantener la máxima discreción y contemplar la posibilidad de recibir apoyo externo.

-¿Qué deben hacer los docentes?

-Vanessa Lovera: Desde la perspectiva del profesor, al igual que de la de los padres, es importante reconocer algunas señales que pueden estar indicando que un niño sufre acoso en clase. El niño puede empezar a faltar a clase, a fin de evitar encontrarse con su agresor, así como mostrar síntomas de ansiedad o bajo estado de ánimo, irritabilidad, conductas agresivas, dolores de cabeza o somatizaciones diversas. En el ámbito escolar puede reflejarse en un descenso del rendimiento académico o pérdida de la atención y concentración que tenía antes. Puede también reducir su círculo de amigos o incluso quedarse completamente aislado en clase.

Indudablemente, los padres son los educadores primeros, pero la escuela también tiene que garantizar un entorno seguro para favorecer el aprendizaje. La mediación, dice Lovera, es la primera estrategia. "Se trata de crear un ambiente escolar de aceptación y diálogo entre los estudiantes. La contención igualmente es esencial. Debe darse dentro de la familia y la institución. Es muy importante que el niño o adolescente acosado se sienta apoyado por los adultos referentes, es decir, que pueda hablar de sus sentimientos, de sus creencias, sus emociones y deseos. Para que se sienta contenido necesita encontrar receptividad y escucha en sus allegados".

Otros profesionales sugieren, además, crear un documento en la escuela o colegio donde se especifique qué es el bullying, y las consecuencias directas que tendrá su práctica (expulsión, castigos, cita con los padres, entre otros). Para que se comprenda la gravedad de este comportamiento, se recomienda, además, mandar a los alumnos y a sus padres una copia del documento y que devuelvan firmada, a modo de compromiso entre todos para la erradicación del acoso en las aulas.

En caso de acoso en internet, ¿a quién acudir?

Si sos víctima de acoso, podés llamar en forma gratuita al teléfono 147, que corresponde a la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia.

La abogada Fátima Buccini, explica que en el fonoayuda podrán contar la situación por la que están pasando y, a la vez, podrán ser orientados sobre los pasos a seguir. También pueden llamar a la Fiscalía o la Defensoría de la Niñez. Los mismos niños pueden peticionar para su defensa. Está contemplado en el artículo 26 del Código de la niñez y la Adolecencia.

Consejos básicos para los hijos

1. No contestes a las provocaciones, ignoralas. Contá hasta 100 y pensá en otra cosa.

2. Comportate con educación en la red. Usá la netiqueta. (Las normas de netiqueta se pueden comparar con las normas de urbanidad de los internautas; esto serían las normas que hay que cuidar para tener un comportamiento educado en la red.)

3. Si te molestan, abandoná la conexión y pedí ayuda.

4. No facilites datos personales. Te vas a sentir con más protección.

5. No hagas en la red lo que no harías de frente, cara a cara.

6. Si te acosan, guardá las pruebas.

7. Cuando te molesten al usar un servicio online, pedí ayuda.

8. No pienses que estás del todo seguro/a al otro lado de la pantalla.

9. Advertile a quien abusa de que está cometiendo un delito.

10. Si hay amenazas graves, pedí ayuda con urgencia.

Netiqueta

Trate a los demás como a usted le gustaría ser tratado. Participe siempre con educación. Las faltas de respeto repetidas pueden ser causa de expulsión del grupo. Piense antes de escribir y evite las palabras o actitudes que puedan resultar molestas u ofensivas para el resto de los usuarios. La definición de lo que es considerado “ofensivo” puede variar ampliamente, recuerde que internet es global y diferentes culturas tienen diversas costumbres.

Protocolo de intervención

El MEC cuenta con un protocolo de intervención para situaciones de acoso escolar, que propone tres líneas de intervención desde el centro educativo:

a) Medidas de sensibilización y prevención: que pueden ser trabajadas en cualquier momento, no necesariamente a partir de que se dé la situación de ciberacoso. La anticipación a la aparición de la problemática ayuda a prevenirla.

b) Medidas urgentes: son las que se llevan a cabo inmediatamente después de la confirmación de un caso de acoso escolar. Incluyen medidas de apoyo y protección a la víctima, buscando evitar la recurrencia de las acciones violentas.

c) Medidas de intervención que forman parte de un Plan de Intervención: se recomienda que estas acciones sean llevadas, tanto a nivel individual (con el acosado y también con el acosador) como también a nivel grupal (áulico e institucional).
A nivel institucional, se contempla, también, la posibilidad de que la escuela realice la denuncia de ciberacoso en la dependencia respectiva del Ministerio de Educación y Cultura.

Agradecimientos: Bianca Amarilla, Emma Flecha, Giovanni Candia, Saul Cantero para Sight Talent Agency. Tobías Samaniego, Álvaro Luis Mora para E&E.

ndure@abc.com.py 

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...