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Desde tiempos remotos, nos dice la filosofía, el fin supremo de las personas es lograr la tan soñada felicidad. Para ello la gente se casa, tiene hijos, realiza viajes, trabaja sin descanso, estudia, celebra la vida en familia y con amigos. Tantas cosas para ver si es posible vivir la felicidad, que es como una mariposa que no se deja atrapar.
Como una nación, para que los habitantes conozcan ese estado emocional deben cubrir sus necesidades básicas, como alimentarse correctamente, contar con educación, trabajo digno, salud y seguridad. Pero en el Paraguay la pobreza extrema crece cada día y la inequidad social es enorme. Solo un pequeño porcentaje accede a esas necesidades, mientras una gran parte no tiene ni qué comer. ¿Cómo entonces esas familias conocerían la felicidad?
Entonces, a nivel país, para evaluar esa situación se deben considerar la calidad de vida, la formación académica, el estado laboral, salud y las relaciones personales. En este sentido, cuando hablamos de la felicidad de un individuo ya nos referimos a otros factores.
Investigaciones recientes llegaron a la conclusión de que la felicidad podría venir por los genes y el cromosoma número 17 sería el encargado de esa tarea. La serotonina, una sustancia química que actúa como neurotransmisor, sería la responsable de tal situación.
Esto no es nada novedoso, puesto que las endorfinas siempre fueron consideradas como la hormona del amor y porque la serotonina no podría convertirse en la hormona de la felicidad. En su trabajo de tesis el profesor doctor Ramón Lezcano Torres habla del tema. Su trabajo titulado: “La incidencia de la bioquímica de la sangre en la función cerebral, según los reflexólogos” analiza factores como la genética y la correcta alimentación para lograr la salud física, mental y emocional. Sostiene que el cuerpo requiere de una excelente nutrición para funcionar bien y evitar enfermedades. Algunos alimentos, señala el doctor Lezcano Torres, contienen triptófano, que a su vez se encarga de producir la serotonina. De modo que en el Paraguay contamos también con investigadores al respecto. El doctor Ramón Lezcano Torres es psicólogo y trata a sus pacientes enseñándoles a comer bien y llevar una vida saludable. Los resultados, en sus cuarenta años de ejercer la profesión, son asombrosos, y prueba de ello son muchos enfermos que recuperaron la salud con una terapia sencilla.
La predisposición para ser feliz puede venir por los genes, pero como seres conscientes y responsables nos corresponde potenciar y ayudar para lograr ese estado de armonía, paz y felicidad. Para ello hay que viajar hacia el interior, descubrir las cosas buenas que poseemos, como el amor, la solidaridad, la bondad y tantos dones que el creador nos ha regalado para vivir y compartir. Quizás también por esos caminos llegue a posarse en nuestras existencias la mariposa de la felicidad.
blila.gayoso@hotmail.com