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Para las actividades eclesiales el padre Daniel Silvera aparece con una sotana negra y en otras de clériman. Su labor pastoral le llevó a ser uno de los elegidos del obispo Livieres Plano para ser vicario pastoral de la diócesis, cargo de confianza que se otorga para una labor específica, en este caso, coordinar y orientar las labores pastorales.
Sin embargo, según fuentes, el religioso lleva una doble vida y tendría una intensa relación amorosa con una joven de nombre Emilce Portillo, a la que conoció en los grupos juveniles.
El supuesto romance del sacerdote con la joven surgió hace cinco años y es conocido entre los religiosos y los familiares de la mujer, menos por el obispo Livieres Plano.
Según nuestras fuentes, Silvera frecuenta la casa de la joven, donde llega en un auto polarizado; alza a la mujer y a su hijo y viajan a Foz de Yguazú o van a la casa de sus padres.
La familia de la mujer supuestamente ya aceptó su relación con el religioso, pero la mantienen en secreto. Algunos sacerdotes ya le habrían exigido a que renuncie al sacerdocio, pero al parecer la idea no le gustó a Silvera.
Actualmente el niño tiene cuatro años y fue el propio sacerdote quien le impartió el sacramento del bautismo a pocos días de su nacimiento. Incluso en una fotografía familiar aparece con el niño en brazos al término de la ceremonia. En la imagen aparece con ornamentos sacerdotales (foto que acompaña esta crónica).
Cuando el pequeño cumplió un año, para evitar ser reconocido o visto por “personas extrañas”, el festejo se realizó en Foz de Yguazú, según nuestras fuentes y fotos que atestiguan el hecho, donde el padre Silvera aparece con la madre del pequeño y con el niño en brazos.
La Iglesia Católica exige a sus sacerdotes que sean castos y célibes, una disciplina que debe ser rigurosamente vivida y vigilada por los obispos. Sin embargo, en el caso de este presbítero, su actitud llevó a sus conocidos a cuestionar su “doble vida”.
Mons. Livieres Plano, en conversación telefónica con nuestro diario, aseguró que se trata de una versión falsa que propagaron los “enemigos” de la diócesis hace algunos años. Aseguró que la madre del niño sostuvo ante escribanía que el padre del niño no es el sacerdote Daniel Silvera, quien goza de su entera confianza.
Indicó que no necesitaron realizar estudios de ADN para descartar toda sospecha porque no cree que la madre juegue con algo tan serio como un hijo y reiteró que el padre Silvera merece su confianza.