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El 7 de febrero de 2017 se dio a conocer la única y última prueba de vida del ganadero, y los captores habían pedido en su última comunicación 350.000 dólares para liberarlo, de los 500.000 dólares que exigían en un principio.
Transcurrieron un año y casi nueve meses de la ausencia forzada del empresario, y ante la ausencia de novedades, los familiares manifestaron que esperan lo peor.
Sus dos hijas y su esposa no dejan de suplicar a los captores saber algo de Urbieta.