Un proyecto ideado para desviar el dinero público

Miles de pequeños productores estarían saliendo de la pobreza de no mediar la desmedida corrupción en el Ministerio de Agricultura y Ganadería, una institución que precisamente debería ayudar al campesino en su esfuerzo por salir adelante. Una entidad “sin fines de lucro”, denominada Federación Nacional de Productores Frutihortícolas del Paraguay (Fenaprofhp), venía beneficiándose con el dinero público para provecho de sus principales directores, Silvio Riveros y Lidio Irala, más algunas otras personas de su cerrado círculo.

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No creemos que por ingenuidad los exministros de Agricultura Enzo Cardozo y Rody A. Godoy Martínez hayan transferido sumas varias veces millonarias (unos setenta mil millones de guaraníes en solo unos meses) sin más respaldo que un “convenio” y la promesa de la Fenaprofhp de ayudar a sus “asociados” que resultaron ser sus víctimas, según los casos que iremos presentando de acuerdo con los documentos y el testimonio de los agricultores de varias localidades.

Todo se inició con un “Convenio de cooperación entre el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y la Federación de Productores Frutihortícola del Paraguay” firmado por el ministro Enzo Cardozo y Silvio Riveros el 16 de mayo de 2012.

En un párrafo del “Considerando” se lee: “Que, como eje estratégico propone el Desarrollo de la Agricultura Familiar y Seguridad Alimentaria que tiene la finalidad de generar y desarrollar condiciones para que los productores familiares puedan acceder a los servicios institucionales que faciliten la producción de alimentos inocuos y de calidad para el autoconsumo y para el mercado, incrementando su participación en el abastecimiento de la demanda interna y externa”.

Estos y muchos otros propósitos están expresados en el “Convenio”, encaminados a brindar al pequeño productor las herramientas para su bienestar. El documento en cuestión fue concebido –como se verá con las muchas pruebas documentadas– al solo efecto de burlar la esperanza y la confianza de los agricultores en las autoridades del Ministerio de Agricultura y de la Fenaprofhp; agricultores que han sido utilizados para que se perpetrara un modelo de corrupción que asombra por sus dimensiones y ofende por sus consecuencias.

El “Convenio” en acción

Abonado el terreno para la corrupción, la gente de Fenaprofhp entusiasma a los agricultores de varias localidades –las que iremos detallando– para que se organicen en comités entre 8 y 15 miembros, a los cuales se les hace firmar una solicitud dirigida al ministro Enzo Cardozo.

Esta solicitud, “de apoyo financiero para la realización de nuestro proyecto de fortalecimiento de emprendimientos productivos”, firmada por el presidente y el tesorero, va acompañada por el “Cronograma de actividades”, el “Aporte del comité proponente” (mano de obra) y “Presupuestos de Ingresos” que van entre los 250 y 300 millones de guaraníes.

Estos documentos –que presentan las huellas de una misma computadora y de una misma impresora– la Fenaprofhp hace firmar a los responsables de cada comité a quienes se les dice –se les ilusiona– que pronto recibirán los insumos, detallados en la solicitud, para que puedan iniciar el camino hacia la prosperidad y abandonar definitivamente la pobreza con los productos de la tierra.

A cada comisión se le pide que se haga de un sello de goma donde figure el nombre del comité, la compañía y el distrito. Este sello no es solo para pintar de formalidad el documento, para hacerlo más creíble, sino para que la Fenaprofhp se quede luego con el sello, como veremos más adelante.

La corrupción hacia la recta final

Luego de que los documentos estén firmados y sellados, se los envuelve en una carpeta, la que termina en manos del presidente de la Fenaprofhp, Silvio Riveros, o en las del vicepresidente Lidio Irala. Estos les dicen a sus “socios” que gestionaran ante el Ministerio de Agricultura y Ganadería la concreción del proyecto; que esperen confiados la pronta entrega de los insumos, tal como figuran en la solicitud respectiva. Mientras tanto, que preparen el terreno para la siembra en una propiedad de por lo menos tres hectáreas que incluya un sitio para el pozo artesiano. Imperiosamente van a necesitar agua para regar el tomate, la cebolla, el locote, la papa, etc. Para eso se incluye una importante suma, como se podrá ver en el cuadro respectivo.

Cuando los pequeños productores ven que su carpeta va rumbo a convertirse en el camino de su prosperidad, suspiran aliviados. Al fin encuentran una entidad –además sin fines de lucro– que se ocupa de sus problemas. Nunca nadie les ha ofrecido 250 o 300 millones de guaraníes para atender sus necesidades como agricultores. Les entusiasma también la idea de que la totalidad de su producción será comercializada a través de la Federación Nacional de Productores Frutihortícola del Paraguay, cuyos camiones alzarán los productos en sus propias fincas, rumbo a los centros de comercialización.

“Tu carpeta ya está en el ministerio”

Es natural que los productores se muestren ansiosos ante la dorada perspectiva que se les pinta. De vez en vez, cuando a propósito, o por casualidad, se encuentran con los directivos de la Fenoprofhp, antes que el saludo sueltan la pregunta del destino de la carpeta. “Ya está en el ministerio”, es la respuesta invariable con el agregado de que esperen confiados en las autoridades nacionales, y más todavía en un ministro de Agricultura que tiene una especial sensibilidad por sus compatriotas más carenciados.

Ante tan grata respuesta, los miembros de los comités vuelven a esperar confiados la concreción de sus pedidos.

“Tu carpeta fue rechazada”

Uno de los encuentros –buscado o casual– en no pocos casos significa la desesperanza para el productor que esperaba confiado en cambiar su suerte. Es cuando escucha que se le dice “tu carpeta fue rechazada”. Quiere decir que en el Ministerio de Agricultura se rechazó el pedido del comité con lo que se hunde la posibilidad de que el pequeño productor mejore su suerte.

En otros casos se anuncia que determinados comités fueron favorecidos con la ayuda ministerial. Pero esta situación, al parecer beneficiosa, al final resulta igualmente perjudicial, como veremos con detalles en la próxima nota.

Próxima nota: Todo el dinero público manejado por un par de personas.

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