Cargando...
El abogado Gualberto García Jones, director de la organización Grupo Internacional de Derechos Humanos, un español estadounidense, con sede en Washington y el médico obstetra nicaragüense Rafael Cabrera, de la red interamericana, inspeccionaron esta semana el caso de la niña embarazada y arremetieron contra una organización feminista, de nombre Cladem, que promueve la legalización del aborto.
–¿Cuál fue la finalidad de su visita al Paraguay?
–Somos abogados que velamos por los derechos humanos en los países miembros y ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Hemos venido alarmados por una denuncia divulgada en todo el mundo en la que se afirmaba que el Gobierno de Paraguay estaba poniendo en riesgo la vida de una niña embarazada de 10 años violada por su padrastro.
–¿Quién denunció?
–García Jones: es Cladem (Comité de América Latina y El Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer), una organización feminista bastante radical, que pidió ante la CIDH, en Washington, una medida cautelar. Hizo una serie de alegaciones y pidió que se permitiera el aborto del bebé que lleva la niña y que tiene 28 semanas.
Nosotros vinimos a investigar la veracidad de la denuncia. Nos reunimos con los directores de los diferentes ministerios, con parlamentarios, fiscales y jueces y los médicos que atienden a la menor, entre otros. Sacamos bastante información de los hechos que contradicen completamente la denuncia elevada sin ninguna prueba por las representantes de esa organización. Nunca estuvo en peligro la vida de esta niña; si bien, como es lógico, se trata de un embarazo de alto riesgo, como lo es en todos los casos de menores, incluso de 19 años. La pelvis no está preparada.
–¿Cómo se involucró esa organización?
–En la petición, se alega que la mamá de la niña acudió a Cladem por ayuda. En su escrito dice: “Las organizaciones de la sociedad civil paraguaya respondieron al pedido de apoyo de la señora y su hija cuando ellas se encontraban en absoluto desamparo”.
–¿Y no fue así?
–La autoridad judicial y los representantes del Ministerio de la Niñez nos aseguraron que las de Cladem no representan ni a la mamá ni a la niña. Es más, la mamá de la niña que está presa pidió que se aparten.
–¿La madre no firmó acaso un escrito con ellas?
–En la medida cautelar que pidieron, dicen, que la mujer presentó un escrito para pedir el aborto. Resulta que la madre no habla español. Habla guaraní. Ella niega que haya dado su consentimiento. Alega que le hicieron firmar con la advertencia de que si no lo hacía podía morir su hija. Lo hizo cuando estaba en esa situación de emergencia (la apresaron acusada de complicidad con el padrastro). Ella niega haber pedido el aborto. Evidentemente era una estrategia de esta gente inescrupulosa para fomentar su ideología, que es la legalización del aborto. Le habían redactado un documento que ella ni había leído ni entendido. Se aprovecharon de esta mujer.
–El escrito está con su firma. Eso es claro.
–El escrito lo firmó, pero lo firmó sin saber lo que estaba firmando y con la información de que si no lo hacía se iba a morir su hija, cosa que no era cierto.
–También se dijo que la niña estaba prácticamente presa.
–Les pedimos a los representantes del Ministerio de Salud y la médica gineco-obstetra que la atiende personalmente a que nos explicara exactamente el tratamiento que le estaban dando. Dijo que se le estaba dando un tratamiento normal para esos casos dentro de lo que cabe. Pudimos comprobar que sí se le dio seguimiento bastante minucioso y cuidadoso con los apoyos sicológicos, médicos y, bueno, no es cierto que está presa. Está en un hogar de niñas de la Cruz Roja, porque la madre está en la cárcel y el padrastro ya está encarcelado también. Entonces, ya no tiene quien le apoye y está en un hogar donde la cuidan y ella está contenta y consciente de que tiene un bebé y quiere tener a su hijo. O sea, se creó una impresión de que Paraguay es un país casi salvaje donde se permite, primero que a las niñas las violen, sin que se realice un proceso judicial al culpable y encima se las fuerce a tener al niño. Hemos comprobado que se ha realizado una denuncia falsa que yo creo que llega al punto de ser criminal. Aquí hubo coerción a la madre. Nos hemos documentado de primera mano para poder presentar este caso de manipulación ante la Comisión Interamericana.
De hecho, estamos queriendo hacer una denuncia formal porque vemos que se está manipulando los derechos humanos exclusivamente para fomentar una ideología.
–¿Quiénes son los de Cladem?
–Es un grupo que está presente en diferentes países de Latinoamérica. Ellos mismos se describen como un grupo de feministas. Pidieron una medida cautelar. Las medidas cautelares se dan para proteger derechos donde hay un riesgo de muerte de una persona o si alguien está encarcelado y hay una amenaza inminente y entonces son procesos que son rápidos. La medida cautelar se redacta desde Cladem a la Comisión de Derechos Humanos. La CIDH da oportunidad al Estado de responder. En este caso mandaron las preguntas a la Cancillería el sábado 23, en un fin de semana en el que en Estados Unidos es festivo. Los jueces no trabajaron ese fin de semana. No trabaja nadie. El lunes era festivo. Pidieron una respuesta para el martes. No dieron oportunidad a las autoridades paraguayas a responder. Eso nos llamó la atención y empezamos a verificar. Nos percatamos que casi todos los datos de la denuncia estaban en duda.
–En Naciones Unidas hubo un pronunciamiento muy fuerte contra el Gobierno paraguayo.
–Sí, sí, salió una nota el 11 de mayo y de hecho lo mencionaron en la junta médica. La nota era muy agresiva, acusatoria, pero no se habían comunicado con el Gobierno paraguayo y estaban acusando de hechos que ni ellos habían probado. Entonces, nos comentó el relator de la Niñez que él personalmente se comunicó con las autoridades de la ONU y el comunicado de prensa que publicaron no refleja la realidad. Nosotros creemos que la misma gente de Cladem redactó el documento.
–La repercusión fue feroz. ¿Cómo se puede ventilar en la ONU algo que no es serio?
–El relator de la Niñez de Paraguay nos dijo que se sorprendió muchísimo porque no se les dio oportunidad de explicar. Por eso recurrió directamente a los expertos y ellos dijeron: “Nosotros no aprobamos esa nota de prensa”.
–No hubo tampoco un desmentido de Naciones Unidas.
–No. Y la verdad es que, nosotros que trabajamos en este tema internacional, las organizaciones internacionales tienen su propia ideología en estos temas, en este caso del fomento del aborto. No fueron justos con Paraguay. No le dieron oportunidad de defenderse.
–Pero tampoco aquí se le dio mucha importancia.
–Posiblemente la Cancillería no quiso entrar en el juego y andar respondiendo cosas falsas. Eso les dio más acicate todavía. “No se defienden”, o sea “tiene que ser cierto todo lo que se dijo”. Es la imagen que queda. Por eso vinimos nosotros, porque queríamos probar la falsedad con que actúan.
–¿Usaron hasta la ONU?
–Cuando no existe un apoyo popular para cambiar las leyes que ellos quieren cambiar, pues acuden a los jueces. Cuando no tienen a los jueces acuden a organismos internacionales. Y simplemente saltan de un lado a otro y por donde puedan presionan. En este caso están usando la OEA y de hecho usan la ONU todos los días para presionar. Son bastante descarados.
–Este tuvo gran efecto mediático.
–(Cabrera): Ellos buscan casos estandarte, casos insignia que le llaman para presionar por la legalización del aborto. En Nicaragua se valieron del famoso caso de la niña Rosita, copia al carbón de lo que ha pasado aquí en Paraguay. En este caso involucraron a los gobiernos de Costa Rica y de Nicaragua. Es una niña nicaragüense que se embarazó en Costa Rica. Estas mismas abortistas en su filial de Nicaragua la secuestraron de Costa Rica y la llevaron a Nicaragua. Formamos un equipo multidisciplinario para atenderla. Yo era entonces presidente de la Asociación Médica Nicaragüense. No sirvió para nada. La hicieron desaparecer tres días para hacerle abortar. Hicieron un libro, un documental donde la presentaron como una niña feliz por haber abortado. No nos permitieron ni practicar el ADN al feto para identificar al culpable de la violación, el padrastro.
–¿Qué pasó con la niña?
–La niña regresó a su mismo ambiente y dos años después volvió a embarazarse del padrastro. Una pelea de la mujer con su pareja sirvió para que conociéramos la verdad. Ella lo denunció. Dijo que el mismo padrastro era el papá del otro niño que abortó. Ese niño sí lo tuvo y el padrastro está purgando 20 años de cárcel. El tipo siguió abusando de la niña. Lo que hizo la organización abortista fue proteger al delincuente. No tienen escrúpulos. Pero ese caso de la niña Rosita les cayó como un búmeran. En Nicaragua se eliminó de la ley el aborto terapéutico y en Nicaragua hoy se penaliza total y absolutamente todo tipo de aborto.
–¿Cuál es el partido que sacan?
–(Cabrera): Dinero. Se benefician las multinacionales que fabrican los equipos para hacer el aborto, los de succión descartables y toda la gama de ese tipo. Precisamente la que está al frente del movimiento feminista abortista de Nicaragua es representante de la multinacional IPAS para Centroamérica. Están los otros grupos internacionales más antiguos que están detrás del control de natalidad. La industria del aborto es una industria billonaria.
–Muchos ven, sin embargo, esto como una pulseada entre dos ideologías.
–(García Jones): Es cierto. Hay un choque de ideologías de aquellos que respetan la vida y aquellos que quieren la libertad de vivir su sexualidad sin repercusiones.
–Lo cierto también es que todos estamos pendientes de esta niña y el desenlace que puede tener su embarazo.
–Esta niña de Paraguay está en completo estado de bienestar físico, síquico y ambiental. Los que la atienden lo están haciendo de manera muy profesional. Cualquier riesgo se ataca y se atiende. La doctora que la atiende nos dijo que ella está contenta y que quiere tener su bebé. Esa experiencia la vemos en la mayoría de los casos. Es impresionante el espíritu del ser humano. Yo conozco un caso en Nicaragua de una mujer que fue obligada a abortar por su madre después de ser violada. Ya es mayor y me dice: “Odio a mi madre. La violación ya se me olvidó, pero el aborto me está matando”.
–¿Cuál es el mayor riesgo?
–Cualquier embarazada, inclusive mayor, tiene riesgo de preeclampsia, una hipertensión del embarazo. Para eso está el control prenatal para que no suceda. Y si sucede la manejamos hasta asegurar la salud de la mamá y el niño.
–Tiene que hacer cesárea.
–Como se hace a cualquier mujer normal donde el niño es más grande que el tamaño de su pelvis. En Paraguay en 2014 dieron a luz más de 600 menores de 15 años y ninguna murió ni el bebé. No es conveniente que una niña se embarace. Hay que educar y para los violadores las penas deben ser más duras. En Ecuador, hay un plan de educación que promueve el retraso de la relación sexual hasta los 20 años tiempo en el que gran parte de la población mejora su condición de vida y la solidez de la familia. A los 20 años ya no se cometen locuras. Parece interesante. Crece la familia y crece el país. A eso se le llama el bono demográfico.
holazar@abc.com.py