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La mentira ahora desmentida fue proferida por el Gobierno hace exactamente una semana, solo tres días después de que la Policía ejecutara con un tiro de escopeta al presidente de la Juventud Liberal del distrito de La Colmena, Rodrigo Quintana, en un asalto sincronizado a la sede del
PLRA, ubicada en Iturbe entre Teniente Fariña y Manuel Domínguez, Asunción.
En aquella ocasión, el viceministro de Asuntos Políticos, Ariel Martínez, y el director general de Orden y Seguridad de la Policía, comisario general director Luis Cantero, presentaron en una conferencia de prensa las grabaciones de una orden dada por el propio Cantero, a través de la frecuencia policial, de no entrar al local del PLRA.
Con esa maniobra, el Gobierno intentó desentenderse del crimen y dejar “pegado” al proceso solamente al suboficial ayudante Gustavo Adolfo Florentín Silva (23), único imputado hasta ahora, pero quien nunca debió haber salido de la Comandancia porque estaba bajo arresto.
Sin embargo, dicha treta quedó desbaratada ayer, cuando la propia fiscala Lorena Ledesma confirmó que la orden de no entrar al PLRA, efectivamente, fue impartida por radio por el comisario Cantero, pero recién a la 01:00 del sábado 1 de abril, es decir, por lo menos 40 minutos después de que Rodrigo fuera derribado con balines de plomo. Según las imágenes del circuito cerrado, los cascos azules irrumpieron en el edificio a las 00:22 de aquella trágica madrugada.
“Puede haber audios anteriores, que solo voy a precisar cuando el Laboratorio Forense me envíe. Hay varias conexiones, pero de momento solo una podemos identificar”, explicó la fiscala en referencia a la grabación presentada por el Gobierno como “prueba”.
Ledesma dijo que busca determinar si hubo una orden anterior de no ingresar al local, atendiendo que la Policía Nacional se rige por un sistema jerárquico.
El arma, un día antes
La fiscala Lorena Ledesma también informó ayer que, según el registro de movimiento de armas que incautó de la Comandancia, el policía Gustavo Florentín retiró un arma ya el jueves 30 de marzo y que la devolvió a la mañana siguiente.
Este dato también se confronta con la versión oficial, que sostiene que el viernes 31 de marzo Florentín agarró un arma, se escapó de su detención y salió a repeler a los manifestantes por su cuenta. Además, el Gobierno quiso hacer pasar como fortuito el hecho de que Rodrigo fuera muerto con balines de plomo, pero existen pruebas de que la sede liberal también fue acribillada con municiones letales.