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El presidente electo, Horacio Cartes, en esta primera semana ha dado señales de que seguirá descansando su confianza en el círculo que lo rodea desde hace años.
Pese al esfuerzo de muchos políticos colorados, pocos han logrado permear el cerrado grupo y ubicarse a su lado.
El entorno inmediato está encabezado por su hermana Sarah Cartes, quien goza de su más absoluta confianza. La mujer maneja varias de las 25 empresas que tiene el jefe de Estado electo. Durante la campaña, Sarah dirigió y trabajó con el grupo de asesores externos que estuvo integrado entre otros por el chileno Francisco Cuadra.
A ella se suman dos gerentes de sus empresas. Por un lado, Juan Carlos López Moreira, a quien Cartes había pellizcado de la multinacional Coca Cola en la década del 90. Ahora lo convirtió en sus ojos y oídos en el equipo de transición de gobierno. Es el operativo del equipo, el que organiza y se encarga de hacer cumplir al pie de la letra lo que quiere el presidente.
El tercero del equipo es José Ortiz Escauriza, gerente de una de las empresas más importantes de Cartes: Tabacalera del Este SA. Ortiz es el filtro de la clase política y el que tiene un perfil más político. En las internas tuvo a su cargo la importante labor de socavar las bases de los Zacarías Irún en Alto Paraná.
Políticos, sin poder real
En el plano político no se visualiza un hombre con poder real sobre el presidente electo. Al vicepresidente, Juan Afara, lo considera un gran amigo, pero sin mucha influencia para la construcción de los cuadros de poder, excepto en su zona, Itapúa. De su mano, por ejemplo, el intendente de Encarnación, Juan Schmalko, podría llegar a ser director de Yacyretá.
En el entorno se habla de que existe poca confianza en la presidenta del partido, Lilian Samaniego. Los que conocen a Cartes aseguran que difícilmente este puede olvidar la movida realizada en la ANR de la mano de Samaniego durante las internas, cuando le pidieron que aclare su supuesto vínculo con el narcotráfico.
El otro político de peso en la ANR, Luis Castiglioni, tampoco ha logrado ubicarse en el primer anillo, pese a que se habla de que entre ambos existe una amistad de años.
El expresidente Nicanor Duarte Frutos es quien, de duro crítico, logró entablar amistad con Cartes, pero no es un habitué de las reuniones, salvo en temas complejos en los que puede aportar su experiencia como exjefe de Estado. Durante la campaña Duarte Frutos apareció en pocos actos.
Sin embargo, comparte largas y distendidas reuniones, habano de por medio, con el jefe de Estado electo.
Javier Zacarías Irún, político paranaense, exprecandidato a presidente de la república, es otro de los pocos que gozan de la consideración del presidente electo, pero más bien se debe a su peso político.
El dirigente está en condiciones de plantear espacios de poder por el electorado que moviliza. El 30% del total de votos que dio la victoria a Cartes en las elecciones últimas provinieron del Alto Paraná.
Según el entorno del jefe de Estado electo, este reconoce que el logro electoral en gran medida se debió a la unidad partidaria alcanzada a partir del reconocimiento de la derrota de Zacarías Irún y el apoyo a Cartes en las elecciones internas. El hoy presidente electo confesó en más de una oportunidad que temía que Zacarías Irún pida algo a cambio de su apoyo, pero este le dijo que solo se sumaba a la Lista 1.
El círculo en torno a Cartes cierran su secretario privado Fernando Ojeda, el dirigente deportivo Marcos Cáner y el dirigente colorado chaqueño Basilio “Bachi” Núñez.
nespinola@abc.com.py