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Fue llevada desde el penal El Buen Pastor hasta la sede de la Agrupación Especializada de la Policía Nacional, en medio de un gran despliegue de seguridad.
La citada mujer había sido encontrada culpable, junto con otros cómplices, del rapto de María Edith de Debernardi y cumple condena de 18 años de cárcel.
Alrededor de las 19:00 los guardias habían escuchado ruidos provenientes de la zona donde se encuentra la celda de Villalba, y al revisar encontraron que una parte del revoque de la pared estaba desprendida.
Según fuentes oficiosas, el citado revestido de la pared se había desprendido a causa de golpes que se hacían con un objeto pesado envuelto en toallas mojadas, y que se pretendía abrir en ese lugar un boquete para la huida de Villalba y otras reclusas.
Cuando los centinelas hallaron las rajaduras en el revoque, inmediatamente dieron la alerta de que se trataría de un intento de escape de la presidiaria. Por ello, la directora del penal, María Elena Genes, solicitó refuerzo policial.
Luego agentes de la Fuerza de Operaciones de la Policía Especializada (FOPE) y de la Comisaría 6ª Metropolitana rodearon el penal, ubicado en Choferes del Chaco y Mariscal López. También llegaron al lugar altos funcionarios del Ministerio de Justicia y Trabajo y del Ministerio Público, para acompañar un cateo.
No es la primera vez que surgen datos sobre proyecto de fuga de la condenada. Incluso, el Poder Judicial había alertado sobre la posibilidad de que ella, al igual que su marido Alcides Oviedo Brítez, preso en la Agrupación Especializada, escapen o sean rescatados por sus antiguos compañeros del grupo armado EPP.