Policías y campesinos habrían tendido trampa a Medina

La posible participación de policías y campesinos al servicio del narcotráfico en el asesinato de nuestro corresponsal en Curuguaty, Pablo Medina, y de su acompañante Antonia Almada es una hipótesis que están manejando los investigadores del doble crimen.

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El fiscal Lorenzo Lezcano, uno de los intervinientes, piensa seguir esta pista en su tarea de pesquisa.

Según fuentes que investigan el crimen, agentes policiales de la zona de Villa Ygatimí, municipio en cuya jurisdicción se produjo el asesinato, pudieron haber colaborado para la entrega de Medina y Almada a los sicarios al servicio del intendente de Ypejhú, actualmente prófugo, Vilmar “Neneco” Acosta Marques. Tampoco descartan que algunos campesinos hayan brindado informaciones para perpetrar el atentado el 16 de octubre pasado.

La hipótesis se basa en la versión de un excustodio de Medina que aseguró que el periodista fue advertido en la subcomisaría de la colonia Marqueti, en su ida de cobertura a varios asentamientos campesinos, de que estaba siendo seguido por un motociclista y que inclusive Medina se había negado a ser acompañado. En este sentido, el agente fiscal interviniente de la ciudad de Curuguaty, Lorenzo Lezcano, analiza reconstruir el recorrido que habían hecho Medina y sus dos acompañantes, una de ellas también asesinada, para corroborar algunas informaciones.

Medina había informado que ese día iba a visitar la colonia Ko’ê Porã (Villa Ygatimí), Ára Vera y Crescencio González (Ypejhú), por un caso de ataque de marandova (oruga) a cultivos de campesinos y la intervención en una fumigación que iba a hacer la Federación Nacional Campesina (FNC).

Conforme a las versiones, supuestamente Medina se acercó a la subcomisaría de Marqueti para proveerse de agua y allí algunos policías le advirtieron que estaba siendo seguido por alguien que habría sido el informante de los sicarios Wilson Acosta y su sobrino Flavio Acosta Riveros, quienes ejecutaron al periodista y su acompañante por orden del entonces intendente de Ypejhú, “Neneco” Acosta Marques, ahora expulsado de la ANR. Evidentemente, los asesinos de nuestro corresponsal y de la joven Almada actuaron sin ningún temor, porque pudieron haber tenido la protección de los agentes policiales de la zona, también molestos con Medina, cuyas publicaciones sobre el tráfico de drogas perjudicaban a los narcotraficantes. En consecuencia, los policías corruptos no cobraban o recibían menos el “canon” que les daban los delincuentes a cambio de no ser molestados en sus actividades delictuosas.

Los narcotraficantes además tenían protección política, ya que varios de sus “patrones”, como “Neneco” Acosta, habían incursionado en la actividad política. Este delincuente es protegido de la diputada Cristina Villalba, así como de otros políticos como el gobernador de Canindeyú, Alfonso Noria, ambos colorados.

El tráfico de marihuana en la zona baja de Canindeyú continúa sin parar y no se ven resultados de los trabajos de la Senad y Antinarcóticos de la Policía Nacional, según nos aseguraron fuentes confiables.

Hablan de que tras el asesinato del periodista Pablo Medina la cotización de la droga se ha incrementado, porque las autoridades brasileñas redoblaron controles en la frontera seca. Sin embargo, en el lado paraguayo, sobre todo en la zona de Villa Ygatimí, donde fue asesinado el periodista, no se ven trabajos de estricto control.

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