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La cifra, según nuestros informantes, es absolutamente irreal.
También debería ser irreal para el propio Castor Ibarra, titular de la Senad, quien admitió por radio que están controlando una partida de teléfonos sospechados. Controlar un teléfono, cada dos días, no es una partida.
Nosotros esperamos hasta el último día de la serie para que el máximo responsable de la Senad, Castor Ibarra, nos atendiera tal como lo había prometido su encargada de comunicación, Carmen Avalos. Hasta el final, Ibarra no tuvo agallas para permitirnos preguntarle sobre estas cifras y los informes que nos hicieron llegar.
CADA QUIEN CON SUS LLAMADAS
Aseguran que antes la Senad tenía un solo equipo de escuchas, pero que actualmente son más; dicen que todas las llamadas interceptadas son grabadas en dos memorias portátiles, una para la SENAD, otra para la DEA y una tercera que queda en poder del máximo responsable del equipo interceptor de llamadas. Estas memorias están en chips que son editables, lo que convierte la operación, si fuera ilegal, en algo aún más riesgoso para la parte judicial.
Fuentes aseguran que, de cada diez escuchas, dos de ellas serían legales y las otras de pura onda. Según informes del área judicial, en algunas causas constan los pedidos de escuchas telefónicas que se justifican totalmente, son absolutamente necesarias; sin embargo, añaden que hay resoluciones que no aparecen ni siquiera en estadísticas del Poder Judicial, que no tienen ni siquiera número.
Uno de los informantes manifestó a ABC que uno de esos equipos de escucha está ubicado en el barrio Mburucuyá; esta hipótesis fue sostenida también por otra fuente. Se confirma que oyen entre 50 a 70 llamadas simultáneamente que pueden ser grabadas con el equipo SpyOne, cuyo alquiler de 60.000 dólares cada 10 meses es pagado por la Embajada norteamericana.
GUERRA INTERNA Y SIN FISCALIZACIÓN
La guerra interna desatada dentro de la Senad hace ya un buen tiempo, y que trató de restar poder al agente Luis Rojas, dejó como ganador a Castor Ibarra, pero la Senad salió perdiendo, ya que son visibles hoy día los bandos fieles a uno y a otro. Sumada a esto la falta de fiscalización que se había previsto por parte del proyecto original, no está el Vicepresidente que dijeron, ni el ministro de la Corte ni el fiscal Adjunto. ¿Quién controla a quienes nos controlan? ¿Los norteamericanos?