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Aunque la represa de Itaipú fue construida bajo el acuerdo de que tanto Paraguay como Brasil cargasen con la deuda, estuvo claro desde el principio que Paraguay no tenía la demanda como para absorber la mitad de la electricidad a ser producida por la planta. El acuerdo previó que la deuda sería pagada a través de una tarifa eléctrica que incluiría variables de interés y amortización, lo que garantizaría el reembolso de los empréstitos. El Apéndice C (ver pág. 5, “Historia de la deuda”) resume la acumulación de la deuda de Itaipú a lo largo de los años.
El gráfico 23 muestra que todavía en 2012 Paraguay solo consumía el 9 por ciento de la electricidad total producida por Itaipú (parte azul del cuadro de barras apiladas) y exportaba el 82 por ciento de su porción de electricidad a Brasil (representado por la parte verde oscura en el cuadro de barras apiladas).
Entre 1985 y 2012, Paraguay ha exportado 887 terawatts de electricidad a Brasil, pero, supuestamente, aún no ha pagado su porción de la deuda por la represa de Itaipú. Como resultado de que la deuda todavía figure en los libros, Paraguay hoy está recibiendo solamente una fracción de sus utilidades, ya que alrededor del 65 por ciento de la tarifa de la electricidad garantizada está compuesto por servicios de la deuda como se muestra en el gráfico 24. Dado que Paraguay está pagando la misma tarifa por la energía consumida, el país paga un precio más alto por su propia electricidad del que tendría que pagar sin la deuda. (Debe notarse que el precio medio de electricidad es más bajo que la tarifa debido a que esta está basada en electricidad contratada y garantizada y no incluye excesos de electricidad, sobre los cuales solamente son calculados los royalties y los costos de administración. Sin embargo, el precio sigue siendo más alto del que sería sin la deuda).
Deuda turbia
La historia de la deuda de Itaipú Binacional (IB) es turbia, al menos para nosotros. Además de las inversiones directas en el proyecto, hay otras inversiones fijas cargadas a IB como deuda (no nos queda claro cuál es la diferencia entre inversiones directas y el total de inversiones fijas). Las cargas de interés sobre la deuda de IB son conocidas, pero a menudo son extremadamente altas, especialmente durante los años 1980, cuando a IB y, por ende, a Paraguay, se les cobró más de 5 por ciento de interés real por año sobre la deuda de IB. Asimismo, el precio que Paraguay recibió por su electricidad, y por ende el monto retornado a IB en la forma de servicio de deuda, es confuso. Pareciera que Paraguay probablemente recibió precios muy bajos por sus exportaciones a Brasil por muchos años. Como resultado, la deuda se mantiene alta a pesar de haber pasado tres décadas de exportaciones de electricidad.
Paraguay ya pagó su parte
Ahora mostramos que, bajo lo que nosotros consideraríamos supuestos razonables, Paraguay probablemente ha pagado ya totalmente su parte del proyecto. Asumimos las siguientes tres premisas:
Primero, los costos de capital del proyecto están asentados como “inversiones directas”. Estas suman US$ 12.430 millones en total, o US$ 30.600 millones a precios de 2012. Esto representa más de US$ 2 por watt, un precio alto para hidroenergía, pero dentro de límites razonables. No entendemos por qué IB sostiene que incurrió en más de US$ 17.480 millones para el proyecto, o más de US$ 43.000 millones a precios de 2012. Este último monto más alto de inversiones de capital parece exorbitante, y, como mínimo, no está explicado con transparencia.
Segundo, usamos una tasa de interés real del 5 por ciento. Esto es 5 por ciento por encima de la inflación de Estados Unidos. Los pagos de interés sobre la deuda fueron extremadamente altos por muchos años, a menudo bien por encima del 10 por ciento nominal por año, y más de 5 por ciento real por año en la década de 1980 y principios de la de 1990. Esto parece demasiado alto, especialmente debido a que esta puede ser considerada una inversión de bajo riesgo, dado que estuvo totalmente garantizada por su propio flujo de ingresos.
Tercero, asumimos que Paraguay debió haber recibido al menos una tarifa de 52,7/MWh a precios de 2012 por sus exportaciones a Brasil (lo que se traduce en una tarifa de US$ 24,7/MWh en 1985 usando el deflactor CPI de Estados Unidos). Este es el precio que Paraguay recibió por sus exportaciones de energía concesionada a Brasil en 2012, y lo utilizamos como punto de referencia mínimo de lo que Paraguay debió haber recibido también por sus exportaciones precedentes. Creemos que US$ 52,7/MWh representaría un precio razonable por las exportaciones y que cualquier precio menor pagado por Brasil sería injusto para Paraguay. Hacemos notar que el precio “justo” que asumimos es inferior tanto a los costos de generación alternativa en Brasil (alrededor de US$ 59,87/MWh en la primera mitad de 2012. Fuente: Comisión de Integración Energética Regional (2012), Precios Medios Nacionales de Electricidad a Nivel de Generación y Transmisión) y bien por debajo del precio de mercado brasileño, como se muestra en el gráfico 25 para los años con datos públicamente disponibles (www.aneel.gov.br/area.cfm?idArea=507&idPerfil=11 – tarifa media total, annual midpoint exchange rates). En otras palabras, un precio de exportación de US$ 52,7 /MWh habría sido rentable para la distribución de electricidad y continuaría siendo el de una fuente de bajo costo en comparación con generación alternativa.
Usando estas tres premisas, se realiza el cálculo que aquí se muestra para rastrear la evolución de la deuda de 1975 a 2012 (ver “Cálculo de evolución de la parte paraguaya de la deuda de Itaipú”).
Metodología
El gráfico 26 dispone las premisas y metodología utilizadas para estimar los flujos anuales asignados al reembolso de la deuda (Kt). Cada año imputamos un valor que Paraguay debió haber pagado para honrar la deuda a través de sus exportaciones a Brasil (asumiendo un precio justo por estas exportaciones) y a través de su servicio de la deuda por sus propias compras de electricidad de Itaipú para uso doméstico. (Las estimaciones del servicio de la deuda por parte de Paraguay están basadas en datos de electricidad garantizada proporcionados por el banco central. Solamente tuvimos acceso a los datos de electricidad garantizada desde 1997 en adelante. Para los años 1985-1997, se presume que Paraguay contribuyó con el pago de la deuda en la misma proporción). Dado que cualquier pago hecho por IB a Paraguay reduce el monto implícito del servicio de la deuda, estos pagos también necesitan ser tomados en consideración (dinero neto recibido por Paraguay). Finalmente, los costos operacionales para producir la electricidad exportada son cargados a Paraguay (gastos de operación). El dinero neto recibido por Paraguay y los gastos de operación están deducidos.
Resultado de la simulación
El gráfico 27 muestra el resultado de la simulación utilizando las premisas y la metodología descriptas más arriba. Las columnas azules representan la mitad paraguaya de las inversiones de capital en la represa (Kt) y las columnas naranjas representan la deuda neta acumulada (Dt).
Por lo tanto, notamos que si asumimos el costo total de capital del proyecto en US$ 12.430 millones (con la porción paraguaya equivalente a US$ 6.220 millones), la tasa real de interés de los préstamos en 5 por ciento, y los precios de las ventas de exportación en US$ 52,7/MWh a precios de 2012, ajustados hacia atrás de acuerdo con la inflación, verdaderamente nos parece que Paraguay debería ser liberado de cualquier carga extra de deuda a partir de 2013.
Nos apresuramos a agregar que no contamos con datos detallados como para hacer una completa evaluación del perfil de la deuda de IB, como tampoco de lo que recibió Paraguay históricamente ni del servicio de la deuda. Hemos usado estimaciones aproximadas antes que cuentas definitivas. No obstante, creemos improbable que Paraguay todavía deba alrededor de US$ 7.500 millones de su porción de la deuda de IB asumiendo que recibió un precio justo por su electricidad, y creemos que una reevaluación ecuánime reduciría dramáticamente, o quizás eliminaría, el monto del servicio de la deuda esperado de Paraguay.
En consecuencia, recomendamos que Brasil y Paraguay exploren con transparencia estos argumentos y recalculen la deuda implícita sobre bases justas. Quizás nuestras premisas sean incorrectas, y la deuda sea tal como está asentada. Si este es el caso, una auditoría transparente ayudaría mucho a atenuar la desconfianza que muchos sienten en Paraguay. Pero quizás la deuda que aún está en los libros sea demasiado alta cuando se realizan los apropiados ajustes por los pasados servicios de esa deuda. Si este fuera de verdad el caso, las consecuencias serían muy grandes para Paraguay y realmente muy modestas para Brasil, una economía mucho más vasta y rica. Creemos que el FMI y otros organismos internacionales deberían estar listos para asistir a ambos países sobre una base objetiva para un escrutinio puntilloso de la historia y las cuentas de IB.
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