Cargando...
A través de un comunicado escueto, contundente y directo, leído por el representante del Papa en nuestro país, Mons. Eliseo Antonio Ariotti, Francisco destituyó ayer al obispo Livieres Plano y nombró administrador apostólico de la jurisdicción a Mons. Ricardo Valenzuela, actual obispo de Villarrica. El anuncio se hizo en el local de la Conferencia Episcopal Paraguaya, en presencia de su titular Mons. Claudio Giménez y del secretario general, Mons. Adalberto Martínez, a primera hora de la mañana de ayer.
“La disposición pontificia ha sido necesaria por falta de disponibilidad del obispo Livieres Plano a presentar su propia renuncia como le había pedido la Congregación para los Obispos, después de la visita apostólica del pasado mes de julio”, expresa el documento leído por Ariotti.
El nuncio apuntó que hubo varios motivos para la destitución de Livieres: se analizó su manera de actuar, el manejo en sus seminarios, de las instituciones de la diócesis, de los fieles laicos y religiosos, y todos opinaron; hubo comentarios positivos y negativos. Una vez evaluados –afirmó– se consideró tomar una decisión mirando el bien mayor de la unidad de la Iglesia.
Sostuvo que la visita apostólica constató que con Livieres Plano no había unidad eclesial en su diócesis y con los demás obispos, lo que significa que no hubo colegialidad.
“El Papa se dio cuenta de que la comunión eclesial estaba herida y los motivos eran la actuación de este obispo”, concluyó.
Un bien mayor
La Oficina de Prensa del Vaticano también emitió un informe sobre la destitución, que Ariotti leyó y dice: “La gravosa decisión de la Santa Sede, por serios motivos pastorales, mira el bien mayor de la unidad de la Iglesia de Ciudad del Este y a la comunión episcopal en Paraguay”.
En el mensaje, el Santo Padre pidió al clero y a todo el pueblo de Dios de Ciudad del Este acoger la decisión con espíritu de obediencia, mansedumbre, y sin desavenencias, guiado por la fe. Invita a la Iglesia de Paraguay, guiada por sus pastores, a un serio proceso de reconciliación y superación de cualquier acción facciosa y discordia, para no herir el rostro de la Iglesia y para que el “rebaño de Cristo” no se vea privado del evangelio.
Se negó a renunciar
Al término de la lectura de los comunicados, preguntado el nuncio cómo queda Livieres Plano ante su negativa a renunciar, indicó que la Santa Sede le presentó los resultados de la visita apostólica que realizaron el cardenal Santos Abril y Castelló y Mons. Milton Tróccoli y él se negó a renunciar. “En estos casos, cuando no se presenta espontáneamente la renuncia, por el bien mayor de la Iglesia de Ciudad del Este y la comunión episcopal, queda sustituido y la jurisdicción queda a cargo de un administrador”, afirmó.
Agregó que Livieres Plano (miembro del Opus Dei), seguirá siendo obispo, pero ya no podrá participar de la Conferencia Episcopal, como podía haberlo hecho si renunciaba y quedaba como emérito.
Apuntó, además, que el pastor (de 69 años y nombrado obispo el 2 de julio de 2004) queda con el título de “sustituido”, que no es lo mismo que uno que ha renunciado o que llega a ser emérito por límite de edad. “El se quedará donde quiera. Celebrará la misa en su casa, puede hacerlo además en pequeñas congregaciones, pero con permiso del ordinario del lugar. Desde este momento, la diócesis queda a cargo de Mons. Valenzuela”, indicó.
Preguntado si no estaría en rebeldía al no presentar su renuncia a pedido del Vaticano, Ariotti indicó que no podía responder por no saber qué actitud asumirá el destituido. “El es un hombre de Dios, ha dado toda su vida por la Iglesia y reaccionará de acuerdo a la catolicidad, fidelidad y obediencia al Santo Padre”, afirmó.
Caso Urrutigoity
Sobre el caso del sacerdote Carlos Urrutigoity, acusado de abusos a menores, indicó que todos quienes ocupaban cargos cesan ahora y quedan a cargo del administrador. Agregó que Valenzuela estará en Ciudad de Este y por el momento su diócesis (Villarrica) estará a cargo de su vicario general.
Los antecedentes
Manejo desprolijo en el Seminario Interdiocesano, donde los sacerdotes eran consagrados con cuatro años de estudio (en el Seminario Mayor exigen seis años); la férrea defensa del padre Urrutigoity, denunciado por casos de abusos contra menores de edad; y el uso discrecional de recursos transferidos por la Itaipú Binacional para obras sociales, fueron algunos de los motivos que llevaron al Vaticano a disponer la visita apostólica. Livieres Plano también tuvo enfrentamientos con laicos organizados, que incluso llegaron a estrados judiciales. Acusó, igualmente, a los obispos del Paraguay de ser afines a la teología de la liberación. Y, finalmente, tuvo un entredicho con el Mons. Pastor Cuquejo.