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Aída Martínez es mamá y líder de la Asociación Campesina e Indígena del Guairá. En el distrito Independencia, el lugar donde vive, casi nadie tiene acceso a internet y los alumnos se educan sin contacto con la tecnología.
“Acá los padres no estamos en condiciones de comprar computadoras, ahora menos que nunca. Creemos que el Estado debe comprar computadoras a los niños, y no los padres, para que la educación sea realmente gratuita. La realidad en la campaña, en las zonas rurales, como en mi zona, donde todavía no hay internet, es que los padres no podemos hacernos cargo”, señala Aída.
A pesar de que computadoras e internet no forman parte de su vocabulario cotidiano, madres como Aída entienden su incidencia en la calidad de la educación y de vida de sus hijos. “Sería muy importante para los niños tener computadora, porque cada día es más fuerte la tecnología y si la usan bien, va a ser para bien”, afirma.
Pero además reclama un buen uso de los recursos otorgados, ya que cuenta la dirigente campesina que hubo programas que llevaron computadoras a las escuelas de su zona –aunque no con el modelo de una por alumno en propiedad– y no se supo darlas buen uso. “No se usaron, están guardadas, o si no las usan solamente las profesoras”, señala.
Para Rocío Silva, presidenta de la Asociación de Padres de Alumnos del colegio Fernando de la Mora, “estaría bueno que el Estado proveyera de una computadora a cada alumno, porque la tecnología hoy es la que lleva al mundo”. La asociación que lidera Rocío se hizo conocida el año pasado cuando en plena huelga de docentes encabezó un movimiento de padres para que los maestros volvieran a las aulas y llegó hasta los estrados judiciales para lograrlo.
Esta mamá llama la atención también sobre las enormes carencias en la educación pública y que el Estado desatiende. Cita la pobre infraestructura, la falta de merienda escolar, de útiles, los profesores sin sueldo y las malas condiciones de las instituciones educativas del sector público.
“Somos el único colegio técnico en Mecatrónica del país y no tenemos sueldos para profesores para conservarlos. Los padres buscamos los recursos”, afirma.