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–Primero quiero explicarle que yo vengo de bastante tiempo de estar enfermo y muy medicado. Yo estaba concentrado en otro tema y de repente me plantifica el periodista (de Cardinal)... “El señor Tito Saguier dice que usted mintió”, y le admití que yo mentí, pero en realidad eso fue un lapsus mental. Revisando después lo que yo declaré en aquella época (en el 2004 cuando compareció ante el Senado), yo no pude haber mentido, porque dije la verdad. El mandato era por cinco años. “¿Qué dice usted?”, se me preguntó. Yo respondí: “¿Usted dice por la cuestión de la sentencia de la Corte? Eso dice así, pero esa es una casualidad. Esa es una sentencia que va para el olvido. Después se va a hacer la convención constituyente que va a modificar esa parte discutida de la inamovilidad, por lo tanto, yo creo que hay que esperar”. ¿Qué voy a mentir si lo que dije es lo que exactamente está pasando hoy, que confirma que hace falta una constituyente?
–Pero ¿dijo o no dijo al Senado?
–Yo no les respondí (a los senadores) como ellos querían. Ellos querían que yo dijera: “sí, es cinco años”. No. Yo no dije eso. Lo de los cinco años surgió de una sentencia de la Corte, que decía que hasta los 75 años nadie nos para. El Senado decía “cinco años”. Entonces relacionaron eso y yo dije: “no, esa sentencia es para el olvido”, ¿por qué? porque no sienta jurisprudencia. Mañana puede cambiar la jurisprudencia. Mañana puede cambiar la ley, puede cambiar la Constitución. No tuve oportunidad de mentir. Al contrario, les hice ver a ellos (los senadores), de que se apresuraban a hacernos jurar sobre cinco años sabiendo que los cinco años estaba en discusión.
–¿No cambió de opinión, entonces?
–No, señor. Ahora, también me influyó, primero, una larga enfermedad con tratamiento muy severo. Mi cabeza no anda muy bien. Se me impregnó lo que dijo Tito Saguier, que ya me colocó en el papel de mentiroso, sin serlo. No sé si me estoy explicando...
–Pero usted dijo: “yo mentí”
–Claro, pero yo había dicho lo que él dijo que yo dije en el 2004.
–Pero, usted dijo: “es una mentira de salvación”. ¿Por qué dijo eso?
–(se ríe) “Salvación”. Dije así porque yo partí erróneamente de la base de lo que Tito Saguier dijo, era lo que yo había dicho y no es verdad. Revisé después mis declaraciones –porque también tengo la cuestión de la memoria flaca– y no dije lo que él dijo que yo dije...
–Pero usted dijo aquella vez (en el 2004): “el vitaliciado es lo que siempre la ciudadanía ha repudiado cuando se luchaba contra la dictadura”...
–Sí, señor. Pero el vitaliciado no es lo mismo que la inamovilidad. El vitaliciado es hasta la muerte, y fíjese, yo deseo morir a los 180 años. La inamovilidad es hasta ahí nomás, hasta los 75 años. La estabilidad (sin embargo) es para que el juez trabaje tranquilo dentro del período de su mandato.
–Usted va a cumplir en el 2018, en el 2019...
–Vamos a dejarlo en el 2018, porque a mí me gusta esa terminación (por el aniversario liberal del 18 de octubre), aunque ahora soy rechazado por tirios y troyanos (liberales y colorados)...
–¿Usted va a continuar a pesar de todos los cuestionamientos? Enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, apañamiento de jueces que liberan narcotraficantes...
–De eso hablaba (el presidente del Congreso Jorge) Oviedo Matto. El señor Oviedo Matto habló generalizando. ¿Por qué no da casos concretos, si él mismo (como miembro del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados) es testigo de despidos de magistrados o camaristas a los que se les pilló en trapisondas. Lo que pasa es que acá surgió un problema de poder. Esa es la cuestión. Cuando ellos (los del Jurado) suspenden, quieren que la Corte lo haga efectivo inmediatamente. Pero muchas veces, la suspensión no es posible para la Corte, porque hay recursos de por medio planteados por los interesados. Nosotros hemos suspendido magistrados cuando pudimos hacerlo, pero el apresuramiento de los miembros del Jurado hizo que ellos pensaran que nosotros estábamos metidos en algún enjuague...
–¿Acaso no hay un término de 15 días para que la Corte confirme la suspensión o castigo de los magistrados?
–La Corte es la que suspende a los magistrados, y resulta que los del Jurado, el sector de Oviedo Matto consiguió una ley del Parlamento según la cual, si es que la Corte no resuelve en 15 días, se considera automáticamente suspendido al magistrado. Es una normativa que al final da preeminencia al Jurado por sobre la Corte, y el Jurado es un organismo de inferior jerarquía que la Corte.
–La cuestión es que se liberaron narcotraficantes, pillados con 100 kilos de cocaína..
–Es una generalización. La liberación de esos narcotraficantes se produjo en instancias inferiores, en primera y segunda instancia. En todos los casos, la Corte tomó medidas disciplinarias, y sobre todo, cuando el Jurado así lo dispuso. A nosotros nos endilgan todos los males del mundo, y no es así. Los problemas vienen de abajo y la Corte toma las medidas disciplinarias que correspondan tomar. Si usted toma las estadísticas de jueces y fiscales destituidos en los últimos 12 meses se va a dar cuenta, y todos fueron por la Corte. Ahora mismo tenemos varias carpetas en estudio de casos relacionados con narcotraficantes. Yo fui testigo de un caso de retención de expedientes de los grandes capos de la mafia de la droga. Cuando yo entré, despaché todo, porque ahí se retenía...
–Se dice que es uno de los negocios que más arrojan ganancias en el Poder Judicial...
–Repito. Eso puede que suceda en primera o segunda instancia, en todo caso. La Corte no actúa en todos los procesos. La Corte ya recibe residualmente los expedientes.
–Para que sea bien claro, ¿por qué la Corte le quiere cortar al Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados esa facultad que tiene de castigar a los magistrados corruptos?
–En un momento se vincula la ambición de tener el poder dentro del Jurado para obligar a ciertos jueces regionales a hablar con ellos. Y ahí hay problema de electorado. De ahí surgen candidatos a cargos políticos...
–Pero dicen de usted: “si mintió Blanco una vez, lo puede hacer mil veces...”
–Yo caí en un lapsus calamis (resbalón mental)...
–¿Así se puede llamar?
–Falla mental. Se me impregnaron en la mente las varias repeticiones que hizo Saguier “Blanco mintió, mintió, mintió...”
–Entonces, ¿qué quiso decir?
–Yo hablé de algo que yo no hice. Él se refería a mi declaración de 2004. Y yo no me acordaba en ese momento de qué es lo que yo había dicho. Cuando surgió mi declaración a la radio, me dice mi hijo: “Papá, vos no dijiste nada”. Ni el diario yo había leído. Y ese mismo día, el diario ABC publicaba la declaración de cada uno (de los ministros de la Corte en el 2004), y yo ni siquiera eso leí. Mi hijo me hizo recordar: “Vos no te equivocaste, papá. Vos no declaraste eso”. Y ahí me puse a leer en ABC lo que yo dije. No dije lo que Tito Saguier me atribuyó, que se me impregnó en la mente.
–Un diputado dijo que usted cometió perjurio, mal desempeño...
–No hay tal perjurio. No hay ningún mal desempeño. Fue un error mental. No estoy queriendo agradar a nadie. Es un error mental. Es una gaffe, un error de origen.
–El presidente de la Corte (Víctor Núñez) dijo que “los políticos quieren defender su propia Corte”...
–Y es cierto.
–¿O los colorados no quieren que se vaya su Corte propia?
–Si es por eso, este debate siempre va a ser interminable. Siempre va a haber un grupo que a los 3 o 5 años va a querer cambiar de nuevo “porque fulano se cambió de carpa (política)”. Tenemos que buscar que la estructura sirva para algo...
–El interrogante es: ¿por qué los colorados son los únicos que defienden a la Corte?
–Es una puja de poderes.
–Pero si también hay liberales...
–Vea cómo se están moviendo los grupos de presión. En este momento no hay liberales ni colorados ni de otro partido. El que está en el candelero quiere mantener su preeminencia y está buscando alianzas con Dios y el diablo.
–¿Los colorados son los que tienen su propia Corte, hoy?
–Y esa es la realidad. Por eso es que, fíjese, en el 2000 hubo un pronunciamiento del comité político del Partido Liberal y un pronunciamiento del presidente de la Cámara de Diputados (en ese entonces) Efraín Alegre, diciendo totalmente lo contrario de lo que dicen hoy. Y ¿por qué? Porque en aquella época había un copamiento de los colorados. Ahora son los liberales los que quieren copar. Y como quieren copar, aparecen los grupos facciosos y dicen: “para mí tanto, para vos tanto...”. Cada uno se reparte el muerto.
–Pero la imagen del Poder Judicial está bastante deteriorada. Eso no se puede desconocer...
–Se distorsiona la información. La semana pasada vi una entrevista en uno de los canales de televisión donde el reportero pregunta: “¿la Corte es corrupta?”. La respuesta es: “es corrupta.” ¿Por qué no se pregunta: “quién es corrupto dentro de la Corte”? Otra cosa. Cuando dice: “La Corte es corrupta” está refiriéndose a todo el Poder Judicial. Es posible que un juez o en un juzgado el magistrado sea corrupto, pero no por eso la Corte es corrupta. Hay imprecisiones que confunden a la gente. Esa es la verdad.
–A usted también le adjudican los negocios de la Corte, con sus hijos como intermediarios...
–Mis hijos ya no están en la Corte. Ellos se retiraron por su propia voluntad, justamente para evitar que sigan esos comentarios. Hasta eso llegamos.
–¿Está dispuesto a dejar el cargo para terminar con toda esta puja?
–De nada vale el adagio “a rey muerto, rey puesto”. El problema no es de hombres sino de estructura. Si a mí me prueban que yo he cometido ilicitudes, voy a retirarme. Mientras tanto, voy a entregarme a la lucha por mis derechos.
–¿Va a continuar hasta los 75?
–Tengo una actividad decorosa, honesta. No tengo el derecho de salir....
–Entonces, ¿qué propone usted?
–La constituyente debe ser ambiciosa. Se debe definir el rol del Jurado y del Consejo de la Magistratura, que son elefantiásicos. Es un órgano que no hace falta. Debe haber un consejo de magistrados y de algún ministro, para juzgar a sus pares. Ya no más los políticos ni los abogados, porque también los abogados hacen campaña para ser miembros del Consejo, y forman células en toda la República. Y esas células presionan para que sus afiliados lugareños pasen a ser jueces y fiscales. Y ¿qué ocurre después? Ellos pasan a ser prisioneros de la célula. De esta clase de Consejos solo surgen líderes políticos. En el Jurado, ocurre la misma historia. Y así nos va. Y entonces, al final somos prisioneros. Y tenemos hasta abogados que nunca ejercieron la profesión y que ni tienen pleitos, que vienen y se quejan del Poder Judicial diciendo: “vamos a barrer con el Poder Judicial“. Y bueno...