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–¿Cómo se siente con ese problema de la hernia de disco? (está fajado)
–Es muy doloroso, muy desagradable. No le deseo a nadie. Me pasó un lunes. Tuve cuatro días cansadores de mucha actividad. Fue algo fortuito. Me agaché para tomar mi ropa y ahí me agarró. Pensé que se podía solucionar con fisioterapia, con calmantes, pero no fue posible. Me hice la resonancia magnética y apareció la hernia.
–¿Qué le dice el médico, hay que operar?
–Hay dos alternativas: la operación y la infiltración. Yo prefiero lo segundo, el médico también. Dicen que suele ser efectiva.
–¿Se figuraba presidente del Paraguay cuatro años atrás?
–La verdad, no sé... En realidad me dejé llevar por las circunstancias. Uno no elige su destino. Me acuerdo, febrero de 2010, cuando asistí por primera vez a una reunión política en Villarrica. Me sentí raro. Ni hablé. Era como un sapo de otro pozo. Pero sin que lo buscara, al terminar la reunión, la gente se vino hacia mí, se me abalanzó, me saludó. Pocos días después, un 4 de marzo, era el cumpleaños del entonces gobernador, el señor Troche, estaba el diputado Luis Sarubbi. Había como tres mil personas. Ahí fue más notorio. Me buscaron. Me di cuenta de que les gustaba mi presencia allí. Me daban la confianza que hacía falta para involucrarse en un proyecto que el domingo pasado se transformó en victoria. La gente quería alguien nuevo para cimentar la confianza perdida en los políticos.
–El 46% de los votos...
–Es un resultado que nos ofrece una oportunidad extraordinaria. Si hacemos bien los deberes, habrá valido la pena este esfuerzo. Me siento muy comprometido. Fueron casi 1.100.000 personas que confiaron en nosotros. La gente está esperando un gran gobierno. Es lo que queremos ofrecer con absoluta transparencia.
–¿A qué hora supo que ganaba?
–La victoria la sentimos en la campaña. Nosotros trabajamos con estadísticas. Nos sorprendió la cantidad de votos que obtuvieron nuestros rivales. Les dábamos menos, pero estuvieron por los 800.000. Nuestros cálculos sobre nosotros estuvieron sobre los 1.050.000 y los 1.100.000. Se produjo lo que habíamos previsto. Era lógico. En nuestras internas votaron 914.000. El Partido Colorado fue el único que se sometió a internas. Creo que eso fue determinante. Fue muy importante el gesto de Javier Zacarías cuando dijo aquel día, a las ocho y media de la noche, que no había ganadores ni perdedores, y que había ganado el partido. En ese momento se produjo la unidad que necesitábamos para encarar la campaña presidencial. Todos coincidimos en que había que cambiar el modelo.
–¿Qué va a hacer con los buitres, que revolotean alrededor de su victoria?
–Y (los buitres) van a tener que saber que cada uno va a ser responsable de su conducta. Yo espero que entiendan muy bien el mensaje de los que nos dieron el domingo esta oportunidad de gobernar. Algunos dirigentes antiguos lo reconocen. La gente se hastió de nuestro discurso, de nuestro vocabulario, de nuestras costumbres, de nuestras equivocaciones, y bueno, el que no se dé cuenta es posible que no nos entendamos. Para mí fue muy claro el mensaje de los jóvenes que nos apoyaron masivamente. Ya no les podemos pedir paciencia. Los de la tercera edad que nos apoyaron cifraron en nosotros sus esperanzas de mejor vida. Tuve oportunidad de visitarlos y ver su realidad. Es realmente hiriente, intolerable, ver el estado de abandono en que se encuentran. Vi fotografías y filmaciones de muchísima gente de edad que fue a votar con mucha rabia. En homenaje a ellos le digo que este es el partido más importante de mi vida, este es el partido que quiero ganar.
–¿Se va a cobrar su salario?
–Estábamos conversando con mi hermana Sarah para ver adónde vamos a destinar mi salario: si damos a los niños (abandonados) o a los enfermos terminales. Vamos a seguir discutiendo. Lo único cierto es que en este gobierno yo no creo que gane dinero. Al contrario, voy a gastar dinero. Pero me va a dar más felicidad poder cambiar la vida de las personas. Hace unos días recibí el mensaje de un ciego, Diego Samaniego, que me emocionó. Mucha gente tiene esperanza en lo que podamos hacer.
–¿Quién va a ser la primera dama, su hermana Sarah?
–Hay que obviar el tema. Yo prefiero poco ruido y mucho trabajo. Acá importan poco las palabras, vamos a medir a partir del país que nos entregan y qué país entregamos (en otras declaraciones dijo que tenía pensado suprimir el gabinete de la primera dama). Quiero cumplir con mi equipo de trabajo, con todos aquellos compromisos de campaña, generar confianza para la inversión. Tenemos que capacitar a los jóvenes para enfrentar los desafíos de estas empresas que se están instalando: Hyundai en Itauguá, una compañía en Limpio para fabricar autopartes...
–¿Quién va a ser su ministro del Interior?
–Decir nombres hoy sería irresponsable. Yo no quiero para Horacio absolutamente nada, salvo el derecho de formar una selección paraguaya de hombres y mujeres capaces que me ayuden a gobernar el país.
–Algunos dicen que el Partido Colorado, con la oposición dividida, gana hasta con el Pato Donald. Es como si despreciaran quién puso la cara...
–Muchos quieren hoy ser el Pato Donald después de la victoria...
–Carrillo lo rotuló a usted como Rico McPato...
–No tengo comentario que hacer. Es su opinión.
–¿Usted alienta el adelanto de la entrega de mando como piden popes colorados como Calé?
–No. Si me pregunta si el tiempo es largo, digo que no. Está establecido así en la Constitución. Tenemos que aprender a respetar lo que dice la Constitución. Si mañana se cambia porque los encargados de revisar la Constitución encuentran que es más ventajoso que el tiempo sea más corto, tanto para el que sale como para el que entra y para el bienestar del país, aceptaremos.
–¿Va a haber legisladores entre los miembros de su gabinete?
–Espero que no, porque el día en que tenga que reconsiderar un cambio, el que vuelve a su banca puede volver molesto y las relaciones se pueden deteriorar. ¿Para qué uno se candidata a legislador si después va a buscar cargos en el gabinete?
–Como pasó con Efraín Alegre y Rafael Filizzola con Lugo...
–Yo soy de la política de que cada uno cumpla la función que se le encomienda. Eso es sinónimo de atención y de éxito en todo lo que uno emprende. En política están establecidos los períodos para que uno los cumpla. El que se lanzó a diputado que sea diputado. El que se lanzó a senador que sea senador. Hay gente capaz para cada función.
–¿Está de acuerdo con convocar la Constituyente para la reelección?
–Dejaría (la reelección) para el próximo período, no para este. A cambio de eso, me gustaría que la Constitución consiga despolitizar el Poder Judicial, que el Ejecutivo tenga la potestad de nombrar embajadores, de nombrar a sus colaboradores. Es un contrasentido que se le encargue las relaciones exteriores y que no pueda nombrar un embajador. Se le encarga la política económica, pero no puede nombrar al presidente del Banco Central ni a miembros del directorio. Es responsable de la política energética, pero no puede nombrar director de Itaipú y Yacyretá...
Y (los buitres) van a tener que saber que cada uno va a ser responsable de su conducta. Yo espero que entiendan muy bien el mensaje de los que nos dieron el domingo esta oportunidad de gobernar. Algunos dirigentes antiguos lo reconocen. La gente se hastió de nuestro discurso, de nuestro vocabulario, de nuestras costumbres, de nuestras equivocaciones, y bueno, el que no se dé cuenta es posible que no nos entendamos.
La victoria la sentimos en la campaña. Nos sorprendió la cantidad de votos de nuestros rivales. Les dábamos menos. Nuestros cálculos sobre nosotros estuvieron sobre los 1.050.000 y los 1.100.000. En nuestras internas votaron 914.000. El Partido Colorado fue el único que se sometió a internas. Eso fue determinante. Fue muy importante el gesto de Zacarías cuando aquel día, a las ocho y media de la noche, dijo que no había ganadores ni perdedores...
(Continuará...)
holazar@abc.com.py
Pensé en papá y le pedí que me ayude