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La noticia sacudió a varios países temprano en la mañana del jueves 3 de mayo. La justicia de Brasil había emitido órdenes de captura a nivel internacional para medio centenar de cambistas involucrados en el caso Lava Jato, el mayor escándalo de corrupción de los últimos cien años en América Latina.
En la larga lista de personas buscadas, el nombre de un hombre en particular llamó la atención en Paraguay, el de Darío Messer. El hombre señalado como el “cambista de todos los cambistas” por la justicia brasileña llevaba años residiendo tranquilamente en territorio paraguayo, donde el mismísimo presidente de la República, Horacio Cartes, lo señalaba como su amigo, su “hermano del alma”.
Y los llamativos “errores” por parte de las instituciones paraguayas iniciaron esa misma mañana.
Mientras la Policía de otros países como Brasil y Uruguay realizaban allanamientos simultáneos para dar con los involucrados en el caso Lava Jato, la oficina paraguaya de Interpol no se daba por enterada del pedido del vecino país.
“No tenemos ese pedido de captura de Brasil”, afirmó el Crio. Luis Arias, jefe de Interpol, sobre la “alerta roja” emitida por la justicia brasileña. Recién al filo del mediodía, horas después de que la noticia se expandiera y cuando los demás países presentaban en conferencia de prensa a los detenidos, Interpol Paraguay se dio por notificada.
La justicia paraguaya tardó 24 horas en emitir una orden de detención contra Messer y la Fiscalía y la Policía tardaron otras 24 horas para realizar el primer único allanamiento para buscarlo.
Cuando llegaron a su casa, en el lujoso y exclusivo Paraná Country Club de Hernandarias, ya no había rastros siquiera de Messer y su familia.
Cajoneo tras cajoneo
Luego de la fuga de Messer, investigaciones periodísticas del diario ABC Color revelaron que las autoridades paraguayas sabían desde hace al menos tres años sobre los sospechosos movimientos de dinero que realizaba Messer.
La Secretaría de Prevención de Lavado (Seprelad), que depende directamente del presidente de la República, Horacio Cartes –amigo de Messer– recibió informes desde el 2015 y nunca los presentó ante la Fiscalía.