“Mercosur es un velorio de cuerpo presente, no existe”

El excanciller del Uruguay Sergio Abreu, precandidato a presidente de su país con miras a las elecciones de 2014, pega duro a los gobernantes del Mercosur y de la Unasur. “El Mercosur es un velorio de cuerpo presente”, sostiene. “Unasur es un cenicero en la moto”, ironiza, para significar que la mayoría de sus gobernantes han destruido tales mecanismos de integración, supeditados a su populismo de raíz marxista.

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–Sí. Ya tengo una condecoración que me dieron cuando fui canciller. Es un reconocimiento de la defensa del Paraguay, desde el punto de vista jurídico e internacional, frente a las violaciones que cometieron nuestros gobernantes de Uruguay, Argentina y Brasil al excluir a su país del Mercosur y de Unasur. Se han violado la Convención de Viena, el Tratado de Asunción, el de Ouro Preto, el propio protocolo de Ushuaia I. Han violado el principio de la no intervención en los asuntos internos de otro Estado. Es lo que hicieron bajo el liderazgo del canciller venezolano Nicolás Maduro, con los cancilleres que lo acompañaron al Paraguay y sobre todo con la posición brasileña que fue de una contradictoria posición de apoyo a esa intromisión, apartándose de la antigua tradición de Itamaraty. Ya lo habían hecho con Honduras...

–¿Por qué cree que Dilma (Rousseff) haya pisoteado la tradición de Itamaraty? ¿Le traicionó su ideología marxista?
–Dilma tiene un problema. Está Itamaraty, que tiene una vieja historia diplomática con dos o tres líneas básicas, que son: privilegiar los asuntos del Plata y tener una buena relación con los Estados Unidos; privilegiar los asuntos del Plata era parte de un equilibrio. El intérprete era el barón de Río Branco. Pero eso se quebró ahora al impulso del señor Marco Aurelio García.

–¿Por qué tiene tanta preponderancia este señor? Con Lula ya tenía bastante protagonismo. ¿Es el Richelieu de Dilma?
–Exactamente. Es un representante del PT (Partido de los Trabajadores), asesor de la Cancillería. Era presidente de política exterior. Este señor ha roto un poco esa tradición de Itamaraty. Incluso se ha autoerigido en intérprete de las Constituciones de países como el Paraguay y Honduras. Fue el que, estando en Cuba, interpretó la Constitución venezolana para bendecir a Maduro. La solución que le encontraron a la enfermedad de Hugo Chávez fue su sustitución por Maduro. Es decir, no solo interviene en forma indebida en los asuntos internos de los estados sino que ahora es el nuevo intérprete constitucional de América Latina.

–Ese desenfreno que parecía que terminaba en el territorio de Venezuela, o los exabruptos de la señora Kirchner en la Argentina, ¿usted piensa que proviene del mismo corazón de la política exterior brasileña?
–Viene de una diplomacia muy especial, muy lusitana. Aquí nosotros vivimos en medio de la prepotencia del gobierno argentino, del delirio del gobierno venezolano –ahí le escuchamos a Maduro que se comunica con Chávez a través de un pajarito–, y la indiferencia del gobierno brasileño que trata de administrar y disciplinarlos en vez de encauzarlos sino para azuzarlos desde el punto de vista de su liderazgo ideológico, se basa precisamente en el pensamiento del PT. Eso es lo que estamos sintiendo con mucha fuerza. Brasil ni ejerce el liderazgo adecuado ni ha rectificado rumbos. Lo que hace Brasil es acompañar el delirio y la esquizofrenia, ya sea del Caribe o del Plata.

–¿Es como si se quisiera apresurar el dominio de la región, por la prepotencia que usaron con Paraguay?
–Los que están en crisis son el estado de derecho, el derecho internacional. Para estos presidentes populistas el respeto a las instituciones democráticas, la separación de poderes, los partidos políticos, el pluralismo o la rotación del poder o el respeto por las minorías, apenas son estructuras burguesas con los que hay que convivir a desgano.

–¿Cómo van a salvar esa posición, que exteriorizó Mujica, de que la suspensión a Paraguay fue una decisión política, no jurídica, como si el estado de ánimo a partir de ahora puede prevalecer sobre el derecho internacional?
–Es de una enorme gravedad lo que dijo. Que reconozca que prevalece lo político sobre lo jurídico es como aceptar que cualquier persona no tenga derecho a defenderse en sus momentos más frágiles. El arma que tienen los estados pequeños es el derecho. Pero si uno dice que prevalece lo político sobre lo jurídico, de alguna forma le repercute. Desgraciadamente, el Uruguay ha perdido esa tradición, esa autoridad que tenía en el pasado desde que lideró la Ronda Uruguay, de la que me enorgullezco de haber sido su presidente.

–¿Son los petrodólares los que hacen bajar la cerviz?
–Y el populismo es eso. Se ayuda sin contrapartida, para crear un populismo y un clientelismo político pensando en asegurar la reelección, sin pensar en la superación de sus poblaciones más necesitadas. Argentina ejerce con Brasil, en la línea de lo que fue Caracas y Bolivia, una especie de nuevo modelo populista que no tiene otro sentido que legitimar los presidentes y dejar de lado los derechos humanos, la libertad de prensa, la separación de poderes, los valores de la democracia. El estado de derecho es una rueda auxiliar pinchada que tiene el sistema. A tal punto hemos llegado que en la última cumbre del Celac, en Santiago, el presidente Piñera le da la presidencia al señor Raúl Castro y no se invita al Paraguay porque dicen que Paraguay es una dictadura...

–¿El nuevo concepto bolivariano de la democracia?
–Si no fuera trágico o por el cinismo que encierra sería cómico pensar que puedan interpretar que la voluntad popular la representa más legítimamente el señor Raúl Castro, la dictadura más vieja y más sangrienta de América Latina, y no el Paraguay, que tuvo simplemente un mecanismo de juicio político donde solamente se discuten los plazos que eventualmente se le tenía que haber dado al presidente destituido.

Eso es un doble discurso. Estamos en el mundo de la hipocresía moral, de la hemiplejia moral y ética. El principio de la igualdad de los estados no juega y donde cada uno funciona y sintoniza con aquel con el que tiene mayor afinidad desde el punto de vista de los intereses políticos o ideológicos...

–Lo inexplicable es el desaire que también hace el gobierno de Chile a Paraguay. Le quiso negar que asista a una conferencia de ministros en Santiago, seguramente por presión de las presidentas...

–Bueno, y ahora se agrega que Argentina le niega a Paraguay el gesto de ayuda humanitaria por el caso de los damnificados por la tragedia de La Plata. Lo de Chile también ha sido muy grave, pero también lo de la cumbre iberoamericana de Madrid donde, entre el quórum y los principios, eligieron el quórum.

–El presidente de Paraguay será uno de los que ellos llaman “golpistas”. ¡Qué pueden inventar ahora!
–No pueden decir ahora que no tiene legitimidad popular. Entonces, el presidente electo se va a sentar en el Mercosur y lo primero que va a tener que decirle al presidente venezolano es: “¿usted, ¿qué está haciendo acá?”
–Maduro es el que le va a preguntar al paraguayo. Ya anunció que será nombrado presidente del Mercosur...

–De acuerdo al tratado, Venezuela solo puede ser miembro del Mercosur con la aprobación de los parlamentos de los cuatro países originalmente socios plenos. Si el nuevo Parlamento paraguayo no aprueba el ingreso de Venezuela, el que está fuera del Mercosur es Venezuela, no Paraguay.

–Pero a ellos, que cortan la torta, qué les importa...

–Solo que ahora van a tener que buscar otra explicación, porque en realidad aquí la crisis es el estado de derecho. Por eso vengo al Paraguay a defenderlo, a defender también al Uruguay de esta ingenuidad de pensar que los países tienen amigos y no tienen intereses.

–¿Uruguay sufre las consecuencias a pesar de ser aliado, comulgar con la misma ideología de ellos? ¿No le sirvió a Uruguay?
–No, porque Argentina decidió que el Uruguay no existe. Después Brasil está más preocupado de disciplinar la esquizofrenia argentina que darle la razón a un país más pequeño.

–¿Usted está en condiciones de vaticinar lo que va a pasar con el Mercosur?
–Mercosur está ahogado en estas contradicciones. Mercosur es un velorio de cuerpo presente, no existe.

Tenemos un gobierno brasileño que administra la situación pero que no reclama el cumplimiento de las obligaciones. Está el Paraguay suspendido. Yo lo definiría como una fuga hacia adelante. Cada vez que tenemos un problema, creamos una nueva organización: Unasur, Celac...

–Unasur, ¿qué es para usted?
–Un cenicero en la moto.

–Evanescencias...

–Unasur no existe. Es un saludo retórico a una sintonía circunstancial pero tiene muy poco de democrático. Tiene ese protocolo Ushuaia II que ofrece la posibilidad de bloquear a los países. Y resulta que nosotros hemos acompañado la posición contraria al bloqueo de Cuba. Se está bloqueando a los pueblos. Pero resulta que como están en contra de los Estados Unidos ahora quieren bloquear a Paraguay en esta instancia, hasta la energía, la vía terrestre y todo lo demás, una contradicción absolutamente inaceptable. Unasur es otra de las fugas hacia adelante. Celac es otra más y siguen tratando de crear otras organizaciones.

Estamos en un proceso de integración vacío. El Mercosur sigue siendo una vieja proyección de una trenza histórica entre Buenos Aires y la industria de São Paulo.

–¿Es inevitable un nuevo Mercosur?

–Yo planteo una conferencia diplomática a iniciativa de Uruguay, para saber adónde va el Mercosur. Será una manera de sincerar y de asumir las hipocresías.

–¿Hay que esperar nuevos tiempos, nuevos gobernantes más razonables, menos prepotentes?
–Y se va a dar eso, a medida que el tiempo pasa. Una conferencia diplomática entre todos servirá al menos para hacer terapia de grupo.

–¿La crisis en el Mercosur favorece las aspiraciones de los opositores en Uruguay, de Argentina, de Brasil?
–Sí, favorece a los demócratas.

holazar@abc.com.py

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