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–¿Cómo evalúa estos cinco meses de Gobierno?
–Estoy insatisfecho por el ritmo que lleva. Pensé que iba a ser de mayor rapidez como necesita el país en semiagonía.
–Pero también es tiempo de vacaciones...
–No debe haber vacaciones para un gobierno que empieza. Leí que hasta los que conceden becas no atienden a los interesados. Estamos en el primer mes del año, tiempo de muchas definiciones. Hablan de presupuesto generoso para la educación. Se habla demasiado y no se cumple. Pero, bueno, es el reflejo de un ritmo cansino que no se diferencia de los otros gobiernos.
–¿No es muy prematuro para juzgar de esa forma?
–El gobierno tuvo oportunidad de prepararse cuatro meses antes de asumir y no veo mayores cambios. Este país no da para más fracasos consecutivos. Ja iporãma ningo ñasê del “infortunio”, como decía Roa Bastos.
–¿Se puede salir con los funcionarios que muestra el gobierno?
–No hay que jugar con la paciencia de la gente. Si no fuera por la indignación popular los presidentes del Senado y de Diputados, Velázquez y Ramírez, estaban dispuestos a esconder el escándalo de Bogado con sus niñeras de oro y de Ibáñez con sus caseros de oro. Los acusados miran a todos lados para ver quién les ayuda a salir de la inmundicia. Imagínese caseros, jardineros particulares, niñeras particulares, a sueldo del Congreso. Es una barbaridad. Cuando saltaron las listas de funcionarios, hasta los más intachables tenían colocada a la parentela. No hay que jugar con la paciencia de la gente. Así se hizo la Revolución Francesa.
–¿Qué tiene que cambiar Cartes?
–No se ganó todavía la confianza de la ciudadanía. Tiene que comunicarse en forma más frecuente con el pueblo. Tiene que ser más claro. Está muy rodeado de guardias que golpean a la gente que quiere preguntar. Piden disculpas y vuelven a golpear. No hay intención de enmienda. A la asunción de la culpa sí, pero no a la intención de enmienda.
–¿Cuál fue el gobierno más provechoso de la transición, para usted?
–Rodríguez dejó como legado un trabajo sustantivo. Redujo la deuda externa. Compró la deuda brasilera en el mercado internacional. Los presidentes civiles del poststronismo fueron decepcionantes, uno peor que el otro. Cartes no se desprende de esa imagen. Ojalá reaccione...
–¿Qué es lo que más le llama la atención?
–Le da demasiada preeminencia a esos sátrapas del Partido Colorado, viejos y jóvenes, porque hay viejos y jóvenes. Los jóvenes sátrapas son tan peligrosos como los viejos, tal cual estamos viendo con esos escándalos. De eso es lo que tiene que desprenderse. Cartes tiene que reaccionar a tiempo, imprimirle a su administración mayor eficacia, mayor rapidez, con hombres de valía, no más hombres escombro como decía monseñor Rolón. No insista con ellos. No sirven. Son traicioneros. Él tiene unos cuantos tipos de esa naturaleza de los que tiene que desprenderse.
–Tiene que ganarse la confianza...
–Por lo menos no comenzó con escándalos como Lugo, uno de los presidentes improvisados que tuvimos en esta transición...
–¿Cuál es la diferencia en el nivel de desigualdad del poststronismo a hoy?
–Ninguno. Los niveles de pobreza siguen siendo los mismos desde la caída de Stroessner. Ningún gobierno ha logrado una mejoría. El nivel de la corrupción continúa igual. Hay mucho dinero del Estado dilapidado del último período de gobierno. La atención a los desvalidos, a la tercera edad, la medicina gratuita que se implementó en el régimen de Lugo con mucho ruido, no trasciende al resto de la población.
–Se habla de combate a la pobreza o reducir a la mitad.
–Es cuestión de ir al Hospital de Clínicas. Es lamentable. Están los profesionales más capacitados. Deberían tener una moral superior, pero se reparten los fondos sin ningún rubor. Es un hospital de pobres, pero que cultiva la cultura versallesca de los que tienen más. Los del decanato y la administración del hospital están rapiñando ahí. Ni hablemos de IPS.
–Anda bien informado.
–Estuve la vez pasada. Es una mugre: basura patológica a la vista, restos de vendaje usado tirado en el ascensor, cucarachas. Dios nos guarde, qué estado de abandono. El Estado sigue siendo una fuente inagotable de enriquecimiento para algunos y mientras tanto los problemas sociales no se resuelven, el problema agrario es diferido, la reforma agraria es insuficiente y eso puede explotar en algún momento. Eso ocurre porque no son los asegurados los que manejan sus intereses. Está en manos de ineptos que se cruzan de brazos.
Si nos trasladamos a Petropar, ahí hay que entrar con formol para ventilar toda esa podredumbre que hay en la dirección jurídica.
–¿Cuántos años tiene Sandino?
–Llegué a 79.
–Sigue siendo crítico, como antes...
–Es que hay que decirlo. No estoy acostumbrado a callarme. El que fue presidente de Petropar, Escobar fue cesado de su cargo por la nueva administración y entabla una demanda por 500 millones. Estuvo envenenando a todo el país con el gasoíl con azufre cancerígeno. Eso es suficiente para meterlo en la cárcel 50 años. El tipo sale tranquilamente y hace una demanda. En el etanol de Mauricio José Troche, se gastaron más de 20 millones de dólares. No hay absolutamente nada. La abogada de Escobar, Girala, la hija es abogada de Petropar. Quiere decir que madre e hija van a estar enfrentadas en el pleito. Huele a otra repartija de dinero del Estado. El otro negocio que hicieron es la compra de combustible fiado de Venezuela...
–¿Qué hubo ahí?
–Eso de pagar una deuda por combustibles a 15 años de plazo es delirante. Son 270 millones de dólares. Uno puede intuir que el problema de esta deuda está incluido en el paquete a cambio del ingreso de Venezuela.
–¿Está de acuerdo con esa salida?
–Yo soy partidario del ingreso de Venezuela. Haya de la Torre decía: “Patria chica y patriotismo chico, en América Latina, son las Celestinas del imperialismo...” Dice que el culto de la patria chica es un culto suicida. El único camino de los pueblos latinoamericanos que luchan por su libertad es unirse para formar la patria grande donde tenemos que estar todos...
–Una cosa es formar la patria grande y otra que nos impongan como quisieron hacerlo...
–Yo creo que fue un error rechazar el ingreso de Venezuela. Pero después vino la suspensión del Paraguay. Ahora Dilma Rousseff ordenó reintegrar al Paraguay “al trote y al galope” como decía mi general. ¿Por qué tanta prisa para echarlo y después para reincorporarlo, como si fuéramos el negrito de los mandados, al que se le da un akãpete cuando se les antoja?
–Un mandadero.
–Nosotros teníamos que haber dicho no. “Ustedes nos echaron”. Bueno, pero ellos quieren que Paraguay esté para preparar la negociación con la Unión Europea que exige que estemos todos, menos Venezuela. Al Paraguay le conviene esta conversación porque tiene unas listas liberadas de 1.500 productos. Pero a mí me hubiera gustado que se haga una resalva, que ellos reconozcan el atentado que hicieron contra la integridad del país.
–Para algunos, se perdió el prestigio que ganó el país con esa suspensión...
–Cartes estuvo muy bien cuando dijo que nada se iba a negociar a espaldas de la dignidad y del derecho.
–¿Cuántos Mopocos quedan?
–Estamos quedando cada vez más pocos (ironiza): Abatte, Stumpfs, González Casabianca, tantos otros que ya se fueron. Fueron momentos gloriosos. Fuimos rebeldes cuando todos se inclinaban ante el dictador. En la Convención Nacional Constituyente (1967) yo estaba preso. Desde mi calabozo, a media cuadra, yo escuchaba las deliberaciones que se hacían en el Teatro Municipal. Los policías también escuchaban y se burlaban.
–Sabían que era puro teatro...
–Totalmente...
–¿Cuánto tiempo estuvo fuera del país?
–En el 60 después de la gran razzia del 59. Volví a los un año y medio por problemas de salud. Hicimos un pronunciamiento contra la reelección de Stroessner que se publicó en (el semanario) Comunidad. Nos pronunciamos en contra de la convención karape que se iba a instalar. Después “me invitaron” a pasar a Clorinda, de ahí a Bs. As. Deambulábamos por la frontera, Foz de Iguazú. A veces ingresaba clandestinamente. El 1º de marzo de 1980 hicimos un brindis por el Acuerdo Nacional. La consigna fue “Paraguay para todos los paraguayos. Cada gota de sangre que cae en la tierra es un compromiso para los que sobreviven”.
–¿De quién es la frase?
–Del Mariscal López. Fue un acicate para fortalecer la lucha que se venía dura. Por primera vez se reunieron las fuerzas opositoras para desplegar las banderas de la libertad al viento.
–En el 83 volvieron...
–Vine definitivamente en el 84. De eso hace bastante tiempo. Lo importante es que hoy rige esa libertad, maniobrable, manipulable, pero libertad al fin.
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