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La situación divide a los pobladores, porque un grupo apoya la obra y otro busca proteger el casco histórico.
La pavimentación asfáltica es un compromiso electoral de la cuestionada intendenta Patricia Corvalán y de su esposo, el diputado Esteban Samaniego, ambos colorados del movimiento Añetete. Contra Samaniego hay un proceso judicial por supuesta malversación y con esta obra busca anular la denuncia y lograr impunidad.
El domingo una turba atropelló la casa de la historiadora Milda Rivarola, una de las principales detractoras del proyecto. La misma lamentó que las autoridades ignoren la ley que protege el patrimonio cultural. Aclaró que no está contra el asfaltado que va del desvío de Caapucú hasta la entrada al microcentro, pero sí del casco urbano, debido a que representa un valor histórico que se debe preservar. Esta postura es avalada por un grupo denominado: “Yo te cuido Quyquyhó”.
La Secretaría Nacional de Cultura convocó a una reunión de urgencia para un consenso en la preservación patrimonial y logró que se cancele el asfaltado de las calles que circunvalan la Iglesia Natividad de la Virgen María, considerada patrimonio, y en su reemplazo utilizar adoquines de piedra.