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Con la firma del Acta de Entendimiento para el ordenamiento económico y financiero de la EBY, los Gobiernos de Argentina y Paraguay también aprobaron la construcción de una pequeña central en las cercanías del vertedero sobre el brazo.
De acuerdo con lo informado por fuentes de la binacional, con esto se dio luz verde a la posibilidad de iniciar el proceso licitatorio para el emplazamiento de la nueva usina en la zona, independientemente al trámite diplomático que aún está pendiente, que es la formalización del acuerdo suscripto por los presidentes Horacio Cartes y Mauricio Macri por medio de notas reversales que deben ser puestas a consideración y aprobadas posteriormente por los congresos de ambos países para su ratificación y entrada en vigor. Como es sabido, el propio jefe del Gabinete Civil de la Presidencia, Juan Carlos López Moreira, había adelantado que el instrumento estaría listo en un plazo no mayor de 30 días para que el Senado lo apruebe. “Nosotros ya hicimos nuestra parte”, sostuvo.
Por su parte, el director argentino de la EBY, Humberto Schiavoni, anunció ayer que la obra “se financiará con ingresos corrientes de Yacyretá” y que costará 600 millones de dólares.
Asimismo, indicó que el plazo de ejecución de la obra está previsto que sea de tres años y medio o cuatro. “Esperamos, antes de fin de año tener firmado el contrato y haremos lo imposible para que el proceso licitatorio (nacional e internacional) esté concluido”, señaló.
En cuanto a las características del proyecto, se confirmó que las máquinas a instalarse en Aña Cua van a ser del mismo tipo que las existentes actualmente en la Central de Yacyretá, es decir del tipo Kaplan, solo que de una potencia inferior. Son tres turbinas con capacidad ligeramente superior a 80 MVA; lo que da aproximadamente 250 MVA de potencia instalada en total.
De este modo se estaría dejando de lado el proyecto que contemplaba la instalación de cinco turbinas tipo bulbo (eje horizontal) de 54 MVA cada una que había sido propuesta como alternativa al plan original que se había elaborado para dejar de lado la intención de la empresa argentina Industrias Metalúrgicas Pescarmona SA (Impsa), que se había presentado a la anterior licitación para Aña Cua como autora del proyecto de ingeniería y además había patentado en la Argentina la propiedad intelectual del diseño con la intención de presentarse luego bajo la figura de “iniciador privado”.
Esta situación fue advertida por los constructores paraguayos, quienes manifestaron su inquietud por la incorporación de la figura del “Iniciador privado” en los pliegos, que no estaba contemplada en los estatutos de la EBY, y dejaron entrever que fue forzada su inclusión para favorecer a la empresa argentina. A raíz de todos estos inconvenientes, la EBY patentó su propio plan en la Argentina.