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–¿Por qué no tiene seriedad este proyecto de enmienda para usted?
–Vamos al artículo 229 de la Constitución. En su acápite dice: “De la duración del mandato”. Se remarca mucho en la interpretación de los artículos. En el derecho hay una rama que se llama Hermenéutica o también Exégesis, es decir, Interpretación. La primera forma de interpretar, la más elemental, es la interpretación gramatical. Lo que dice la letra. La letra del 229 dice así. (lee) “El Presidente y el Vicepresidente durarán cinco años improrrogables en el ejercicio de sus funciones a contar desde el 15 de agosto siguiente de las elecciones”. Punto seguido. “No podrán ser reelectos en ningún caso”. Punto seguido. “El Vicepresidente solo podrá ser electo Presidente para el período posterior”, coma, “si hubiese cesado en su cargo seis meses antes de los comicios generales”, punto y seguido: “quien haya ejercido la Vicepresidencia por más de 12 meses no podrá ser electo Vicepresidente de la República”. Punto.
Si vamos a hacer una interpretación gramatical tenemos que seguir las reglas de la gramática, y en la gramática este artículo es lo que se llama “un período”. ¿Qué quiere decir período en el diccionario? “Conjunto de oraciones enlazadas una con otra y que forman un sentido total”. Acá usted tiene cuatro frases entrelazadas unas con otras que le dan un sentido total al artículo. No se puede sacar de contexto “durarán cinco años improrrogables en el ejercicio”. No es ese el sentido único de la frase. El sentido total está en el conjunto de la frase.
–¿Cuál es el sentido único?
–Qué “no puede ser reelecto en ningún caso”. No se puede eliminar ninguna palabra, ninguna frase, ningún signo. Hay que tomarlo en el contexto general. Entonces, no puede ser sometido a enmienda esto, porque afecta a la duración del período. Eso dice el artículo 290, última parte, que dice (busca y lee): “No se utilizará el procedimiento indicado de la enmienda sino el de la reforma para aquellas disposiciones que afectan el modo de elección, la composición, la duración del mandato por las atribuciones de cualquiera de los poderes del Estado”. Acá está (el título) “La duración de mandato”. No se puede utilizar el procedimiento de la enmienda para consagrar el tema de la reelección. No se puede hacer solamente una interpretación gramatical sino también teleológica, o sea el fin, una interpretación del fin de la Constitución. El fin, la razón histórica si se quiere decir, fue impedir que se volviera a repetir la dictadura nefasta. Y le digo algo más. Esta Constitución de 1992, a mí parecer y al de muchos, es el acuerdo más transversal que ha tenido el país en toda su historia. Éramos 180 constituyentes, de los cuales 120 eran colorados. Los colorados nunca usaron la aplanadora. Bueno, usaron en un solo caso, el voto en el exterior.
–Fue un consenso.
–Estábamos todos los sectores representados: colorados, liberales, febreristas, demócrata cristianos, Asunción para Todos; estaban los intelectuales, policías retirados, militares retirados, los indígenas, los empresarios, sindicalistas, la bancada campesina que consiguió insertar en la Constitución la descentralización. Había feministas, católicos, comunistas, independientes. Es la esencia de la Constituyente, el pacto social. La Constitución de 1870 se aprobó estando el país ocupado por las fuerzas aliadas. La de 1940, Estigarribia aprobó por decreto, la de 1967 se aprobó con el país sometido con presos políticos, exiliados, censura de prensa, Estado de Sitio, etc. La Constitución de 1992 se hizo en un ambiente absolutamente libérrimo. Se debatió ampliamente. Por eso, no se puede imponer unilateralmente la modificación de un instrumento que ha servido, quiérase o no, de instrumento de paz entre los paraguayos, que es la finalidad de una Constitución. No se puede imponer por ambiciones personales de una a dos personas, pulverizar ese acuerdo. Yo estoy de acuerdo en hacer modificaciones pero sigamos el camino correcto y busquemos un acuerdo de todos los sectores sociales, y digamos ya en este período electoral del 2018 que los candidatos digan: “Pongan en su plataforma de Gobierno realizar la reforma constitucional en el plazo de un año a partir de la asunción al mando buscando un amplio consenso”. Esa es una forma correcta de buscar la paz.
–Los cartistas y luguistas dicen: “Que la mayoría decida”, la forma más democrática.
–Pero no va a decidir la gente. Este mamarracho proyecto de enmienda constitucional que aprobaron entre cuatro paredes está firmado por 25 senadores malevos y usurpadores. Acá Cartes es el patrón y Lugo y sus amigos son actores de reparto. Piden que el pueblo vote por el sí o por el no. Además, no incluyen solamente la reelección. Incluyen la elección del Presidente, del Vicepresidente, de los gobernadores. Eliminaron las inhabilidades, una modificación anticonstitucional. La gente intuye y sabe que nuestra Constitución es un instrumento consagrado con base a una legitimidad amplísima y a un propósito común. Cuando se atenta de esta u otra manera las instituciones constitucionales, sobrevienen consecuencias impredecibles, inmanejables y generalmente funestas. Ahí están las primeras consecuencias. Mataron a un muchacho en el local del partido. Asaltaron el partido. Hirieron gravemente en la boca de un disparo a un diputado. Otros muchos resultaron heridos. Se llevaron más de 200 presos, los vejaron. Las consecuencias van a seguir sobreviniendo.
–Los oficialistas atribuyen la violencia a ustedes los opositores.
–Ellos son los que dispersaron la manifestación a tiros, matando, vejando, lesionando. Le voy a decir más. El Congreso fue rodeado un día antes de que los 25 senadores se reunieran en ese conciliábulo sórdido, secreto, no dejaron que entrara la prensa. La policía rodeó el Congreso para protegerles a ellos. Las fuerzas de seguridad se retiran cuando el presidente de la Cámara de Diputados dice: “No vamos a tratar (la enmienda) porque no hay ambiente”. Ahí la multitud enardecida entra al Congreso. Y hay grabaciones donde los policías dicen: “Entren, entren, entren”. En vez de garantizar el derecho ciudadano de manifestarse libre y pacíficamente reprimen y desatan una verdadera cacería humana. Asaltan el local del partido que está más o menos a 15 cuadras del epicentro de los acontecimientos, el Congreso. Entraron a balazos. Apenas hay tres procesados por la muerte de Rodrigo Quintana. Caen estrepitosamente los argumentos que van fabricando a medida que sale la verdad de los hechos. Esto fue terrorismo de Estado. Entonces, qué nos queda a los ciudadanos: aplicar los artículos 137 y 138 de la Constitución nacional.
–¿Qué dice?
–El segundo párrafo del 137 dice (lee): “Quien quiera que intente cambiar dicho orden, al margen de los procedimientos previstos en esta Constitución, incurrirá en los delitos que se tipificarán y se penarán en la ley (...) Esta Constitución no perderá su vigencia ni dejará de observarse por actos de fuerza o fuera derogada por cualquier otro medio distinto del que ella dispone”. Y a eso se le agrega el 138: “Se autoriza a los ciudadanos a resistir a dichos usurpadores por todos los medios a su alcance. Sus actos se declararán nulos y sin ningún valor, no vinculante y, por lo mismo, el pueblo en ejercicio de su derecho de resistencia a la opresión queda dispensado de su cumplimiento”. ¿Dónde está la violencia de parte nuestra? ¿Acaso encontraron algún arma, bomba, ametralladora?
–Se prepararon bombas molotov en el PLRA, dijeron.
–¿Dónde están? ¿Por qué no mostraron la primera noche cuando tomaron la sede del partido? Se fueron de civil para más. Si avanzan sobre este proyecto de violación de la Constitución va a aumentar este ambiente de inestabilidad. Siempre que se atropella la Constitución y las instituciones se producen efectos inesperados, incontrolables. Sea quien fuere el Gobierno que sobrevenga con una Constitución modificada en estos términos va a tener la ilegitimidad de origen. Los ciudadanos estamos autorizados “a resistir por cualquier medio a nuestro alcance”.
–¿Quiere decir: ¿también por la violencia?
–Tenemos que resistir. Ellos quieren convertir al pueblo en ovejas. Este artículo consagra el derecho a rebelarse contra la usurpación. Como dice Rousseau, mientras no tenga la suficiente fuerza el pueblo va a aguantar pero apenas pueda rebelarse terminará con los usurpadores. Y vamos a resistir. La sociedad así entiende.
–La otra cuestión es que esto ya se ha violado antes, en el 99 cuando entró a gobernar cuatro años y medio otro Presidente usurpador, González Macchi, y todos consintieron. Los que perdieron fueron perseguidos, apresados, torturados, exiliados.
–Bueno, pero eso se reencauzó. El propio Lino Oviedo participó después en las elecciones y aceptó los resultados.
–Pero se violó y se impuso la ley del más fuerte.
–Si se consuma la violación evidentemente imperará la ley del más fuerte, la ley de la selva y no va a reinar la paz.
–El poder tiene un imán.
–La ambición de poder es peor que la droga y la codicia es infinita sobre todo del que tiene. A mí me causa gracia cuando dicen: “No, kóva ko heta iplata, ha nomondamo’ãi” (este tiene mucha plata, no va a robar). ¡Nangána! Sobrevienen situaciones sumamente riesgosas para el país. Van a tener que matar a mucha más gente si creen que se van a salir con la suya.
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