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El asesinato del corresponsal de ABC Color Pablo Medina, ocurrido en un atentado en Villa Ygatimí, en el que también murió su acompañante Antonia Maribel Almada Chamorro (19), fue el tercer crimen consecutivo materializado en solo dos meses por la banda del intendente colorado prófugo de Ypejhú, Vilmar “Neneco” Acosta Marques.
El primero de los atentados se llevó a cabo en la noche del 1 de agosto pasado, cuando murió el exintendente de Ypejhú Julián Núñez Benítez (ANR), un adversario político de “Neneco” y que habría facilitado informes a la Senad para el decomiso de un importante cargamento de marihuana de la facción criminal. Julián, además, frecuentemente también pasaba datos al periodista Pablo Medina sobre las actividades relacionadas al narcotráfico y al crimen organizado en la zona.
El asesinato de Núñez fue ejecutado por Wilson Acosta Marques y el hijo de este, Gustavo Acosta Gadea, según el relato de una testigo y cuya versión fue documentada por los investigadores.
El segundo
El segundo homicidio se registró el 4 de octubre en Villa Ygatimí, donde fue acribillado con 17 tiros Víctor Franco Benítez.
Este era otro informante de Pablo Medina y fue quien alertó de que un cargamento de tres toneladas de marihuana se encontraba oculto en una fosa en la casa del ahora prófugo Avilio Manuel Espíndola Isasi, alias “Baby”, en Curuguaty.
El dato fue recogido por los agentes especiales de la Senad, quienes encontraron la droga en una fosa en la casa de “Baby”, en un allanamiento practicado el 17 de setiembre pasado.
Llamativamente, solo dos semanas después del operativo, el informante Víctor Franco Benítez terminó acribillado.
El sostenido trabajo periodístico que desplegaba Pablo Medina contra las organizaciones de traficantes, y en especial contra la estructura dirigida por Vilmar “Neneco” Acosta Marques, definitivamente inquietó sobremanera a los traficantes fronterizos.
Uno de los jefes narcos de la zona, cuestionado por Pablo en sus publicaciones, “Baby” Espíndola, es un pariente del temido capomafioso Líder Cabral, recluido en una cárcel del Brasil.
“Baby” también era el enlace entre el grupo de Líder Cabral con la red de “Neneco” Acosta Marques.
Todas las redes que explotaban el negocio de la marihuana en la frontera se vieron afectadas por las investigaciones de Medina, quien permanentemente denunciaba a las cabezas visibles de estos grupos, que contaban con la absoluta protección de los principales líderes políticos de la región, como la diputada colorada Cristina Villalba y el gobernador de Canindeyú, Alfonso Noria Duarte.
El propio ministro Luis Rojas confesó que ellos sabían de las actividades ilícitas del intendente de Ypejhú y reconoció que Pablo Medina siempre investigó y averiguó datos relacionados a los jefe del hampa, entre ellos el mismo “Neneco”.
Llamativamente la Senad nunca hizo nada para desbaratar la organización, pese a la existencia de numerosos datos de que operaban desde la estancia “Dos Naciones” y que se blindaban en la municipalidad.