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CAPITÁN BADO, Amambay (Nancy Espínola, Fernando Romero y Francisco Mendoza, enviados especiales). Este distrito históricamente es asociado a la delincuencia (asesinatos, tráfico de drogas); y hoy, es noticia por tener un intendente prófugo de la justicia.
Denilso Sánchez fue elegido jefe comunal teniendo ya encima una orden de captura. La misma fue impartida el 12 de octubre pasado. Desde ese momento, vive en la clandestinidad.
Como este no puede hacer oficina, la municipalidad prácticamente esta acéfala. “Queremos hablar con el intendente” osamos pedir en la Secretaría Privada de la Municipalidad, ayer de mañana; y recibimos como respuesta “él no está, pero puede hablar con el encargado de despacho en la Junta Municipal”.
En efecto, en ausencia del jefe comunal, el titular de la Junta, su correligionario Héctor Palacios, oficia de encargado de despacho, de facto. Pero aun estando ausente, Sánchez maneja la intendencia y a los concejales.
Este hecho quedo demostrado con la cuidada y controvertida toma de juramento al jefe comunal. La fecha y hora del acto, es una incógnita.
Ayer, el presidente de la Junta, Héctor Palacios, al ser abordado insistió en que Sánchez juró el sábado 19 de diciembre. Sin embargo, observar las fotografías y el video de aquella noche lleva a concluir que el acto en el que aparece Sánchez, fue otro día, en la sala de sesiones de la Junta y en presencia solo de los concejales. Las versiones que circulan en la comunidad apuntan a que Sánchez vino de Brasil el lunes 21 de diciembre pasado, durante la primera sesión de la Junta Municipal, y cumplió con el acto de rigor.
El 23 de diciembre el abogado Luis Meneses entregó a la Junta una nota de pedido de permiso de Sánchez, por el término de tres meses para “resolver cuestiones particulares”.
Mientras en la Municipalidad la preocupación es el futuro de Chicharõcito, la población sufre la desidia y el abandono de sus autoridades.