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El proyecto de resolución era para sancionar a González Daher con 60 días de suspensión sin goce de sueldo por inconducta, en los términos del artículo 190 de la Constitución, obtuvo 21 votos favorables (necesitaba dos tercios; es decir, 26 votos de 39 presentes).
En tanto, 11 colorados y uno de Unace votaron en contra, mientras que siete senadores se abstuvieron: los cinco del Frente Guasu, Gómez Verlangieri (PLRA) y Jorge Oviedo Matto (Unace). Se registraron además seis ausencias (ver cuadro).
El senador Hugo Richer (FG) planteó antes un proyecto alternativo para conformar una comisión especial para investigar la actuación del Jurado y presentar una conclusión que respaldase la decisión a ser tomada. Sin embargo, esto no fue aceptado y se votó la resolución para sancionar al legislador colorado, con el resultado de que el proyecto fue al archivo. Los senadores hicieron un primer intento para tratar el proyecto de resolución sobre tablas durante la sesión, pero no tuvieron la mayoría necesaria de dos tercios. En esta oportunidad el FG apoyó tratar el castigo a González Daher, pero horas después los luguistas cambiaron de postura. También resultó clave para “salvar” a González Daher la actitud de los liberales llanistas que primero votaron en contra del tratamiento y luego se ausentaron de la sesión.
Los audios
En dos audios divulgados por ABC Cardinal 730 AM se revelan el tráfico de influencias entre el secretario del senador cartista González Daher, Raúl Fernández Lippmann y la fiscala Karina Giménez, por un lado, y con el abogado Carmelo Caballero, por otro lado.
La fiscala promete a Fernández “trancar” un proceso judicial en que está involucrado el dirigente deportivo Ramón González Daher, hermano del senador y actual titular del Jurado, a cambio de su impunidad.
En el segundo audio, Caballero le informa a Fernández Lippmann que fue contratado para intervenir en el juicio de la secta Moon. Fernández comienza a operar para que se le cambie a un fiscal y se obtenga una imputación. Caballero incluso le menciona a Fernández Lippmann que se arma un equipo y le manifiesta que abrirá una cuenta bancaria en el país, supuestamente para recibir sus honorarios profesionales de los litigantes coreanos, pero al mismo tiempo le da a entender que será para pagar la coima a quienes le ayuden a sacar la causa.