Funcionan, por fin, las instituciones o es otra “persecución partidaria”

El Presidente de la República presiona al cartismo por todos los medios más efectivos para obtener la respuesta que conviene a su gobierno. Sacudió el cuerpo del cartismo pero, al mismo tiempo, el del abdismo (Añetete), esto último tal vez para mostrar equilibrio ante el frágil humor colorado cuando se trata de ventilar negociados de sus caudillos –que para ellos tiene sabor a traición–, y más aún cuando eso tiene como secuela la ruptura partidaria.

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¿Qué significa que en el Paraguay caigan prominentes miembros de la narcopolítica como el diputado Ulises Quintana, o patriarcas del tráfico de influencia como González Daher y su familia, o diputados de tradicionales familias coloradas como José María Ibáñez; o se le acose a padrinos de la frontera como el Clan Zacarías? ¿Qué interpretación se debe dar a estos hechos?

¿Significa que funcionan en este país las instituciones, como en estos casos el Ministerio Público, la Seprelad, la Senad, la justicia ordinaria, y que se apliquen artículos constitucionales para arrancar la investidura por mayoría simple? A mi criterio, sería apresurado responder afirmativamente que sí funcionan, tal como lo demanda la ciudadanía.

No me animaría aún a pensar que con el gobierno de Mario Abdo Benítez, por fin, están funcionando las instituciones republicanas y democráticas, pero debo reconocer que este gobierno colorado está pateando el tablero, transgrediendo el código colorado tradicional de protegerse entre correligionarios frente a “la adversidad”. 

Esta manera de gobernar es repudiar el principio de que “el mejor amigo de un colorado es otro colorado”, que como bien sabemos no se aplica en los agresivos tramos electorales de las internas, pero sí fuera de ellos, especialmente en función de gobierno.

Mientras no haya justicia

Pero no es suficiente asociar la no aplicación de este “principio” con el debido funcionamiento de las instituciones, por lo menos mientras no veamos que se haga justicia con los autores y encubridores de la corrupción, el tráfico de influencias, el narcotráfico, el lavado de dinero y otros delitos. Sería el más grave error del Gobierno usar la justicia y otras instituciones para ajustar cuentas partidarias. 

Tengo el presentimiento de que la “tormenta de Santa Rosa” puede ser parada por orden superior, que no constituye precisamente una cuestión institucional, sino todo lo contrario: rémora del pasado. Creo que a pesar de la aparente libertad y garantía con que actúan las instituciones, aún se puede dar un corte abrupto con una orden desde Palacio, siempre y cuando el Presidente considere que están dadas las condiciones para la gobernabilidad y la estabilidad de su gobierno.

Estas condiciones solo puede ofrecerlo o negarlo su partido...en acuerdo o complicidad con otros, razón por la cual el principio del “mejor amigo de un colorado...” puede cambiar a “el peor enemigo de un colorado es otro colorado”.

Entonces se preguntarán los lectores, en especial los colorados, ¿por qué, en vez de “perseguir” a los correligionarios Marito no se dedica a buscar la unidad del partido?, tal como se insinuó luego del breve diálogo Marito-HC. Lo veremos en la siguiente nota. 

Próxima nota: ¿Cómo procesan este dato las instituciones?

ebritez@abc.com.py

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