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El contrato era para la prestación de varios servicios, como levantamiento de alambrados y corral, en los dos módulos que tiene la finca. Martínez a su vez conseguía los peones necesarios para el trabajo. Explicó que durante esos tres años, José Alberto Alderete le pagó siempre en efectivo, en guaraníes o en dólares, que le entregaba en un sobre. “Una vez me tenía que pagar G. 50 millones por ahí y me dio en dólares. Pero después el banco no me agarró algunos billetes porque eran de la serie B. G. 3.500.000 por ahí perdí”, relató Martínez. Asegura que Alderete le quedó debiendo G. 23 millones que él debió conseguir para pagar al personal. Así como a él, a otras personas vinculadas a la estancia “les jodió un montón de plata”, dijo.
El trabajador del establecimiento asegura igualmente que a Juan Ernesto Snead solo lo vieron por el lugar unas dos o tres veces. “Pero Alderete se iba siempre”, detalló.
José Alberto Alderete confirmó que en efecto contrató servicios y pagó por ellos para la creación de Alfa porque, según él, era el administrador. Dijo que como tal recibía un salario de G. 20 millones, que luego aumentó a G. 30 millones. Indicó que su nombre no aparecía en los papeles porque Snead, esposo de una empresaria norteamericana, era el dueño en ese momento.
El director de Itaipú dijo que no puede decir de dónde salieron los fondos para crear la estancia porque él solo administró el dinero de su amigo, con quien siempre trabajó.
Sin embargo, Alderete afirma que hace unos seis o siete meses retiró un préstamo y le compró las acciones de Espartillar a Antonio López Acosta, quedándose con el 20% de la sociedad. Dijo que todo esto consta en las declaraciones juradas suyas y de Snead y que no tienen nada que ocultar ni deben dinero a nadie.