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La ciudadanía tiene la oportunidad de observar varias de esas fotografías que habrían sido motivos para que conocidos clanes de distintas mafias y narcotráficos se sintieran molestos con la labor que desempeñaba Pablo Medina en esa zona del departamento de Canindeyú. Las imágenes informan por sí solas las actividades ilícitas vinculadas al tráfico de drogas y los atropellos que se cometían contra el medio ambiente, entre otros hechos que cobraron notoriedad pública a través del trabajo cotidiano del corresponsal.
Varias personas, especialmente jóvenes, se acercan a observar detenidamente las fotos y a leer las explicaciones y el contexto de cada una de las tomas fotográficas realizadas por Pablo Medina durante su labor como corresponsal. Pablo, junto a Antonia Almada, fueron asesinados el 16 de octubre del 2014.