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Según testigos, los motociclistas eran parientes del intendente Vilmar Acosta: su hermano, dos sobrinos y un pariente del sobrino. Uno de ellos, según se declaró en fiscalía, era Gustavo “Chiqui” Acosta, el mismo sospechado de ser uno de los asesinos de nuestro compañero. El caso nunca fue investigado por el fiscal Néstor Alfredo Cañete.
Hace dos meses, el viernes 1 de agosto de este año, Julián Núñez Benítez salió de su facultad de Contabilidad en Ypejhú. El exintendente de la ciudad y acérrimo rival político de Vilmar “Neneco” Acosta (el intendente marihuanero) subió a su moto azul, anduvo unos metros y de entre las sombras del camino lo interceptaron con dos motos y lo balearon con una escopeta, igual a la utilizada con Pablo Medina. Eran las 21:45 cuando Julián cayó muerto muy cerca de un lugar público, donde varios presenciaron el asesinato pero ninguno testificó en la fiscalía.
Casi cinco horas después de estar tirado en la calle, a las 2:30 la asistente fiscal Patricia Stanley –novia del abogado del intendente de Ypejhú “Neneco” Acosta– hizo el levantamiento de cadáver de Núñez, quien se postulaba nuevamente como candidato a munícipe para el año que viene. En la memoria de los pobladores quedan varios recuerdos de esa noche: Las largas horas del cuerpo desangrándose en la calle, el llanto de su familia, las motos que pasaban mirando casi con sorna lo acontecido y sobre todo, las bombas que sonaron en concierto esa noche. Igual que la noche que asesinaron al periodista Pablo Medina.
La actuación de la fiscalía en este caso fue poco menos que vergonzosa. Pese a que había testigos, no les tomaban la declaración.
Esto solo fue recién después de la intervención del fiscal general cuando se enteró de lo que ocurría.
Los relatos identifican a quienes iban en las motos: En la primera iban Wilson Acosta (hermano del intendente) y Cristino Velázquez (pariente político de Acosta). En la segunda moto iban Vidal Junior Acosta (hermano del intendente) y Gustavo Acosta Gadea (acompañante y sobrino del intendente, ahora prófugo y sospechado de haber matado a Pablo Medina).
Julián Núñez tenía apenas 47 años, era esposo y padre de dos chicos que quedaron huérfanos y tuvieron que huir con su madre de Ypejhú por las amenazas del entorno de Acosta. Había sido intendente de Ypejhú desde el 2006 al 2010 y ya se estaba postulando nuevamente para el año que viene.
En el muro de su Facebook se ve que seguía a Arnoldo Wiens, a Cynthia Tarragó y a Óscar Tuma, orgulloso de ser colorado.
Para nuestro colega Pablo Medina el currículum más importante de Julián no era nada de esto sino de ser el rival político de Vilmar Acosta, “El Padrino” de la zona; Núñez se enteraba antes que muchos de lo que iba a pasar o pasaba en Ypejhú. Y lo compartía siempre.
Según la declaración que obra en la fiscalía, el intendente siempre amenazaba a Julián Núñez a través de Juner Acosta.
El 2 de octubre pasado, un testigo declaró ante el Ministerio Público: “El autor intelectual o quien ordenó la muerte es el propio intendente de Ypejhú, es el señor Vilmar Acosta Marques, apodado Neneco, quien siempre fue su contrario político”, dice la testifical.
Casi al concluir le preguntaron al testigo quién o quiénes tendrían conocimiento de los hechos relatados, a lo que contestó: “Toda la comunidad de Ypejhú sabe, pero por temor a represalia por parte de los Acosta nada quiere hablar”.
De hecho, según la declaración, hay un funcionario municipal de “Neneco”, propietario de un local de billar, cercano a donde se produjo el asesinato, que habría sido quien hizo de campana avisando que Julián Núñez había salido de la facultad.
El hombre, de apellido Franco, habría dado la voz de alerta.
Se supo además que los familiares de Núñez han salido hace tiempo de la zona de Ypejhú espantados por las amenazas y hostigamientos continuados. La fiscalía no avanzó nunca con esta investigación.