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En el año 2010, siendo Miguel Ángel Rojas Barrios fiscal antidrogas de Curuguaty, el corresponsal de nuestro diario Pablo Medina, asesinado por narcotraficantes el 16 de octubre pasado, denunciaba que el cultivo y tráfico de marihuana seguían imparables en el departamento de Canindeyú. Basaba sus publicaciones en datos proveídos por la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad). Medina aseguraba que el combate contra el flagelo resulta infructuoso, debido a la vinculación de policías, influyentes políticos y poderosos financistas que operan desde la clandestinidad.
“Desde hace años, dos bandas de narcotraficantes se enfrentan hasta el exterminio en la fronteriza localidad de Ypejhú, por mantener el liderazgo y predominio del negocio”, indicaba la nota.
Mencionaba que los productores abandonaron los cultivos tradicionales ante las buenas ganancias del cannabis. Las parcelas activas se encuentran localizadas en áreas boscosas de Ka’aguy Porã, Cerro Guy, Americana (Itanará y Ypehû), la reserva de la biósfera del Mbaracayú, Ko’ê Porã (Villa Ygatimí), Brítez Cue (Corpus Christi) y Salto del Guairá.
“Si bien, en teoría el combate resulta constante, los poderosos capos de la droga, Fernandinho Beira Mar y Líder Cabral –ambos recluidos en cárceles de máxima seguridad en Brasil– aún son los principales financistas. En Canindeyú, los dos “patrones” gozan de la protección de altos jefes policiales que prestan servicios estratégicos”, decía.
También mencionaba al intendente Vilmar “Neneco” Acosta como uno de los líderes narcos.
En narices de la fiscalía
Todo el cultivo y tráfico de estupefacientes se desarrollaba en las narices de la fiscalía. Miguel Rojas estuvo al frente de la fiscalía antidrogas cuatro años (2008-2010), y en ese tiempo acumuló 7.127 causas pendientes de investigación. En 2008, 1.491; 1.515 en 2009; 1.784 en 2010; 1.792 en 2011 y 543 en 2012.
Una fuente fidedigna manifestó que pese a existir un importante número de procesos, ninguno incluía a los grandes traficantes de drogas y sus padrinos en la región.
Rojas dejó la fiscalía en el 2012, para ocupar el cargo de juez de Coronel Oviedo.
El magistrado sería protegido político del senador Silvio Ovelar, y amigo personal del juez de Salto del Guairá y también exfiscal de Curuguaty, Ramón Trinidad Zelaya.