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–Es una persecución de los gobiernos de estos dos países vecinos, Argentina y Brasil. Han tratado de todas formas de que Paraguay no participe en las reuniones internacionales, inclusive hasta en la de la FAO en Roma que corresponde a Naciones Unidas.
–La iniciativa fue argentina.
–Pareciera una especie de venganza. No tiene razón de ser. Con ello han revivido la Triple Alianza, que decían que no era en contra del Paraguay, sino de López. Sin embargo, nos robaron una enorme cantidad de territorio y se llevaron todos los archivos y todos los bienes más preciados. Hoy están diciendo la misma cosa. Por haber asumido el Paraguay una postura institucional, estos gobiernos han desatado una persecución, una venganza. Llegaron a tal punto de amenazar a otros países de la región.
–¿Qué salida le ve usted?
–Los países del Mercosur deben aplicar el Artículo 7 de Ushuaia I que dice que una vez comprobado que existe una democracia plena y el ejercicio institucional de la democracia en el país cuestionado, se levanta cualquier sanción. Es la salida más honorable que pueden tener para terminar así de perseguir a un país que tiene el pecado original de ser mediterráneo, como decía el Dr. Juan José Soler. Tenemos que pasar necesariamente por uno de nuestros vecinos para salir al mar, ¡y es vergonzoso cómo nos están tratando! Hablan de democracia y se paran y pisotean, violan el derecho internacional. Ejercen el intervencionismo a ultranza. Desconocen el derecho básico de la no intervención, la igualdad de los estados, la autodeterminación de los pueblos.
–¿Usted qué hubiese hecho de haber manejado la política exterior del país?
–Como jurista, he aconsejado al gobierno ir a (el tribunal de) La Haya para denunciar la violación del Tratado de Asunción y el Protocolo de Ouro Preto (Artículo 37, “Las decisiones de los órganos del Mercosur serán tomadas por consenso y con la presencia de todos los Estados Partes”).
–Franco dice que “va a ser muy caro” y que “va a tardar mucho”.
–No. Yo digo que no es así. Ir a La Haya es algo fundamental para el Paraguay. Estamos en un país arrinconado. Tenemos que demostrar ante el mundo que estos gobiernos del Mercosur han violado tratados firmados. ¿Si cuesta algo ir a La Haya? ¡Pues, que el país lo pague! pero vamos a tener un fallo jurídico. Vamos a demostrarle al presidente del Uruguay, el tupamaro Mujica, que lo político no está por encima de lo jurídico como cree. Es inaceptable.
–¿El Gobierno tiene miedo de meterse en camisa de 11 varas?
–Yo creo que es eso posiblemente. Tenemos que ir a La Haya. En un momento como este tenemos que hacerlo y demostrar la violación del Tratado de Asunción y del Protocolo de Ouro Preto.
–Al parecer, no les importa mucho el Paraguay.
–Fui representante 8 años de Naciones Unidas en Brasilia. He negociado tantas cosas con Itamaraty como jefe de la diplomacia paraguaya o como su representante. Ahora no lo reconozco. No sé qué le ha pasado. No sé si perdió el rumbo.
–O fue reemplazado.
–No me explico cómo esta señora presidenta (Dilma Rousseff) tiene un feroz odio contra del Paraguay. Río Branco, el gran canciller de Brasil, decía que a su país le convenía tener un país próspero y tranquilo como vecino.
–¿Es todo lo contrario?
–Es más. Quieren hundirnos, esa es la verdad. Con Argentina hemos luchado tanto porque ha querido siempre a un Paraguay sometido al que se lo pueda explotar siempre. Yo fui el que alarmó al presidente Stroessner para anular el tratado de unión económica de 1953 que fue un comienzo de anexión. En esa época, Argentina nos ahogaba con dos productos que nos hacía mucha falta: trigo y petróleo.
–¿El actual Gobierno no quiere enfrascarse en un pleito mayor?
–No quiero juzgar los motivos que tenga el Gobierno.
–¿No hay dinamismo en esta Cancillería?
–Puede ser. No puedo juzgar porque no conozco todos los antecedentes, o si hay otro camino que lo están explorando. No sé. Lo que sé es lo que he aconsejado. No conozco otro camino.
–¿Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), qué es, una falacia?
–Para mí es el absurdo internacional más grande el querer integrar la región desde una perspectiva ideológica. Celac es una conjunción del Grupo de Río, que era político, con el del Caribe.
–¿Un Frankestein?
–Con el Caribe es difícil tener la misma posición. Son antiguas colonias europeas. Ellas tienen un tratado que les da enormes facilidades comerciales con Europa.
–Entrar con el pie izquierdo.
–Exactamente. Y fíjese, uno de los principios básicos de Celac es la democracia. Y ahora vamos a ser espectadores de esta falacia, de que Chile, un país democrático, tiene que pasarle la presidencia de Celac al dictador de Cuba.
–A Raúl Castro. Es ir de patas para arriba.
–Absolutamente. Esta no es la Cuba del gran prócer Martí. Esta es la Cuba de los Castro, es la Cuba del paredón. Es la Cuba que continúa violando los derechos humanos, la que tiene más de 90 presos políticos, que tiene un régimen económico totalmente diferente. Un estadista como Sebastián Piñera se presta a pasarle la presidencia a Cuba. Me parece perverso. Yo conocí al padre de Piñera. Lo conocí en París. Era alguien de una inteligencia privilegiada que yo creo que el Presidente heredó del padre.
–Cuba como interlocutor de las democracias de América Latina, donde no figura Paraguay.
–Como le dije. Es una monstruosidad.
–¿A qué atribuye ese silencio cómplice de los demás países para mantener este statu quo?
–No me explico Chile, Perú, Colombia que se queden callados y acepten los dictámenes de estas dos señoras presidentas (Cristina y Dilma). Es algo absurdo.
–Pero también la OEA se desentiende del caso Venezuela.
–Yo conozco bastante a (el secretario general Miguel) Insulza. Hizo pasantía conmigo cuando estuve como representante de Naciones Unidas en Santiago. Él se comportó con el Paraguay como un verdadero secretario general. Formó una comisión. Vino y constató que aquí no había ningún golpe de Estado, que aquí regía la democracia y lo informó al Consejo. Pero con Venezuela no ha hecho nada de eso. Yo creo que Insulza tenía que haber formado la misma comisión para inspeccionar Venezuela. Han violado en forma flagrante la Constitución.
–¿En qué etapa de la Unión Europea estamos nosotros, en la prehistoria?
–Por supuesto. Pero ellos (la unión) comenzaron a entenderse después de 500 años de guerras. En esta región no ha habido guerra, salvo la sociedad que entablaron Argentina y Brasil con el Uruguay para arrasar con el Paraguay. El único país que ha sufrido guerras atroces fue el Paraguay en la Guerra contra la Triple Alianza y en la Guerra contra Bolivia. Es un país de guerreros.
–¿Esta coyuntura no le sugiere una alianza estratégica con una potencia como Estados Unidos, o con Europa, un Israel por ejemplo, entre los países árabes. Esta historia de belicosidad viene de los tiempos de la colonia. Nunca el Paraguay pudo vivir en paz.
–La política exterior del Paraguay es prioritaria. La formación de diplomáticos capaces es fundamental. Necesitamos un cuerpo diplomático bueno, no el “peter principal” (subir a la altura de la incapacidad). Hoy tenemos embajadores que están a la altura de su incapacidad. Necesitamos ocuparnos de la política exterior. Ninguno de los candidatos para el 2013 ha tocado la política exterior.
–¿Usted dice que no ve un ministerio de Relaciones con agallas?
–El canciller ha actuado bien al contestar al canciller Moreno de Chile, porque Moreno está mintiendo, porque hubo un entendimiento de que el Paraguay no iba a ir a la reunión de Celac a cambio de otras cosas.
–¿Qué cosas? ¿La vuelta del embajador?
–La vuelta del embajador y la reapertura del mercado de la carne. Es lo que sospecho.
–Pero en general, ¿no le parece muy tímida la posición de Paraguay?
–Yo pienso que tenemos que ser más firmes y buscar alternativas.
–¿Paraguay no tiene que empezar a buscar amigos, aliados de verdad, también a cambio de algo?
–Tenemos a la OEA y la ONU. Hagámonos sentir en esos foros. En la última discusión en la OEA, el representante paraguayo no existió.
–Sannemann.
–El embajador de Panamá se enfrentó solo a esos pesos pesados de Venezuela y de los países que se declararon enemigos del Paraguay. El embajador de Paraguay tenía que haber salido a apoyar al representante panameño.
–Ni siquiera se lo nombró al Paraguay.
–Pero estuvo presente. El Paraguay debe terminar con estas designaciones por amiguismo, por ser del mismo partido o del entorno del Presidente. Saguier Caballero tuvo un mejor papel. Tenemos que utilizar la diplomacia. Es lo único que tenemos.
–Al Paraguay no le visita nadie ni el Presidente visita a nadie. ¿Es un síntoma de deficiencia en el servicio?
–Exactamente. En la época del presidente Wasmosy, ¡cuántos viajes le organizamos! Fuimos a Davos, en Suiza.
–Esta semana estaban reunidos 40 presidentes.
–Acá no se está moviendo nada. Yo creo que el presidente Franco tendría que haber hecho unos viajes muy importantes.
–Estados Unidos no ha dudado en continuar sus relaciones con el Paraguay. ¿Se ha desaprovechado esa vía?
–Vi que se ha mandado yo creo que un buen embajador (Fernando Pfannl). No tiene mucha experiencia, pero está cerca del gobierno y puede transmitir esas ideas. No vamos a ser nunca un Israel, pero algo se podría conseguir.
–¿Qué depara nuestro futuro próximo? El Gobierno que venga evidentemente va a seguir siendo muy distinto al que quieren Cristina, Dilma y Chávez.
–Necesitamos un verdadero estadista que tenga el consenso de la mayoría, que sea enemigo del populismo.
–¿Tenemos que volver al Mercosur, a Unasur, a Celac?
–Unasur solo nos ha traído dolores de cabeza. En el Mercosur sí tenemos que estar. No quiero anticipar lo que pretendo para el Mercosur.
–¿Y Celac?
–Celac es algo ridículo. Es absolutamente imposible aglutinar a toda Latinoamérica y el Caribe. Tenemos que tener un Mercosur fuerte, profundizándolo antes de ampliarlo.
–Pero lo del ingreso de Venezuela no tiene reversa.
–Sí tiene. Tiene.
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