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El juez de Curuguaty concedió la prórroga a los peritos de la fiscalía que alegaron la complejidad de lo que se debe analizar y extraer en relación a este caso.
Todas las evidencias son el producto de unos 30 allanamientos realizados en relación a este caso por la fiscalía y la Policía Nacional.
El caso actualmente está a cargo de los fiscales Sandra Quiñónez, quien coordina el trabajo con los investigadores desde Asunción, y de Lorenzo Lezcano, fiscal de Salto del Guairá, quien interina la fiscalía de Curuguaty.
El fiscal original de la causa, Néstor Cañete, fue apartado del caso por el titular del Ministerio Público, Javier Díaz Verón, tras las críticas a su gestión en otros casos en los que “Neneco” Acosta aparecía como vinculado.
Mientras que el fiscal antidrogas Christian Roig, también de la zona de Curuguaty, se encuentra en Corea invitado por las autoridades de ese país.
Lo que la fiscalía busca es fortalecer las evidencias que tienen en contra del autor moral Vilmar Acosta Marques, además de los supuestos sicarios Wilson Acota Marques y Flavio Acosta Riveros.
A esta lista se suma Arnaldo Cabrera López, chofer de Vilmar, catalogado como cómplice.
Los cinco cuentan con captura internacional dispuesta por el juez Carlos Martínez.
Pero también el peritaje podría arrojar nuevos sospechosos para el hecho que se registró el pasado 16 de octubre en Villa Ygatimí, que además de la vida de Medina, costó la de Antonia Almada.
Paralelamente, la policía sigue realizando el trabajo de cruce de llamadas e inclusive ayer solicitó a la fiscalía que requiera la autorización judicial de manera a seguir indagando a los sospechosos.
Los investigadores toman como base un universo de comunicación de un mes, hasta que estos teléfonos celulares fueron incautados.
Los celulares corresponden a los de los sospechosos y además de las llamadas se verifican las fotografías que tenían. Por otro lado, los policías realizan el peritaje de las armas incautadas.
Para perpetrar el atentado, los sicarios utilizaron una escopeta y un revólver.
El jefe del departamento de Investigación de Delitos, Gilberto Fleitas, y el responsable de la división Homicidios de esa unidad, César Silguero, son los encargados de la pesquisa de este caso.
Temor a las filtraciones
Las investigaciones por el crimen de Pablo Medina se descentralizaron ante la sospecha de que el clan Acosta tenga infiltrados en la Policía y en el Ministerio Público.
Es por ese motivo que parte de los trabajos investigativos se realizan en Asunción y la otra parte en Curuguaty.
A esto se suma que en la capital del país se encuentran los laboratorios de la fiscalía y de la Policía.