Cargando...
Esta propuesta fue expuesta por la cúpula militar y el ministro de Defensa Roberto González durante una reunión con los legisladores el pasado lunes. El nuevo grupo de inteligencia es el que habría filtrado la información sobre el supuesto plan de atentado contra Duarte Frutos al otro día de la ejecución de dos campesinos en Ypekua por la policía, en el marco de un conflicto entre los productores minifundiarios y los productores de soja. Cierta o no la información, el gran destaque mediático de dicha amenaza ofició como una gran cortina de humo ante la profundización de una crisis desatada en el campo entre las familias campesinas que producen en pequeña escala y los productores de la soja.
Los servicios de inteligencia en este país tienen un nefasto antecedente. En general, se han manejado sobre dos bases: el pyraguereato y los pinchazos telefónicos. Durante el gobierno de Luis González Macchi, cuatro militares de "inteligencia" actuaron a la sombra de una impunidad ostentosa: los mayores Kike Sarubbi (procesado por presunto robo de ametralladora antiaérea en la Fuerza Aérea), Carlos Lugo, Restituto González y el coronel Sócrates Ramírez, estos últimos del Ejército. El pinchazo telefónico estaba a cargo, de acuerdo con nuestros informes, de Lugo y Sarubbi, y era un "deporte" de esta gente escuchar conversaciones privadas que luego eran distribuidas a los medios de acuerdo a los intereses en juego. Con el tiempo incluso traficaron con diversos sectores del mismo poder colorado, expresión del caos general en el que cayó el gobierno de Luis González Macchi. Se convirtieron en incontrolables por la "información disponible". Esta situación habría forzado al actual poder político a sacarse de encima a Sarubbi presentándolo en supuesta flagrancia de robo de una ametralladora. "No había otro modo", nos comenta una fuente interna. Sarubbi incluso se mantuvo como "jefe de inteligencia" de la Fuerza Aérea durante el actual gobierno hasta que una publicación de nuestro diario advirtió esta situación.
Los servicios de inteligencia en este país tienen un nefasto antecedente. En general, se han manejado sobre dos bases: el pyraguereato y los pinchazos telefónicos. Durante el gobierno de Luis González Macchi, cuatro militares de "inteligencia" actuaron a la sombra de una impunidad ostentosa: los mayores Kike Sarubbi (procesado por presunto robo de ametralladora antiaérea en la Fuerza Aérea), Carlos Lugo, Restituto González y el coronel Sócrates Ramírez, estos últimos del Ejército. El pinchazo telefónico estaba a cargo, de acuerdo con nuestros informes, de Lugo y Sarubbi, y era un "deporte" de esta gente escuchar conversaciones privadas que luego eran distribuidas a los medios de acuerdo a los intereses en juego. Con el tiempo incluso traficaron con diversos sectores del mismo poder colorado, expresión del caos general en el que cayó el gobierno de Luis González Macchi. Se convirtieron en incontrolables por la "información disponible". Esta situación habría forzado al actual poder político a sacarse de encima a Sarubbi presentándolo en supuesta flagrancia de robo de una ametralladora. "No había otro modo", nos comenta una fuente interna. Sarubbi incluso se mantuvo como "jefe de inteligencia" de la Fuerza Aérea durante el actual gobierno hasta que una publicación de nuestro diario advirtió esta situación.