Dos sindicalistas que “defienden” a Clínicas, con frondosos antecedentes

Julio Villalba, jefe de seguridad y transporte, y Sara Mongelós, jefa de nutrición del Hospital de Clínicas, ambos sindicalistas que defienden a la claque que maneja la institución, poseen frondosos antecedentes. El primero fue denunciado por carnear ambulancias para el taller de su padre, y la segunda, por robo de carne y pollo. Pese a estos “detalles” son considerados intocables en el cargo.

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Villalba y Mongelós convocaron la semana pasada a una conferencia de prensa para justificar la “buena gestión” de la actual administración del Hospital de Clínicas, encabezada por el decano Aníbal Peris.

Ambos sindicalistas se sintieron ofendidos con las denuncias de desprolijidades administrativas, falta de insumos y la desidia de las autoridades para el buen mantenimiento del edificio del hospital por parte de las autoridades.

Tanto Villalba como Mongelós, a juzgar por las respuestas que daban, conocían con lujo de detalles los procesos de las licitaciones y el manejo del personal dentro de la institución. Ambos son conocidos como los leales a la claque, principalmente a los hermanos Emiliano y Jaime Ibarrola. Emiliano es miembro del consejo directivo de la facultad y el segundo, quien actúa tras bambalinas, fue nombrado como director de admisión de la nueva facultad con sede en Santa Rosa del Aguaray, San Pedro.

Llamativamente, los sindicalistas defensores de la claque son los mismos que en años anteriores fueron denunciados por cometer graves irregularidades y, antes que ser apartados de sus cargos, fueron premiados y están con poder dentro de la institución.

Julio César Villalba Ávalos, actual jefe de transporte y seguridad y secretario general del sindicato de trabajadores del Centro Maternoinfantil, afrontó sumario por denuncias de robo de combustibles.

También estuvo involucrado en un caso de reparación de ambulancias en el taller particular que tiene su padre, donde carneaban los repuestos de los vehículos nuevos para canjearlos por otros.

Además estuvo metido en un caso más reciente de robo de un generador eléctrico del bloque de oftalmología del Centro Maternoinfantil. El hecho se hizo constar en el libro de actas de la guardia, pero, según denuncias, él mismo arrancó la hoja del cuaderno.

Llevaron al guardia de testigo frente al decano, ante quien desmintió el hecho y el caso quedó en la nada. De los archivos se esfumaron los rastros de su sumario por robo de combustible y el caso de las ambulancias.

Robo de carne

Sara Mongelós, jefa del departamento de nutrición, afrontó un sumario en el 2010 por la desaparición de 400 kilos de carne. Del depósito fue sustraído el referido producto sin que fuera violentado el frigorífico, según denuncias. En diciembre del año pasado Clínicas tuvo que incinerar 900 kilos de carne que fue mal apilonada, perdiendo la cadena de frío. La responsable del área era precisamente Mongelós.

El decano Peris había anunciado un sumario que quedó en la nada. Por esta negligencia de la jefa del departamento, el hospital tuvo que disminuir la porción de carne para los pacientes. Pese a estos antecedentes, ambos sindicalistas gozan de la confianza de las autoridades. ¿Por qué? Porque son leales y son los acérrimos defensores de la actual administración.

Ni siquiera pueden pasearse por pasillos

En la Facultad de Medicina-Hospital de Clínicas, desde hace tiempo rige un reglamento interno al cual están sometidos todos los funcionarios de la institución. Tanto los docentes como los funcionarios de la institución no están sujetos a la Ley de la Función Pública, con la tan mentada historia de la “autonomía universitaria”. Las autoridades de la institución utilizan este reglamento interno para castigar a los funcionarios que no están “alineados” o para el que denuncia las irregularidades cometidas tanto dentro del hospital como en la facultad. En uno de sus artículos, por ejemplo, dice que está prohibido “pasearse en los pasillos de la institución sin motivo justificado” (art. 37.2).

Coincidentemente, los funcionarios que permanentemente son sometidos a los sumarios administrativos son, precisamente, los que tienen una postura crítica a la actual administración y en varios casos invocan en su contra el artículo mencionado. El propio vicedecano, Luis Bogado Yinde, aclaró que ellos no están sujetos a la Ley de la Función Pública, por lo que los sumarios se “cocinan” en el consejo directivo. Es más, ese mismo consejo nombra al juez instructor, cuyo informe ni siquiera es vinculante. Existen dos casos puntuales de médicos que en abril de este año fueron sumariados por reclamar la falta de guantes en Urgencias, y hasta la fecha no se define sus casos, cuando que un sumario normal no debe durar más de 60 días.

jtorres@abc.com.py

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