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“Estamos esperando” fue la respuesta del jefe policial sobre los datos que se manejan en relación al uniformado secuestrado por el EPP y que se encuentra cautivo desde el 5 de julio del año pasado. Cuando se le consultó sobre la información que se tenía sobre el posible paradero del agente, solo dijo que “no hay nada”.
Con esta respuesta poco alentadora para la familia del agente policial, se da a entender que la libertad del secuestrado depende de la voluntad y antojo del grupo criminal.
La Fuerza de Tarea Conjunta reforzó la cantidad de personal en el norte del país, pero hasta la fecha no obtuvo resultados. La banda criminal efectúa constantes ataques a comisarías y estancias de la zona.