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Don Roberto Garcete ocupaba tierras chaqueñas desde 1963, cuando sus patrones le concedieron un lugar donde llevar sus 400 cabezas de ganado. Ahí se afincaron, con estancia, cercaron las tierras, tenían potrero, tanque australiano, unas 2.000 cabezas vacunas certificadas por Senacsa, una pista de aterrizaje que certificó Geodesia Militar en la década del 70 y que hasta ahora se ve en Google Earth. Tenían dos retiros, el casco de la estancia, corrales y hasta ganado bufalino.
En diciembre del 2010, cuando aún estaba vivo don Roberto Garcete, aparecieron en la estancia unas máquinas con guardias privados y levantaron antenas para comunicarse por radio. Les permitieron quedarse hasta que se dieron cuenta que aquellos extraños iban decididos a quitarles todo. Así empezó un largo peregrinar que incluyó despojos también a otras cinco familias vecinas, forzadas a firmar documentos casi a punta de armas de fuego. Las cosas llegaron a su extremo máximo la fría mañana del 17 de abril del 2015 cuando en dos camionetas privadas y a punta de pistolas apresaron a parte de la familia y los llevaron en la carrocería, presos. El fiscal Celso Morales, de Concepción, fue uno de los intervinientes que permitió el atropello. El oficial de justicia fue Eugenio Simón Flecha.
El despliegue para los operativos de apriete a la familia Garcete fue épico. Iban en camionetas particulares, usaron aeronaves para llegar hasta el lugar y transportar a los intervinientes.
No tardaron mucho en encontrarse con el entorno del poderoso Óscar González Daher. Su esposa Nélida Chaves de González Daher era la escribana que había constituido algunas de las empresas que se quedaron con las tierras. Su hermana, la abogada Beatriz Chaves (cuñada de González Daher) era no solo abogada en la constitución de sociedades de las firmas sino que, además, participó activamente del proceso judicial que terminó sacando a los Garcete de sus tierras.
Corriendo de los González Daher; corriendo de Bajac
En medio de aprietes judiciales y policiales, la familia pidió auxilio al exministro de la Corte Miguel Óscar Bajac. Este prometió ayudarles; la familia refiere que en su desesperación entregaron gruesas sumas de dinero al exministro a cambio de promesas de justicia y de recuperación de sus tierras.
El despojo del clan González Daher se consumó y la prometida justicia del exministro Bajac nunca llegó. Eso sí, se habría quedado con un dinero que nunca devolvió. La familia describe con detalles la entrega de dinero en la residencia de Bajac; habrían tomado hasta fotos.
Los Garcete refieren que también pidieron ayuda a la senadora Blanca Ovelar y al senador Sixto Pereira, este último llegó a decir a la familia que su contrario era muy poderoso.
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