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Proveniente de una familia humilde, con padres asalariados públicos, el fiscal General del Estado, Francisco Javier Díaz Verón, se convirtió en un afortunado ganadero. Su esposa María Selva Morínigo Vargas, también de modesto origen, exfuncionaria del Fondo Ganadero, a la vez, desarrolló una exitosa receta de la prosperidad durante los años que estuvo en la institución estatal.
Los vecinos recordaron los años en que el fiscal se iba en colectivo a visitar a su entonces novia y actual esposa Selva. Ambos eran de modesto pasar nos confirmaron en el barrio.
Selva se valía de los vecinos para ir al colegio y a la salida, uno de sus hermanos la buscaba en un maltrecho auto modelo Brasilia, móvil en el que retornaba con las compañeras vecinas, a modo de devolver el favor.
En sus inicios en la Función Pública, Díaz Verón era asesor de la Cámara de Diputados, luego pasó al Ministerio de Justicia. Desde fines del 2005 se incorporó al Ministerio Público donde fue fiscal adjunto hasta ser fiscal general en el 2010.
Hasta antes de ser fiscal general del Estado, el sueldo de Díaz Verón era de G. 5,6 millones más bonificaciones. La cifra trepó a G. 14 millones al convertirse en jefe máximo y actualmente su ingreso es de G. 34 millones, según Hacienda.
Según sus declaraciones oficiales, en el 2015, a poco más de 4 años de ser fiscal general, Díaz Verón reportaba la tenencia de 250 cabezas de ganado en el Chaco y Caazapá de la raza Brahman y Nelore. Los conocedores agropecuarios nos dijeron que por lo bajo estos animales cuestan G. 4.000.000 cada uno, es decir sólo en vacunos, el funcionario registró activo de G. 1.000 millones.
El fiscal también declaró que tiene acciones, aunque sin especificar en qué firma.
Cuatro años después de que Díaz Verón se ubicará en el Ministerio Público, su esposa Selva, mientras también era funcionaria pública, registró una millonaria sociedad familiar llamada Lagunitas SA. La firma se constituyó con G. 5.000 millones en abril del 2009. La suegra del fiscal, María Selva Apolonia Vargas, ama de casa, sin registros laborales y con antecedentes por abigeato, emisión de cheques sin fondos, figura como la presidenta de la empresa.
Como vicepresidente de la millonaria sociedad aparece Zenón Morínigo, cuñado de Díaz Verón, que según registros comerciales está lleno de deudas, tiene inhibiciones y arrastra varias demandas.
Lagunitas SA tiene una estancia afincada en 8.000 hectáreas en el distrito de Mariscal Estigarribia. Nuestro diario publicó el año pasado el trámite que hacía la firma ante el Indert para quedarse con un excedente de tierra fiscal de 1.000 hectáreas colindante. La gestión generó dudas sobre la investigación de la fiscalía del negociado de los pozos del ente agrario a cargo del cuestionado Justo Cárdenas. El fiscal se había desmarcado del caso diciendo que el trámite era de la firma de la familia de la esposa, sin embargo él tiene negocios a fines a los mismos.
La esposa del fiscal, además, figura como accionista Salty River SA, firma que inauguró una planta industrial de tratamiento de tripas naturales en la ciudad de Limpio en el 2014. El vicepresidente de la República Juan Afara y el ministro de Industria Gustavo Leite estuvieron presentes.
La esposa del fiscal, en declaraciones oficiales, registró más de mil cabezas de ganado, cajas de ahorro, una de ellas de US$ 55.000.
Llamamos al fiscal para preguntarle, ¿de dónde sacó la plata?, él y su esposa Selva, pero no respondió. Nos comunicamos con su responsable de prensa y tampoco obtuvimos respuesta.